Juan Martín Del Potro dijo que el intento de alcanzar el número uno del ranking mundial podría ser la “última locura de mi carrera” y que su objetivo es “generarles un quilombo a los de arriba”. La Torre de Tandil hizo estas afirmaciones ayer, durante la conferencia de prensa en la que presentó las dos exhibiciones que jugará contra el español David Ferrer: el 27 de diciembre en Pilar y el 28 en Mar del Plata.

“El número uno era un sueño de chico. Estuve cerca algunos años, cuando estaba cuatro o cinco, pero tenía arriba a cuatro de los mejores jugadores de la historia. Hoy no sé si puede ser un objetivo real y concreto. Hoy el ranking para mí no es una preocupación”, agregó el tandilense en el Hotel Intercontinental.

Otro de los puntos salientes de las declaraciones formuladas por Delpo fue el referido a su presencia en la serie de Copa Davis frente a Italia, en febrero, y también su participación en el inminente Abierto de Australia. “Para la serie contra Italia falta, pero a la vez no tanto, y va a ser en polvo de ladrillo, y esa es una superficie que a mí me cuesta”, analizó el número uno de Argentina, quien puso énfasis en resaltar que aún no definió su calendario para 2017: “Tampoco los chicos (el resto del equipo) saben qué van a hacer. Si me decís otra vez de ir a jugar, y la tensión, y ganar, digo paremos un poco y disfrutemos esto. Cuando estemos un poco más tranquilos y en familia vamos a elegir mejor nuestro calendario”. 

Del Potro ya retomó los entrenamientos, aunque sigue sin coach. “Yo lo que necesito es tener a alguien para ponerme bien físicamente y así poder aguantar todo el año. Para Australia quedan quince días y a ese objetivo no lo lograría. Estamos analizando cuál es la prioridad. Si el tenis me esperó dos años, Australia me puede esperar uno más. Pero también es un torneo en el que si te va bien podés crecer mucho y pelear cosas importantes. Estoy ahí, con sensaciones encontradas”, explicó la Torre.

A contramano de la enorme mayoría de los jugadores del circuito, el tandilense tuvo acaso su mejor año como tenista sin un entrenador, y por eso duda en contratar a alguien.  “No se bien qué voy a hacer. Ir en busca de un entrenador después de haber tenido mi mejor año sin uno es difícil”, agregó. “Hace un año estaba en Tandil, sin saber cuándo podría volver a jugar al tenis porque no tenía el alta médica. A la hora de brindar soñaba con volver a jugar. Conviví con la incertidumbre, pero los deseos que pedí en las fiestas se cumplieron. Ahora no se qué voy a pedir”, agregó.

El tandilense contó que “todavía cuesta entender y hasta disfrutar” la consagración histórica en Zagreb. “Fue todo impensado. No me sentí ni más ni menos importante, todos fuimos creciendo. Además teníamos un gran capitán (Orsanic)”, destacó. Y se detuvo en la conquista de la Copa Davis: “Esta es una oportunidad que debe aprovechar la gente que tiene que hacer crecer al tenis. Puede ser un trampolín si los dirigentes aprovechan. La dirigencia está abierta a escuchar y aprender. Un centro nacional de alto rendimiento sería algo muy bueno. Sería único e histórico si se consigue”. “Hay que aprovechar para que este logro sea el impulso que faltaba para que el tenis argentino llegue a la elite”, concluyó.