Ignacio "Ojito" Actis Caporale fue imputado ayer como jefe organizador de una banda proveedora de estupefacientes en la zona norte y seguirá preso. En la causa hay otras nueve personas imputadas, entre ellas, su padre. Excepto él, todos transitan el proceso en libertad. Ayer, el también apodado "Nacho" negó la acusación ante el juez federal Nº 4, Marcelo Bailaque, y el fiscal Mario Gambacorta, en la causa que lleva cuatro años. "No soy jefe de nada. No tengo nada que ver con que lo que se me acusa", aseguró. Además, cuestionó que lo hayan calificado como prófugo, ya que en 2014 presentó un escrito para pedir garantías de libertad si se presentaba a declarar; pero el planteo fue rechazado por el juzgado y por la Cámara, por lo que actualmente está en la Corte Nacional.

Si bien la causa contra Ojito y otras nueve personas comenzó en 2012, este diario pudo saber que recién en junio de 2014 se formalizó el pedido de llamado a indagatoria en su contra. Durante dos años la citación, o pedido de detención, no estuvo vigente ya que el juzgado envió el pedido a otro organismo, cuando la vía correcta es el Boletín Oficial de la Nación.

En aquel momento, el abogado Walter Fidalgo, de Buenos Aires, presentó un escrito de Ojito, "por derecho propio" (es decir, firmado por él), en el que hacía saber que pretendía presentarse, pero pidió una exención de prisión. Esa solicitud fue rechazada por Bailaque por supuesta extemporaneidad. Ojito apeló y la Cámara le dio la razón sobre la presentación a tiempo, pero rechazó el recurso por peligro de fuga. Ante ello, la cuestión llegó a Casación --donde además recusó al Tribunal porque ya preopinó al tratar el caso de su padre y otro imputado en el expediente--, donde el planteo fue rechazado in límine. Desde entonces, fue en queja a la Corte, y espera resolución.

Ojito sostuvo en su defensa que no estuvo prófugo, porque antes de 2014 no lo estaban buscando, ya que no había un pedido oficial de llamado a indagatoria. Al parecer, sin ello "no se pude decretar la rebeldía", según confió una fuente a este diario. Luego de esa fecha pidió garantías para presentarse, que están siendo analizadas por el máximo tribunal nacional.

Sin embargo, fue un llamado anónimo el que terminó dando datos sobre dónde estaba el joven de 28 años. Así, el domingo pasado, alrededor de las 10, fue detenido por la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) cuando se disponía a participar de una carrera de autos, bajo el seudónimo de Alex Aqua, en el Bajo Flores.

En los pasillos del Tribunal de Oroño al 900 circuló que Ojito proviene de una "buena familia". Incluso desde su círculo plantearon que están todos muy tristes con la situación, y aseguraron que "se están diciendo cosas que no son". Nacho-Ojito estuvo acompañado ayer por su abogado y por su madre. En la audiencia de imputación, pidió que no lo trasladen a las cárceles de Piñero ni de Marcos Paz, porque considera que allí podría correr riesgos su integridad física.

La causa en la que Ojito quedó como principal acusado y único detenido --porque a los demás se les vencieron los plazos de detención-- se conoció el 26 de septiembre de 2012, tras los operativos en los que fueron detenidos miembros de la red. Desde aquel momento, estaba apuntado como el proveedor de la droga que vendía Norma "La Tata" López, en una veintena de bunkers en la zona norte. Aquel día, se hicieron 14 allanamientos: 11, en Rosario; dos, en Capital Federal; y otro, en Santo Tomé. En los procedimientos se secuestraron cuatro kilos de cocaína de máxima pureza, tres kilos de marihuana, 400 pastillas de éxtasis, 40 troqueles de LSD, dosis de ketamina, seis autos de alta gama, ocho armas y 250 mil pesos en efectivo. Además, fueron detenidas nueve personas, incluido Jorge, padre de Ojito.

Nacho estaba volviendo de Bogotá con su entonces novia --una promotora rosarina--, pero ella llegó sola a Ezeiza. El vuelo hizo una parada en Lima (Perú) y allí el joven recibió un llamado de advertencia por el operativo. Luego se supo que ingresó al país por Uruguay.

Un año después, se captó una conversación telefónica en la que los investigadores advirtieron que iría a Retiro a buscar a su novia. Cuando lo vieron, uno de los policías dio la voz de alto y Ojito corrió hasta desaparecer.