Es un vicio extendido al interior de la historia del peronismo el seguir posicionándose y pensándose externamente. El peronismo no es una esencia sagrada ni algo inmutable en la historia, y fue el propio Perón el que se autotituló líder y conductor de un “movimiento”. Sería realmente digno que quienes lo apoyan puedan vislumbrar también el carácter “lumpen” que cultiva una parte histórica del peronismo desde hace tiempo. No obstante su pasado revolucionario a mediados del siglo pasado, no podemos negar, al mismo tiempo, su conservadurismo presente, desde Duhalde hasta Menem, verdaderos representantes del peronismo posmoderno. Para el 17 de octubre debería haberse puesto en práctica aquella frase de la Biblia: “Que los muertos entierren a los muertos”.

Nicolás Freiburn

DNI 26.061.519