Venezuela
#NosotrasParamos para tomar impulso
por La Internacional Feminista - Capítulo Venezuela
En Venezuela paramos por una diversidad de agendas, las principales son: la defensa de la revolución frente al avance del neoliberalismo imperialista en la región; la denuncia por la sobrecarga de trabajo no reconocido para las mujeres; y la exigencia de mayores garantías para nuestras vidas y nuestra salud.
A pesar de los grandes logros que hemos acumulado en Revolución –como una ley contra la violencia de género que tipifica 21 formas de violencias, entre ellas el femicidio– o el reconocimiento constitucional del trabajo del hogar como actividad económica que genera valor y bienestar, las mujeres en Venezuela seguimos sufriendo múltiples expresiones de violencias machistas, empeoradas aún más en el marco de la embestida política y económica internacional promovida desde los Estados Unidos, la cual trae consigo un bloqueo económico que se traduce en una escasez generalizada de bienes y servicios básicos para la cotidianidad. Para nosotras, esas carencias implican muchas más horas en la búsqueda de alimentos y otros bienes esenciales; así como en el intento de garantizar el sustento cotidiano. También ha significado un aumento vertiginoso de la mortalidad materna por falta de insumos médicos, lo que agrava las complejidades existentes para ejercer la autonomía sobre nuestros cuerpos al ser el aborto totalmente ilegal de facto y ante la gran dificultad que supone acceder a métodos anticonceptivos de manera sistemática.
Como evidencia de lo anterior, para enero de 2018 seguimos por prensa la ocurrencia de 40 femicidios: más de una mujer asesinada por día. Para el 2016, se registraron 756 muertes (según el Ministerio del Poder Popular para la Salud) durante el parto y el puerperio. Segun la compañera Mariana García, de la Red de Información por el Aborto Seguro, “al menos 10% de las muertes maternas en el país ocurren por complicaciones producto de abortos inseguros, sufridos sobretodo por las mujeres más pobres, lo que lo convierte en la tercera causa de mortalidad materna en el país”.
Con esta agenda presente, estamos impulsando diversas acciones para el 8M. Una nos junta a todas: calentar la calle caraqueña con un gran performance feminista que pretende irrumpir en la marcha oficial de mujeres convocada por nuestro gobierno. Gabriela Mari, del colectivo de Timbo al Tambo, una de las ideólogas de esta intervención nos cuenta: “El performance es una invitación a acercarnos, juntarnos, sentirnos, reconocernos en la lucha y en los sueños, en los derechos conquistados y en los que faltan. Un espacio para visibilizar de forma creativa, amorosa y contundente lo que sentimos. Es un grito para decir basta; basta de tantas violencias; y también es un arma para decir con nuestras hermosuras y la hermosura del arte que seguimos vivas.”
Esta juntura se alimenta de mucha historia, pero consiguió un hito en el proceso de construir la delegación venezolana hacia el Encuentro Latinoamericano de Mujeres - ELLA 2017 en Cali, Colombia, en el que participaron casi 200 mujeres de todo el país y que decantó en la épica lograda por más de 80 venezolanas viajando durante 3 días para llevar sus banderas, experiencias y utopías al diálogo regional. Desde entonces, nos hemos mantenido entretejidas en el seno de la Internacional Feminista y su apuesta por co-inspiración regional.
Como plantea la compañera de la Red Araña Feminista Daniela Hinojosa “Venezuela es uno de los países donde la construcción del movimiento feminista comunitario, lo que se llama feminismo popular, ha tenido más fuerza. La declaración del presidente Chávez en 2007 como feminista impulsó muchísimo la formación feminista dentro del país; sin embargo, el reto cultural sigue ahí, el cambio de paradigma de un Estado y una sociedad.”
Porque asumimos ese reto cultural, ese cambio de paradigma necesario y pendiente, en Venezuela paramos para agarrar impulso. Paramos porque somos las mujeres la garantía de la continuidad y radicalidad del proceso bolivariano; somos la posibilidad de una economía comunal y no rentista que reconozca, valore y colectivice el cuidado como trabajo necesario en la reproducción de la vida. Paramos en denuncia de lo que nos duele y desde la convicción de que sólo abrazadas en revolución podemos encarar los retos que aún quedan.
Honduras
Nosotras seremos la excepción
Por: Lucia Ixchíu
Vengo de una familia indígena K’ iche de Totonicapán, Guatemala, uno de los departamento más pobres de país, mi bisabuela Isabel cuenta que de niña fue escondida debajo de la cama por sus padres, para que no fuera a la escuela, pues las ideas en la época de su niñez, era que la niñas estaban para atender la casa y la familia y no para estudiar y para nuestra triste realidad actual, esas ideas no cambiado mucho.
Mi abuela Juana, fue casada sin su consentimiento con un hombre que la vio en la calle y pidió casarse con ella, el papa de Juana dispuso que era buena idea entregar casi en calidad de regalo a mi abuela y pues el resto de la historia acabo en las mil y una historias dolorosas de permanente violencia contra ella y sus hijos e hijas en un matrimonio de terror, que acabo en una separación dolorosa que lleno de culpa a Juana.
La idea de que las mujeres indígenas nos organicemos es algo muy complicado porque nos vemos atravesadas por el machismo estructural que no es solo cuestión de los pueblos indígenas sino de todo lo que nos rodea de manera sistémica, económica y política.
Venimos de un pasado de permanente lucha, de mujeres monolingües analfabetas, comerciantes, empleadas domésticas, cocineras, lavanderas, que abrieron brechas inimaginables para nosotras, para que en la actualidad tengamos otros accesos y facilidades como mujeres indígenas, sin duda que ellas nos abrieron el camino para poder hoy, construir desde el reconocimiento de nuestros privilegios y en mi casa mujer indígena urbana que tuve zapatos, comida y educación hasta el nivel académico universitario, que me han permitido construir y conocer otras cosas.
Papá y sobre todo mamá me enseñaron en casa que las mujeres podemos hacer de todo, o casi todo lo que nos propongamos, de niña fui estimulada y nunca censurada por mi condición de mujer, algo que no vivieron mis tías, mis abuelas y mi propia mamá, siempre he pensado que mi papá y mi mamá se juntaron para romper paradigmas y reglas establecidas.
Cuando fui niña en la escuela preprimaria habían actividades ya con roles asignados para las niñas y niños, desconozco la razón del porque rechace rotundamente la imposición de que la niñas éramos buenas para ser bailarinas o partes de la banda de la escuela y pedí se me asignara con niños para hacer el Karate, sin duda cause un revuelo en la escuela y dicha petición me fue negada, hasta que un profesor me apoyo y dijo que debían de respetar mi decisión de hacer karate.
Salimos a la calle en un desfile escolar por parte de la escuela, y recuerdo haber sido parte de burlas y señalamientos en el pueblo por haber ido en el lugar que les correspondía a los hombres, mi mamá camino conmigo y me dijo que ignorara a la gente, y se siguiera caminando y así lo hice, hasta la fecha. Lamentablemente esta no es la historia de cientos de niñas indígenas de mi pueblo, muchas que a la fecha siguen siendo casadas, mismas que no las dejan estudiar, que son abusadas en casa y eso que no hablamos y hacemos el análisis desde como el sistema y estado nos excluye de manera racista sistémica como mujeres indígenas, negándonos accesos elementales de vida y desarrollo de la misma.
Y aun con estas historias de terror, hay muchas mujeres indígenas en los rincones de este país luchando por cambiar estas realidades en sus comunidades, que han tomados las radios y medios comunitarios y están haciendo sus servicios comunitarios en las comunidades cumpliendo roles en todos los niveles de la construcción comunitaria.
Andrea, mi hermana, decidió romper silencio y nos convocó a mí y a otras mujeres de edad muy similares e historias parecidas algunas más difíciles que otras. Nos reunimos para romper el silencio, para buscar cómo organizarnos entre nosotras, para hablar de los cambios y retos que tenemos como mujeres indígenas del municipio, hablamos de cómo nos vemos y cómo vemos a la comunidad, entre todas pensamos y coincidimos en usar el 8 de marzo como una excusa que nos articula, que sin duda no pierde la importancia de conmemorar ese día, pero buscamos ir más lejos.
En Totonicapán el 8 de marzo pasa desapercibido o es mal interpretado diciendo que ese es un día para felicitar a la mujer, y todas en nuestro encuentro manifestamos que ese día es de conmemoración y lucha y no de felicitación. Una de las mujeres dijo estar presente por ella y su hija, pues desea que ella no repita su historia, todas las presentes manifestamos están ahí por nuestras abuelas, por nuestras hermanas, por nuestras madres, primar, pues muchas de ellas no han tenido opción de elegir qué hacer con sus vidas.
Hablamos de las violencias que nos duelen, que vivimos, de los femicidios, de los casamientos de niñas, de la masacre reciente de las 56 niñas del Hogar Seguro Virgen de la Asunción en la ciudad de Guatemala. Reconocimos los aportes que las mujeres han hecho a la comunidad en todos sus niveles y eso nos dio esperanza.
Tenemos muchas dificultades y muchos retos pues el machismo sistémico en nuestros pueblos esta enraizado, por eso vamos a salir, vamos a parar para buscar cambiar esas realidades, por buscar acercarnos más en la calles, en los barrios, en las colonias, en las cuadras, para generar espacios de información y apoyo entre nosotras.
Las calles y las escuelas son nuestras. Jamás nos imaginamos que las pláticas y asambleas que tuvimos por fin dejaran de ser solo palabras para convertirse, en hermosas realidades, que buscan, cambios para nosotras, buscamos sembrar semilla, para que cuando estas niñas crezcan, la cosecha será para ellas y muchas mujeres más. Con el pasar de los días, los caminos y coordinaciones entre nosotras siguieron fluyendo, con mucho esfuerzos de varias mujeres increíbles, se llevaron a cabo ya dos talleres para niñas de escuelas públicas, buscamos empezar a tocar cosas primigenias y muy elementales de nosotras las mujeres, pues sabemos que con eso se empieza, que esos pequeños pasos siembran una semilla.Espacios para que las niñas tomen los micrófonos y se expresen, espacios para que las niñas puedan ser niñas y pinten las paredes, espacios de diálogos para disputar la ideas impuestas sobre los roles que nos han sido impuestos como mujeres, espacios para soñar, es lo que se está tratando de construir, desde nuestros saberes como mujeres, donde quizás no tengamos todas las respuestas, pero estamos en ellas.
Cientos de niñas escucharon lo que se pudo compartir en el taller, en ese intercambio donde no se ha buscado imponer ideas, sino que las niñas las vayan construyendo esas ideas sobre ellas mismas, esto es algo que apenas empieza, seguimos teniendo el reto de salir a las calles, por el momento es un sueño hermoso que esperamos se pueda realizar. Y acá están ustedes para acompañarnos en este camino, para estar al pendiente de nuestras noticias, en este pequeño lugar Centroamericano llamado, Totonicapán, Guatemala, donde un fueguito muy pequeño quizás una chispita ha despertado y se niega con volver a apagarse, contra todo pronóstico y huracán, sigue y seguirá vivo mientras nuestros corazones siga latiendo.
¡Ni una menos, vivas nos queremos!
Austria
100 años,100.000 firmas
Por Natalia Hurst
A una semana del 2018M en Viena, con -10 grados y una ola de frío polar, la calle está resbalosa y congelada, pero la escena del feminismo local está bastante caliente y firme. El feminismo en Austria cumple 100 años. Atravesado por debates internos, organizaciones nuevas y la difusión del Petitorio Popular de las Mujeres (Frauenvolksbegehren 2.0), los feminismos y sus activistas de diversas proveniencias se preparan para hacerse escuchar en el Día Internacional de la Mujer.
Reclaman por la igualdad de oportunidades y por la brecha salarial de género, del 22%, una de las más altas de la comunidad europea. Reclaman al nuevo gobierno que ha reducido el Ministerio de la Mujer a una Secretaría. La alianza entre los conservadores y la ultra-derecha vinculada a los neonazis, ya recortó, en algunos casos totalmente, los subsidios a OnGs feministas y a refugios para mujeres. Sebastian Kurz (31-Partido Popular (ÖVP), es el canciller más joven del mundo, sin embargo, las soluciones que trae su gabinete atrasan. A la propuesta de endurecer las penas para los delitos sexuales, responden las mujeres, „no queremos más penalización, queremos más educación y prevención. No a los recortes”. Frente a éstas medidas, el petitorio popular de las mujeres 2.0 lleva ya 100.000 firmas y continúa sumando, para ser presentado el 12 de marzo ante el Parlamento.
Sonja Schwartz, activista de OBRA (One Billion Rising Austria) nos cuenta: “Creo que este Petitorio es muy importante. (…) La desvalorización del trabajo es especialmente significativa en el marco de las mujeres con responsabilidades sociales en tareas de cuidados de ninos, ancianos y enfermos. En cuanto a la violencia hacia las mujeres, es relevante ya sea física o a través de los medios de comunicación, donde todavía se sigue hablando del „sexo débil” (…). A raíz de mi trabajo como psicoterapeuta de trastornos alimentarios, continuamente estoy confrontando la imagen que las mujeres tienen de sí mismas. La larga opresión de la sociedad patriarcal y las diversas experiencias de violencia, hacen que muchas mujeres hayan internalizado esto de tal forma, que alinean esa violencia contra sí mismas. Tenemos que liberarnos de que nuestra imagen sea para satisfacer los deseos masculinos. Por esto vale la pena marchar. Con OBRA asistiremos a las dos marchas porque no queremos estar sólo de un lado” .
Desde el pasado 8M2017 se realizan dos marchas en Viena. A la convocatoria ya tradicional, establecida por el Centro de Mujeres, Muchachas y Lesbianas (Frauen, Mädchen und Lesben Zentrum FZ) desde hace 40 años, se le sumó otra propuesta. La organización reciente “Volvamos a tomar las calles” (Take Back The Streets TBTS), convocó a otra marcha haciendo hincapié en la inclusión de las femeneidades trans y los derechos de las trabajadoras sexuales.
Entre las novedades que llegaron con el Primer Paro Internacional de Mujeres 2017, también se cuenta la aparición de las “Abuelas contra la Derecha” (Omas gegen Recht) y de “Ni Una Menos” en Austria:
“Pudimos exponer en la marcha del año pasado gracias a la colaboración de TBTS y de LEFÖ (Latinoamericanas Emigradas en Austria). Esta organización es referente en cuanto a derechos de las mujeres migrantes, desde hace 30 años. Fundada por una argentina exiliada de la dictadura los ´70, Cristina Boidi, LEFÖ recibe hoy migrantes residentes en Austria de muchos países, desde refugiadas a mujeres rescatadas de la trata de personas, desde cursos de alemán hasta asesoría psicológica. Era natural que Ni Una Menos aterrizara aquí de la mano de LEFÖ. Creemos que es importante abrir la discusión sobre la introducción del término “feminicidio” como figura legal y en los medios de comunicación en Austria. También reivindicar la lucha de las mujeres latinoamericanas en su diversidad y visbilizar que la violencia se expresa no solo en querer decidir sobre nuestros cuerpos, sino también sobre nuestros recursos naturales y nuestras tierras,. La descolonización del feminismo es hoy imprescindible. Este 2018M marchamos al son de los tambores, para empoderarnos y honrar nuestra identidad”, cuentan las compañeras de Argentina, Colombia, Perú y México.
El “Anillo Austriaco de Mujeres” (Österreichischen FrauenRing),creado en 1969, es una organización que agrupa a las asociaciones de mujeres en Austria. Incluye representantes de los partidos, organizaciones de mujeres de los sindicatos y asociaciones profesionales, las iglesias católica y protestante, grupos autónomos de mujeres y organizaciones de mujeres independientes. Con más de 40 organizaciones miembros, el ÖFR representa indirectamente a un millón de mujeres.