Con Indestructible, su último disco, Diego El Cigala vuelve a confirmar que su estilo musical siempre muta hacia algo nuevo. Luego de su incursión en el tango, el son cubano y el folklore, el artista flamenco regresa a la Argentina para presentar un repertorio de once clásicos de la salsa, de autores como René Touzet, Ray Barretto, Tite Curet y Cheo Feliciano y de intérpretes como Héctor Lavoe, La Sonora Ponceña y Fania All-Stars. Con una gira nacional que arrancará hoy en Córdoba y seguirá el viernes en Rosario, El Cigala subirá nuevamente al escenario del Gran Rex este sábado a las 21, acompañado por La Cali Big Band, la orquesta liderada por el músico colombiano José Aguirre, para finalizar con un concierto de voz y piano en Tucumán, el próximo lunes.
Reconocido internacionalmente por enriquecer con el flamenco otros sonidos, el cantaor madrileño conquistó al público latinoamericano con Lágrimas Negras –disco que editó en 2003 junto con el pianista cubano Bebo Valdés– y al público local con trabajos como Cigala & Tango y Romance de la luna tucumana, en los que homenajeó al cancionero popular argentino. Desde entonces, sus lazos con América latina se estrecharon y lo llevaron a radicarse en República Dominicana, lugar en el que comenzó a gestar Indestructible. “Este es el primer material que grabo desde que me vine a vivir al Caribe y quizás eso haya influido en mi decisión de hacer un disco de salsa, aunque esta es una idea que tenía en mente hace mucho tiempo. Cuando le conté el proyecto a Afo Verde, de Sony Music, le encantó y nos pusimos a trabajar en ello. Ya era hora de hacerlo”, cuenta.
Fue junto con su mujer Amparo Fernández, fallecida en 2015, que El Cigala decidió ir en la búsqueda de las raíces de la salsa, y para eso pensó en la posibilidad de realizar un viaje por distintos países que lo llevaran a descubrir distintas sonoridades. Así, llegó a destinos como Cali (Colombia), San Juan (Puerto Rico), La Habana (Cuba), Punta Cana (República Dominicana), Nueva York y Miami (Estados Unidos), donde se reunió con los más de setenta músicos que aportaron su impronta a las grabaciones, un intercambio cultural que registró en el documental Indestructible, el alma de la salsa, dirigido por David Pareja. “He conocido a tantos músicos y artistas en cada país donde grabamos que fueron unos meses llenos de fuerza. Todos los días pasaba algo, aprendía algo nuevo de la salsa y descubría nuevas canciones. Fue un viaje al pasado en el que he crecido como artista, pero sobre todo como persona”, revela el intérprete de origen gitano, aunque más latino que nunca.
–Vuelve a la Argentina, país con el que construyó un lazo musical especial. ¿Cómo es su vínculo con el público local?
–Muy fuerte. La Argentina fue uno de los primeros países que me acogió al otro lado del Atlántico y he cantado, vivido y grabado ahí. Además, tengo amigos argentinos, por eso siempre cuando voy es un poco como volver a casa. He ido con todo tipo de proyectos: con banda o solo con piano, y siempre conectamos. Espero que sea igual con Indestructible.
–¿Qué repertorio incluirá en estas nuevas presentaciones que realizará en el país?
–Tocaremos el nuevo disco, con salsa de la buena, acompañado por La Cali Big Band, de José Aguirre, y haremos algunos temas de Lágrimas negras, que hemos adaptado también a ese formato y han quedado increíbles. Además, cantaré algunas canciones acompañado sólo por un piano, porque de esa manera puedo improvisar más y disfrutar de un momento más íntimo con el público.
–En entrevistas a otros medios señaló que Indestructible fue un sueño compartido con su mujer Amparo Fernández, quien falleció mientras usted trabajaba en el disco. ¿Cuánto influyó el recuerdo de su compañera en la realización de este nuevo álbum?
–Ella se fue antes de que empezáramos a grabar, pero ya teníamos todo el proyecto montado y llevábamos mucho tiempo preparándolo, así que fue como tenerla con nosotros. Hubo momentos en los que la podía sentir conmigo, grabando en el estudio y disfrutando de la música.
–¿Qué punto de encuentro observa entre la salsa y el flamenco?
–La manera de vivirlo, sobre todo. Cuando estábamos en Cuba parecía que estuviéramos entre gitanos en Madrid. La música es algo que se vive desde niño en la casa, y todo el mundo la baila, la canta y la toca.
–¿Qué lo llevó a trascender el flamenco y a descubrir otras sonoridades?
–Conocer a músicos como Jerry González y Bebo Valdés en Madrid. Con ellos hice mis primeras colaboraciones jugando con otros géneros y así llegaron los proyectos Los piratas del flamenco, con Jerry y Lágrimas negras, con Bebo. Fue ahí que se me abrió un mundo de posibilidades del que sigo bebiendo hoy.
–Precisamente, entre el cancionero elegido hay un tema inédito: “Fiesta para Bebo”, con el que homenajea a Bebo Valdés, quien ha dejado huella en su carrera. ¿Qué recuerda de su experiencia musical junto a él?
–Recuerdo sobre todo los momentos que pasamos juntos, grabando Lágrimas o estando de gira. Era un hombre admirable y elegante en todo lo que hacía, y con este tema que ha compuesto mi amigo y productor del disco, Jaime Calabuch “Jumitus”, queríamos hacerle un homenaje y un guiño al inicio de toda esta aventura.
–¿Con qué criterios escogió los once temas que integran Indestructible?
–Fue un proceso muy intuitivo. Fuimos probando temas, los grabamos en casa, y rápido vimos si salían o no. Lo más difícil fue cuando al final nos quedamos con temas de más y tuvimos que eliminar algunos. De todas maneras, suele caerse por sí mismo lo que menos va con el disco.
–Como parte de esa selección, decidió hacer una versión en salsa de “Se nos rompió el amor”, por sugerencia de su hijo Rafael. ¿Le gustaría que sus hijos se dedicaran a la música?
–Si es lo que les gusta, sí. Lo principal es que hagan lo que les llame y no que lo hagan por mí, aunque siempre lo que se ve en casa es lo que queda más cercano. La música es una profesión difícil e incierta, pero también te llena y da muchas cosas. No he conocido a nadie que la cambiaría.
–Junto con el disco, presentó un documental. ¿Cómo se gestó ese proyecto?
–Con mi compañera Amparo siempre tuvimos la idea de que el disco se hiciera junto con un documental. Ella decía que para hacer un proyecto así había que ir al territorio y que no valía hacerlo desde casa, por lo tanto ese viaje merecía ser contado también. Hasta el momento, hemos presentado la película, a finales de año, en Madrid y en el Festival Internacional de La Habana y ahora, dentro de poco, iremos al Festival de Cine de Miami.
–Actualmente, en la música latinoamericana se expanden géneros como el reggaetón y el trap. ¿Qué mirada tiene sobre este panorama musical?
–No me corresponde a mí hacer ninguna valoración. Está claro que no son géneros afines, o con los que yo me sienta identificado o a gusto. Pero cuando un género se extiende así es porque encuentra un grupo de gente que se siente representada por él y que le llega de alguna manera. Estos fenómenos a veces son más profundos, vinculados a una realidad o unos sentimientos, y a veces más unidos a la manera de divertirse y socializar.
–Luego de este tributo a la salsa, ¿tiene otros proyectos en carpeta?
–Tengo unos cuantos. Es tan rico el mundo de la música y tan amplios los horizontes, que es difícil abarcar todo lo que a uno le gustaría. Llevo años con un proyecto dedicado a México en la cabeza, pero hay muchos más. Sólo el tiempo dirá hacía dónde me decanto.