PLáSTICA
› ENTREVISTA AL ARTISTA BRASILEÑO RICARDO BASBAUM
Con el arte por todos los medios
Un artista de avanzada reflexiona sobre las condiciones y problemas del arte de hoy. La cultura en tiempos de Lula.
Por Francisco Ali-Brouchoud *
Casi un total desconocido en la Argentina, Ricardo Basbaum (San Pablo, 1961), es uno de los artistas más interesantes e innovadores del. Vive en Río de Janeiro y su formación incluye la biología, el arte, la arquitectura y la comunicación. Así de diversa es su obra, desconcertante, intermedial y experimental, que se centra en el uso y la interacción de múltiples lenguajes: instalaciones, video, diagramas, objetos, performances y, sobre todo, texto, tanto de carácter poético como integrando obras netamente visuales.
Su producción se desliza por una línea, que profundiza lo mejor de la tradición del conceptualismo brasileño e internacional, pero retoma posiciones fuertes de las neovanguardias de los ‘60 y ‘70, resituándolas en la actual cultura. Uno de sus proyectos, NBP (Nuevas Bases para la Personalidad), es una especie de work in progressa. Se trata de una sigla, una idea de branding de arte, que en cada manifestación asume un aspecto diferente. Otro interés en su trabajo es la posibilidad de interacción de los espectadores, en propuestas que suelen oscilan entre el placer, la compulsión y el juego puesto que hace evidentes las relaciones de poder y lenguajes del sistema del arte.
El artista dialogó con Página/12 a propósito de las problemáticas del arte contemporáneo y sobre la situación a partir del gobierno de Lula.
–¿Qué lugar ocupan en su obra el juego, los textos y diagramas y, en general, la diversidad de medios?
–Mis primeras palabras sólo pueden ser: ¡Viva intermedia, salve multimedia! No encuentro motivación para mi trabajo en los lenguajes tradicionales: me interesa mantener abiertas las posibilidades de lenguaje de estos campos para utilizarlos como herramientas de acción y proposición de problemas. En esas proposiciones es donde confío encontrar, inventar, producir otras estructuras de lenguaje que puedan constituir alguna diferencia y mantener abiertos espacios de acción. Mi utilización de textos proviene de la necesidad de materializa la presencia de un campo discursivo que atraviesa los trabajos. Se trata de un énfasis en los procesos inmateriales de pensamiento, traerlos de modo concreto al espacio, como voz. Con los textos y diagramas trato de acentuar el espacio en su dinámica y fluidez de procesos. Me interesa esta articulación conjunta entre estructuras/objetos, palabras y espacio.
–¿Cómo concibe en su obra la relación con los espectadores?
–La cuestión de la presencia del espectador hoy es insoslayable. La obra no ocurre en otro lugar que no sea el cuerpo del otro. Los últimos 50 años sólo aumentaron la responsabilidad del espectador, transformándolo en un cocreador. La obra contemporánea construye, idealiza un espectador, moldeándolo poco a poco. Concebir al espectador como “soporte” para la obra significa considerarlo parte de todo el proceso estético. En mi trabajo, el otro desempeña un papel fundamental, como “soporte” de las proposiciones, oespectador invitado a desarrollar conexiones singulares. Y me interesa como coautor de proposiciones, dado que ofrezco objetos e instrucciones para la acción o propongo juegos y ejercicios y dejo el resultado como algo a ser negociado entre todos los implicados.
–¿Qué influencia le asigna actualmente a tendencias y posiciones de los ‘60 y ‘70 en el arte contemporáneo?
–Pienso que siguen siendo fundamentales las cuestiones delineadas en esos años. El arte más interesante que se produce desde entonces puede ser visto como una investigación radical de un territorio que parece nuevo, pero que es una especie de afirmación más decisiva de los principales trazos de la modernidad Bun, pliegue de ésta sobre sí misma. Para el arte, eso significaría una especie de autonomía de segundo grado, que hace del campo del arte uno de los espacios más avanzados de investigación Los años ochenta redujeron al artista a un productor de objetos y mercaderías; es muy importante recuperar su dimensión cuestionadora, su capacidad de intervención.
–¿Cuál es la situación de las artes visuales y la cultura en el gobierno de Lula?
–Se están produciendo algunos cambios, todavía en proceso. Existe la sensación de que los núcleos del poder político se volvieron más próximos y accesibles: hubo una serie de reuniones en las que los artistas pudieron llevar sus reclamos al Ministerio de Cultura. Esto no ocurre frecuentemente en Brasil. La discusión se centró en una revisión de las leyes federales de Incentivo a la Cultura.
–¿Cree que es posible para el arte escapar a la “economía del espectáculo” dominante?
–Mire, no creo que sea apropiada la expresión “escapar”, pero sí producir algún tipo de resistencia, negociación o intervención. Si la economía del espectáculo es dominante, invadiendo inclusive dominios de la subjetividad y de la existencia, es preciso que los artistas desarrollen mecanismos para enfrentarla, desviarla, revertirla.
–¿En qué medida el arte podría ser un factor de resistencia?
–Moviéndose dentro de su propio circuito de mediaciones, el arte se abre a una amplia politización de sus prácticas: política de las artes, política de la percepción, política de los lenguajes, etcétera.
* Artista plástico, periodista y crítico de arte de Misiones.