El ministerio de Finanzas, a cargo de Luis Caputo, emitió ayer bonos por casi 60 mil millones de pesos, cifra equivalente a 3 mil millones de dólares. Con esta colocación, el Gobierno suma unos 15 mil millones de dólares de nueva deuda emitida en los primeros dos meses del año, un monto que representa la cuarta parte de las reservas internacionales del Banco Central. Se alcanzó así la mitad de la colocación de deuda planeada para todo el año de 30 mil millones. Estos nuevos bonos tendrán vencimiento en 2020 y en 2023 y ajustarán por inflación. El ministro Caputo ya había realizado a inicio de febrero una colocación similar de instrumentos con cláusula gatillo, lo cual le había permitido embolsar otros 70 mil millones de pesos.
El equipo económico juega en las primeras ligas de la deuda, según lo definió Marcos Peña, el jefe de Gabinete. Y destacó principalmente la labor de Caputo. “Es de las 10 ó 15 personas más talentosas que existen en el mundo en el tema de las finanzas. Jugaba la Champions League, no jugaba en Aldosivi, no jugaba en la B. Y deja todo por venir a jugársela por su país”, afirmó Peña. Lo trató como un verdadero patriota pese a que el avance de la deuda externa no resulta claro que haya beneficiado a la gente, pero sí trajo importantes ganancias para los inversores del mundo.
Los bonos a 2020 sumaron nueva deuda por 30 mil millones de pesos. Estos títulos, que se denominaron Bonos de la Nación Argentina 2020, recibieron órdenes de compra por 68 mil millones de pesos, de los cuales se adjudicó menos de la mitad. El precio de corte fue de 1015 pesos por cada 1000 pesos de valor nominal. Este bono tiene incluida una cláusula gatillo. Se paga una tasa de interés del 1,6 por ciento mensual en pesos pero si la inflación es mayor respecto de lo planificado, el inversor recibirá sus pagos ajustados a la inflación más una tasa de 4 puntos porcentuales.
El especulador financiero, con este mecanismo de indexación, tendrá asegurada su inversión contra la suba de los precios en el mercado interno. El Gobierno le está garantizando un mecanismo de resguardo contra el proceso inflacionario pero le niega esta herramienta a los sindicatos. Este año hubo una orden oficial para que los gremios no incluyan en sus paritarias la firma de cláusula gatillo y únicamente hubo acuerdos de revisión, que no aseguran compensaciones posteriores.
En lo que refiere al bono con vencimiento en 2023, se recibieron órdenes de compra por 29 mil millones de pesos, de los cuales fueron adjudicados 28,3 mil millones. El precio de corte fue de 992,5 pesos por cada 1000 pesos de valor nominal. El título, que se denominó Boncer 2023, también resguarda su patrimonio contra la inflación, al ajustar por un coeficiente que sigue el movimiento de los precios (el coeficiente CER). Se le ofrece a los inversores además un extra de 4 por ciento.
El Gobierno había comenzado en febrero a emitir en grandes cantidades bonos en moneda local atados a la inflación. Se colocaron este año unos 70 mil millones de pesos en un título con cláusula gatillo, en donde aseguradoras y grandes fondos del exterior fueron los principales compradores. De cierta forma, en el Ministerio de Finanzas se empezaron a encargar de desactivar la bomba de tiempo de las Lebac del Banco Central, al ofrecer estos títulos ajustados y reducir el stock de letras de la autoridad monetaria. En la última licitación de Lebac, por caso, el Central no consiguió renovar unos 80 mil millones de pesos. Parte de esos fondos se desviaron a inversiones alternativas entre las que figuran los bonos en pesos atados a la inflación.
Los bonos en pesos del Gobierno, que se indexan en base a la suba de los precios, comienzan a ser una buena opción para inversores que consideran que la Argentina está muy expuesta a un shock externo. La suba de la tasa de interés de Estados Unidos hizo a principios de febrero un estrago sobre el precio de los activos financieros en el mercado interno y los bonos emitidos en moneda que más caída registraron en la región fueron los argentinos.