El presidente Mauricio Macri inauguró en el Congreso el 136º período de sesiones ordinarias y en su discurso defendió “el camino del gradualismo” en materia económica, prometió “dejar de endeudarnos” y, sin referirse al ajuste de dos años continuos, aseguró que “lo peor ya pasó”. También se defendió a él mismo y a sus funcionarios vinculados a cuentas offshore al asegurar que “no estamos acá para beneficiarnos” y, para calmar la tensión con los sindicatos, no mencionó la polémica reforma laboral. Además, ratificó su fuerte defensa al cuestionado accionar de las fuerzas de seguridad y anunció la creación de un parque nacional en terrenos del ex campo de concentración de Campo de Mayo. Casi al final, no pudo evitar referirse a la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo, un tema que cobró fuerza en los últimos días, y dejó clara su postura antiabortista: “Estoy a favor de la vida, pero también de los debates maduros.”
El Presidente llegó al Congreso luego del tradicional recorrido desde Casa de Gobierno por Avenida de Mayo, que en esta oportunidad estuvo fuertemente vallada para contener a la multitud de apoyo que por tercera vez consecutiva faltó. Subió por la explanada principal, firmó los libros de ingreso acompañado por la vicepresidenta Gabriela Michetti y entró al recinto de la Cámara de Diputados, donde lo esperaba la Asamblea Legislativa.
"Antes de empezar vamos a homenajear a los 44 tripulantes del ARA San Juan”, dijo en referencia a las víctimas de la nave desaparecida desde el 15 de noviembre pasado, cuya búsqueda con vida fue concluida por el gobierno nacional a pesar de que los familiares pidieron que se continuara. “Seguiremos haciendo todo lo que esté a nuestro alcance para encontrarlos”, dijo el mandatario.
Luego de esto, Macri repartió “gracias” por todas partes. “Gracias por comprender que este es un esfuerzo que hacemos entre todos, trabajando juntos”, dijo retomando su slogan de campaña. También agradeció por aceptar “la verdad, aunque a veces incomode”. “Las cosas llevan tiempo”, explicó y pidió “comprometerse con el diálogo”.
“Lo peor ya pasó”, dijo ante el aplauso de los propios. Lo mismo había dicho el año pasado, y antes también, cuando anunció la lluvia de inversiones. “Ahora vienen los años en que vamos a crecer” y “ver los frutos” continuos de estos dos años de ajustes y de caída de la mayoría de los principales sectores productivos, agregó.
También salió al cruce de “los que nos critican por ir demasiado lento y de los que nos critican por ir demasiado rápido”. Los primeros, dijo, nos piden un shock de ajuste. Yo les digo que acá vinimos a reducir la pobreza”. A los segundos los cuestionó por “pedir que nada cambie”. “Elegimos el cambio del gradualismo para que todos estemos unidos por el esfuerzo”, subrayó y prometió cumplir las “metas de bajar la inflación y el déficit” fiscal. También prometió que “vamos a dejar de endeudarnos” y “convertirnos en un país confiable”. Para ello, pidió, “hay que evitar diagnósticos apocalípticos”.
En materia económica también aseguró que “la inversión creció un 11 por ciento y aumenta”. Mencionó un “record en la venta de cemento, de autos, de turismo y en vuelos de pasajeros”; en su mayoría, posibilidades a las que no acceden las clases más postergadas. “Toda esta actividad está generando trabajo. Los salarios le ganaron a la inflación”, postuló.
Sin mencionar las acusaciones en su contra por ser parte de empresas offshore reveladas en los Panamá Papers, ni las de su ministro de Finanzas, Nicolás Caputo, ni las del funcionario renunciado Valentín Díaz Guilligan por tener empresas y cuentas en paraísos fiscales, Macri dijo que “los funcionarios no estamos acá para beneficiarnos”. Aseveró que trabaja con funcionarios con un “alto compromiso ético” y que aboga por un Estado “transparente, que muestra cómo gasta su plata”-
En este sentido, pidió la sanción de la Ley de Integridad Pública, que ya tiene media sanción del Senado y ofreció que se le agreguen las reformas “que ya implementamos y las otras que surjan en el Congreso”. También pidió al Congreso “que tenga la prioridad” de sancionar la Ley de Financiamiento Productivo. Al respecto remarcó el lineamiento de su política, que lleva el mismo slogan que el mentado “déficit cero” puesto en marcha por el ex ministro de Economía Domingo Cavallo durante el gobierno de Fernando De la Rúa: “No podemos gastar más de las que tenemos”, dijo Macri y elogió “los acuerdos” a los que llegó con los gobernadores para “ordenar la relación” entre Nación y provincias.
Aseguró que “la inflación está bajando”. “No solo queremos bajarla. Queremos que nunca más sea un instrumento de la política como lo ha sido durante más de 70 años”.
Todas esas supuestas transformaciones que durante estos dos años se hicieron a costas del desmantelamiento del Estado “están hecha sobre bases firmes y va a durar para toda la vida”, aseguró Macri y, ante el aplauso de los diputados y senadores oficialistas, celebró ser “parte de la generación que está cambiando la Argentina para siempre”.
Por último, pidió “a los que piensan distintos, que lo que estamos proponiendo tiene absoluta buena fe” y que las cosas por ese camino “pueden funcionar”. “Los argentinos unidos somos imparables”, exclamó y “con esta idea en la cabeza y ese sentimiento en el corazón”, concluyó su discurso.