Esta mujer, Melina González, puede y debe tener su muerte digna porque ha tenido una vida digna. Leer todo lo que hizo en tan pocos años de vida y encima que fueron años de vida muy limitados (desde mi óptica miope por lo que veo), me conmueve, en el sentido menos trillado, es decir en el más profundo. Alguien que ha vivido tan bien, con tanta dignidad, le hace a uno replantearse qué es la calidad de vida. Porque Melina, desde el punto de vista más standard, ha tenido una calidad de vida mala, pero desde ella, en cómo ha vivido su vida... en definitiva, ¿tuvo una mala calidad de vida? Rotundamente no, ha tenido una vida excelente, bien y profundamente vivida, enérgicamente respirada, la llenó con tanto más que muchos que viven hasta cinco vidas de ellas en años. Y además, pudiendo decidir, se hace también dueña de su muerte. Vivió su vida activamente, que muera su muerte. ¿Quién tiene la autoridad y el derecho de decirle justamente a esta Melina (que siempre ha hecho tanto por ella misma en condiciones que para tantos de nosotros que no las tenemos serían anuladoras de cualquier impulso vital) que no puede tener su muerte? ¿Quién se le anima?
Melina nos demuestra que tras una vida tan bien vivida es inherente ser dueños de nuestras muertes. Melina, no te deseo nada, pues todo ya lo has transformado en hechos, en vida. Te viviste tu vida maravillosamente. Espero puedas tener tu muerte como querés sin que nadie te la arrebate.
Un beso enorme lleno de paz.
Mariano Arrigoni
Nota: Melina González sufre una enfermedad terminal en el Hospital Garrahan y pidió la sedación hasta su muerte, como publicó este diario en su edición del sábado 19 de febrero.
(Versión para móviles / versión de escritorio)
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux