La caída de las reservas se transformó en uno de los principales problemas financieros de la economía local. Desde el 9 de abril, cuando ingresó el último desembolso del Fondo Monetario Internacional (FMI), se perdieron más de 11.904 millones de dólares de las reservas del Banco Central: una situación que muestra la fuerte dependencia del país con el desembolso trimestral del FMI. Las consultoras del mercado empezaron a mostrar preocupación por el ritmo de caída de las divisas de la autoridad monetaria. En la jornada de ayer las reservas cerraron en 65.595 millones de dólares y marcaron una baja de 18 millones respecto del viernes.
El último desembolso del FMI fue de 10.800 millones de dólares. El organismo de crédito internacional realizó la transferencia a inicios del mes pasado. De ese total ya se consumieron 5900 millones de dólares por pagos de capital e intereses de los bonos y préstamos del país. También se perdieron 1620 millones de dólares por ventas diarias del Tesoro y se destinaron 1146 millones a la cancelación de Letes, mientras que hubo una pérdida de 600 millones de dólares por la diferencia de cotización de los yuanes (la moneda en que están guardadas la tercera parte de las reservas).
Los datos fueron publicados ayer por el estudio PxQ del ex viceministro de Economía Emmanuel Alvarez Agis, en un informe de evolución financiera semanal.
La consultora asegura que los desequilibrios del mercado interno son alarmantes y presenta otros indicadores para argumentarlo. En el documento se destacó la situación del riesgo país: se ubica por arriba de 900 puntos básicos, cuando el riesgo país para el promedio de los países Latinoamericanos se ubica en 416 unidades.
El Banco Central anunció hace pocas semanas que intervendrá en el mercado cambiario si es necesario para frenar nuevas disparadas del dólar. Esto permitió en mayo contener las presiones del tipo de cambio y mantener una relativa estabilidad del precio de la divisa mayorista en torno de los 45 pesos. La menor incertidumbre cambiaria no colaboró para incentivar a los inversores a mantener dólares en el mercado local. Los inversores que cobraron capital o intereses de bonos argentinos decidieron en mayor medida no reinvertirlos en títulos públicos.
El resultado fue una aceleración en la salida de divisas y un aumento en la prima de riesgo que paga la deuda argentina, la que ya duplica al promedio regional. En mayo se anotaron rendimientos picos de los últimos años para algunos bonos tanto de corto como de mediano plazo. El Bonar 2020 llegó a rendir cerca del 40 por ciento en moneda dura en un año y medio, un retorno que no existe en otros países del mundo que paguen sus deudas en tiempo y forma como lo viene hacienda la Argentina.
En el Banco Central, mientras tanto, continúan con la política de tasas de interés elevadas en moneda local. El rendimiento de las letras de corto plazo Leliq cerró en 70,83 por ciento, con leva baja en relación con el 70,82 por ciento del viernes pasado. La autoridad monetaria renovó este lunes 194 mil millones de pesos en Leliq.