La interna de la CGT comienza a definirse. Si bien de tanto en tanto los dirigentes recuerdan y pronuncian la palabra unidad, lo cierto es que por las últimas acciones lo que en realidad les preocupa es retornar cuanto antes a un secretariado general unipersonal. En pos de ese objetivo aparecen dos caminos posibles que tienen algo en común: ninguno toma en cuenta la participación de los camioneros. El más rápido, o que parece como más veloz, es la posible renuncia de los triunviros Carlos Acuña y Juan Carlos Schmid, quienes en diferentes oportunidades expresaron su deseo de dimitir, dejando al frente a Héctor Daer para cumplir el mandato de cuatro años que el congreso de 2016 le otorgó al triunvirato. Pero eso parece demasiado fácil. Es por eso que el alternativo es el que hoy comienza a delinearse con un almuerzo. La intención es juntar gremios que ocupan una silla en el actual Consejo Directivo para luego llamar a una reunión, con quórum propio, que convoque a un nuevo congreso normalizador. Solo habrá dos gremios que no serán parte de la comilona: la UOM y el Smata que no descartan pelear por la principal silla de la central obrera.
La alternativa menos traumática, la renuncia de Schmid y Acuña, se sustenta en que ambos dirigentes han expresado en más de una oportunidad su deseo de abandonar el cargo. Por caso, en este último tiempo Acuña incorporó una muletilla que repite a ciertos sindicalistas: “No quiero más quilombos, me quiero ir a la mierda del triunvirato”. Schmid, en tanto, supo confiarle a otro triunviro su intención de abandonar su puesto. Sin embargo y a pesar de su condición de moyanista mantiene con gordos e independientes una buena relación a partir de la ayuda que le brindaron para la organización de la obra social de su gremio, Dragado y Balizamiento. Al parecer esto fue otro de los motivos que llevaron a Hugo Moyano a distanciarse de su apadrinado.
Los gordos e independientes también conversan con otros moyanistas como Jorge Sola (seguros) y Abel Frutos (panaderos), que en este último tiempo se distanciaron de su jefe sindical y los invitaron a sumarse a esta estrategia que comienza con el tan mentado almuerzo de hoy.
La comilona se realizará en la sede de la Federación de Sindicatos de la Industria del Gas (Fstigas), que conduce el dirigente Oscar Mangone, y hasta allí llegarán dirigentes del Movimiento de Acción Sindical Argentino (MASA) como Sergio Sasia (Unión Ferroviaria) y Omar Viviani (taxistas), que al parecer saldaron sus diferencias. Además está previsto que lleguen dos o tres gremios de la Corriente Federal de los Trabajadores que no comparten el acercamiento del bancario Sergio Palazzo con Moyano. También estarán algunos representantes de las 62 Organizaciones. Todo estos son importantes para el armado que se está gestando pero para una segunda etapa. Lo que le importa a los organizadores es contar como comensales a dirigentes que tengan cargo en el Consejo Directivo. Por eso, hoy estarán además de los gordos Armando Cavalieri (comercio), Carlos West Ocampo y Héctor Daer (sanidad) e incluso Rodolfo Daer (alimentación) y los independientes Gerardo Martínez (Uocra), Andrés Rodríguez (UPCN) y José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), los referentes del transporte Omar Maturano (La Fraternidad) y Roberto Fernández (UTA). Esperan a varios más y aspiran a acercarse a los 19 para asegurarse el quórum necesario para una reunión del Consejo Directivo con el que convocarán al congreso que resolverá la conducción de la CGT sin Moyano. Es posible que ese número mágico que necesitan no se alcance hoy y por eso ya está prevista otra reunión similar para la semana próxima.
De todos los invitados solo hay dos que no aceptaron el convite: la UOM de Antonio Caló y el titular del Smata, Ricardo Pignanelli, dos sindicatos poderosos e imprescindibles a la hora de un congreso y que tampoco desprecian la posibilidad de conducir juntos o por separado la nueva CGT.