A veces en la vida pasan cosas que uno trata en un primer momento de llenarlas de sentido. Pasó por esto, pasó por esto otro o buscar señales que nos den respuesta a lo que sucedió.

Javi, mi hijo de 34 años, atravesó un ventanal en su casa seccionándole la arteria poplítea que lo llevó al borde de la muerte si no hubiera sido por la ayuda inmediata y solidaria de otro Javier, el Dr. Gentile, su vecino que no titubeó en asistirlo descalzo sobre vidrios y organizando en la emergencia un quirófano presto a operar. El Dr. Oscar Gural tomó la posta, quien luchó por continuar dándole vida a Javier. Una segunda operación crítica sumó la presencia del Dr. Félix Ramírez, idóneo, humano, cálido y sin pelos en la lengua para decir lo que no se quiere escuchar: muerte, amputación...

Las palabras nunca son suficientes, pero es con lo que cuento para expresar mi gratitud a todos los que nos apoyan en esta lucha por salir lo mejor posible.

Gracias a mi nuera por querer tanto a mi hijo que en un par de meses lo va a hacer papá. Gracias a mi marido, a mis hijas y sus esposos que son la “Guardia Imperial” de Javier. Gracias a quienes donaron su sangre y a quienes lo cuidan en el sanatorio Los Arcos y por sobre todo muchas gracias a estos amigos de cerca y a distancia que con su calidez y energía me dan fuerza en este difícil momento.

Las palabras nunca son suficientes, pero es todo lo que tengo...

Para todos mi gratitud.

Beatriz Bernath de Bespresvany

D.N.I. Nº 6.355.880