PáginaI12 En Francia

Desde París

La amenaza vive agazapada hasta que se manifiesta bajo forma de horror. El atentado perpetrado en Berlín y reivindicado ayer por el Estado Islámico se desarrolló con un modo operativo similar al atentado montado por un simpatizante islamista en la ciudad francesa de Niza, el pasado 14 de julio. El supuesto “soldado” del Estado Islámico copió la metodología del tunecino Mohamed Lahouaiej-Bouhlel y la aplicó en el mercado navideño de la capital alemana, Berlín. En el curso de un año, el EI golpeó a tres países europeos miembros de la UE: Francia, Bélgica y Alemania. Según un balance elaborado por el vespertino francés Le Monde, entre 2001 y ahora murieron un total de 2.100 personas y otras 3.500 resultaron heridas en el Viejo Continente víctimas de atentados terroristas inspirados en diversas fuentes ideológicas o confesionales, desde los islamistas radicales, las facciones chechenas que sembraron la muerte en Rusia, el conflicto en Osetia del Norte, los atentados de origen separatista, los de extrema derecha o los operativos terroristas en Turquía, cuyo origen es doble: el Estado Islámico o los independentistas kurdos. 

El comunicado del Estado Islámico difundido por su agencia de comunicación Aamaq retoma la terminología común a otras reivindicaciones. El Estado Islámico asegura que el autor de la matanza en el mercado es un “soldado” que llevó a cabo “la operación de Berlín respondiendo a los llamados destinados a tomar como objetivos a los ciudadanos de los países miembros de la coalición internacional” anti EI. Desde 2014, dicha coalición actúa en Irak y Siria bajo el mando de los Estados Unidos, está compuesta por unos 50 países entre los cuales se encuentra Alemania. Con esta acción terrorista en el corazón de Alemania el Estado Islámico extiende su radio de acción a un país europeo que, hasta ahora, había evitado el impacto de un atentado de masa como los que pudieron golpear a Francia o Bélgica en el curso de 2015 y 2016. El experto en terrorismo Jean-Charles Brisard recuerda que “Alemania, con Bélgica y Francia, integra el trío que encabeza la lista de los países más amenazados por el terrorismo”. El mismo experto advierte que el EI concibe sus atentados con un efecto carambola: “cuando el Estado Islámico planifica atentados en París también los planifica en otros países europeos”. 

En los últimos años ha habido una evolución notable de los actores del terrorismo de origen islamista. Incluso si estos hacen referencia a los textos fundadores del jihadismo, sus operadores no son los de antaño. Después de los ataques en Madrid y Londres en 2004 y 2005 diseñados y ejecutados por células de Al-Qaida, el Estado Islámico tomó la iniciativa en Europa de forma espectacular y casi siempre a través de células durmientes como la que entró en acción en 2015 en Francia con los atentados contra el semanario satírico Charlie Hebdo y la mortal escaramuza del 13 de noviembre en París, o a través de los llamados “lobos solitarios” semejantes al tunecino Mohamed Lahouaiej-Bouhlel que conducía el camión que el 14 de julio mató a 86 personas en Niza. Los especialistas apuntan que si bien la campaña contra el terrorismo activada contra Al-Qaida por el ex presidente norteamericano George W. Bush logró debilitar a la red de Bin laden, la estrategia no dio los mismos resultados con el Estado Islámico. Como lo prueban las acciones en Francia, Bélgica o ahora Alemania, los bombardeos aéreos de los feudos del Estado Islámico en Siria e Irak incrementaron la eficacia de sus acciones en Europa. Los especialistas de la lucha contra el terrorismo habían adelantado esta redespliegue de las acciones del IE: cuanto más acechado está en su territorio, más sangrientos e imprevistos serán sus atentados en el Viejo Mundo. 

Casi todos los países europeos adoptaron legislaciones especiales para enfrentar el fenómeno jihadista sin que ello se tradujera en la eliminación del fenómeno. A finales de noviembre de 2016, el entonces ministro francés de Interior, Bernard Cazeneuve, reveló que en el curso del año se habían arrestado a 416 personas. La ecuación para erradicar ese terrorismo parece imposible. A principios de diciembre, Europol -la agencia policial europea-advirtió acerca del peligro que representaban los jihadistas ya desplegados en Europa más todos los otros que, empujados por las derrotas del IE en Siria e Irak, podrían regresar en los próximos meses. Según Gilles de Kerchove, el coordinador de la lucha antiterrorista de la Unión Europea, unos 2.500 jihadistas europeos se convirtieron en combatientes del EI y podrían pasar a la acción una vez que hayan regresado a sus países de origen. Gilles de Kerchove expone la paradoja que envuelve toda la cuestión ligada al Estado Islámico: “el califato físico (en Siria e Irak) se está hundiendo, pero el califato virtual está en pie y es él el que le permite a la organización dirigir sus ataques”. El terrorismo jihadista ha, de hecho, trastornado la vida cotidiana de los ciudadanos de Europa y, como en Francia, dio lugar a la aprobación de leyes altamente violatorias de las libertades individuales. 

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