Al menos seis Centros Educativos Complementarios (CEC) de la Provincia de Buenos Aires deberán cerrar sus puertas si la gobernación de María Eugenia Vidal concreta una quita del subsidio a los sueldos docentes. Así lo denunciaron trabajadores de los CEC. El ajuste, que fue adelantado informalmente, como parte del paquete que incluyó el cierre de escuelas rurales y del Delta, amenaza con dejar sin trabajo a más de 200 docentes y sin servicio alimentario a más de 2 mil chicos, en un contexto de pico de demanda.
La decisión del Ejecutivo provincial afectaría a seis instituciones de gestión privada que brindan servicios gratuitos y, hasta ahora, cuentan con 100 por ciento de subvención del Estado para trabajar en barrios de extrema vulnerabilidad social. Los CEC brindan servicio alimentario y jornada extendida gratuita a más de 2 mil chicos de entre 4 y 16 años, que concurren 4 horas en contraturno de la escuela, de lunes a viernes. Estos espacios permanecen abiertos todo el año, sin receso.
Luego de la oposición que madres, padres, docentes y dirigentes sociales y políticos mostraron frente al intento de cerrar escuelas, el gobierno de Vidal convocó a los CEC afectados a una mesa de negociación, con fecha a confirmar, en la que los trabajadores deberán explicar a los funcionarios los servicios que prestan a la comunidad desde hace 30 años. “Es impresionante, toman la medida sin saber el servicio que se brinda. El ministro de Educación de la Provincia y el subsecretario desconocen totalmente nuestro trabajo”, afirmó Fernando Neo, docente coordinador del CEC Malaver-Villate. “Nunca nos pasó algo así con todas las gestiones que hemos tenido”, agregó, en diálogo con PáginaI12.
Ese espacio depende de una asociación civil conformada por los propios maestros, mientras que los otros cinco CEC afectados dependen de congregaciones religiosas. También existen en la provincia CEC de gestión estatal, que por ahora no estarían afectados por el recorte.
El Obispado de San Isidro, al que pertenecen algunos de los CEC damnificados, emitió un comunicado afirmando que “en el marco del diálogo que los funcionarios han aceptado, se suspenden por ahora las medidas anunciadas”, aunque manifestaron su preocupación por “los conflictos por los que atraviesa en este momento el sistema educativo”. Además agregaron: “Estamos cercanos y atentos a las obras que podrían verse afectadas, tanto en nuestra Diócesis, como en otras de la provincia de Buenos Aires”.
El contexto no puede ser menos oportuno para la decisión. “La cantidad de asistentes está actualmente en un pico de demanda, sobre todo por el servicio alimentario”, explicó Fernando Neo, y agregó que “el planteo es que quieren desprenderse de todo lo que no es obligatorio”, con el argumento de que “hay poca plata”. En el CEC de Malaver funcionan actualmente nueve grupos de nivel primario y uno de inicial, con un total de 25 maestros. “Son dos millones de pesos por año que estarían recortando. No son fondos que podamos conseguir de otra manera”, aseguró el coordinador.
Los CEC cuentan con 30 años de trayectoria en la provincia de Buenos Aires. “Casi todas las experiencias nacieron con la recuperación de la democracia en los 80, cuando varios grupos y organizaciones volvieron a trabajar en apoyo escolar en las villas. Esas prácticas –explicó Neo—, muchas veces llevadas de la mano de la Iglesia, y en otras por parte de estudiantes, se consolidaron luego dentro del sistema educativo como CEC.”
Informe: Inés Fornassero.