El atentado en el mercado de Navidad de Berlín golpeó no sólo a los alemanes, que desde hacía tiempo temían que algo así sucediera, sino también a la canciller Angela Merkel, criticada desde hace meses por su política de refugiados de puertas abiertas.
A finales de noviembre ya auguró que las elecciones generales del próximo año serían las más difíciles a las que hubiera tenido que concurrir. Sin embargo, su presagio sobre la que será su cuarta candidatura se convirtió en una certeza de la forma más amarga posible. Merkel es consciente de que no sólo muchos ciudadanos, sino también miembros de su partido político, la Unión Cristianodemócrata (CDU), y de su socio hermanado, la Unión Cristianosocial (CSU), llevan tiempo reclamando más dureza en la gestión de la crisis de los refugiados. El líder de la CSU, Horst Seehofer, aprovechó ayer para reavivar sus reclamos de volver a ajustar y reflexionar sobre la política de refugiados.
El miedo a posibles atentados terroristas vinculados con la oleada de refugiados no sólo hizo mella en el apoyo de Merkel, sino que colocó en el tablero político al partido populista de derecha y con tintes xenófobos Alternativa para Alemania (AfD), que según los sondeos se convertiría en la tercera fuerza política en el país en las elecciones de septiembre próximo y para quien este atentado se convierte en un nuevo impulso. Se trata de una formación que ha sabido capitalizar el descontento del votante conservador alemán al convertir la crítica a la gestión de la crisis migratoria de Merkel en su principal argumento y que no dudó en aprovechar las primeras horas tras el atentado para acusar a Merkel de las muertes.
“¿Cuándo devolverá el golpe el Estado de derecho alemán? ¿Cuándo acabará finalmente esta maldita hipocresía? ¡Son los muertos de Merkel!”, escribió el presidente de la oficina regional de AfD en Renania del Norte-Westfalia, el europarlamentario Marcus Pretzell, en la red social de Twitter. Mientras, la líder de AfD, Frauke Petry, advirtió ayer a los alemanes de no hacerse ilusiones de que este caso sea un hecho aislado. “Alemania ya no está segura. Debemos hacer frente a los enemigos de la libertad y a los que los apoyan”, declaró en un comunicado. Al mismo tiempo reclamó que se controlen las fronteras abiertas. “Debemos volver a restablecer los controles en nuestro territorio sin peros”, reclamó.
Después de una brusca caída de popularidad a comienzos de año y una serie de derrotas en las elecciones regionales, en las últimas semanas Merkel registraba una mejora en los sondeos. Habrá que ver cuál será la reacción de su propio partido, la CDU.