La Justicia de Rosario les dejó algo de alivio ayer a los padres de Chiara Páez, la adolescente asesinada por su ex novio en Rufino, en mayo de 2015. Luego de escuchar la confirmación de la condena a 21 años y medio para el imputado, la emoción invadió a Fabio y a Verónica. A poco de cumplirse tres años del brutal femicidio que movilizó la primera marcha que gritó Ni Una Menos, y a días de la huelga que sacará a miles las mujeres a la calle ‑este 8 de marzo‑, Fabio Paez se esperanzó: "Espero que esta pena sirva para no seguir animando a varones a matar mujeres, como está pasando". Los camaristas también advirtieron el contexto social y político que pone en agenda la problemática: "Estamos frente a un caso que compromete obligaciones asumidas por el Estado argentino frente a la comunidad internacional, que lo haría pasible de responsabilidades si lo desconociéramos, tanto si no fuera sancionado, como si se invisibilizara la problemática de la violencia contra la mujer".

El femicidio de la chica que tenía 14 años y un embarazo de pocas semanas, cuando fue atacada por su ex novio, de 17, llegó en diciembre pasado a la Cámara de Apelaciones. Manuel Mansilla fue condenado en primera instancia, en un fallo que consideró el hecho como "espeluznante", en septiembre pasado.

Antes de entrar a la sala de audiencias a escuchar la decisión del Tribunal, Fabio y Verónica estaban nerviosos y recordaron que cada instancia judicial los sensibiliza; sobre todo ante el temor de que la Justicia les diera la espalda con un revés en la causa, ya que la defensa del joven pidió la pena mínima, por tratarse de una persona que era menor de edad al momento del delito.

En su fallo, los camaristas Carolina Hernández, José Luis Mascali y Alfredo Ivaldi Artacho, no anduvieron con rodeos: "Nuevas circunstancias imponen analizar el caso teniendo en cuenta que se trata de un femicidio; es decir, un ilícito perpetrado en un contexto de violencia contra la mujer, por su condición de tal, que reconoce una protección privilegiada en nuestro ordenamiento". Por ello, enmarcaron el caso en la figura de "homicidio agravado por femicidio", en el cual "la víctima es acometida por su condición de mujer". Y sumaron que en el hecho la víctima es "particular" ya que "el Estado argentino se ha comprometido de una manera privilegiada y por dos vías: su condición de mujer y su condición de menor de edad".

La noche que desapareció, Chiara "se reunió con sus amigas y a las doce fue a encontrarse con Manuel, aunque formalmente ya no estaban de novios. Fueron a su casa y estuvieron en el galpón ubicado en el patio. Su voluntad (ante el reciente embarazo que cursaba), al principio, era no dar a luz; y las intenciones de Manuel iban en idéntico sentido". Al parecer, Chiara insinuó cambiar de idea. Manuel "la tomó, con una mano, del cuello; y con otra mano, de la cabeza, para comenzar a golpearla contra el suelo y contra la mesa de trabajo del galpón abierto. Así, hasta que la chica dejó de mover sus piernas", revela el fallo de primera instancia. Finalmente, la chica fue hallada bajo tierra, en el patio de la casa.

Una investigación paralela analiza el comportamiento de los adultos, familiares del acusado, ante la sospecha de su participación. "Insistimos con que no lo hizo solo", recordó Fabio ayer.

Los jueces tuvieron en cuenta que "luego de perpetrar el hecho, el imputado manipuló el celular de la víctima enviando mensajes haciéndose pasar por ella para despistar su búsqueda; generando y profundizando el estado de incertidumbre y zozobra entre sus padres, familiares y amigos por la desaparición" de Chiara.