CIENCIA › DIáLOGO CON SILVIA LAGO MARTíNEZ, SOCIóLOGA, INVESTIGADORA DEL INSTITUTO GINO GERMANI
Bueno, aquí se devela un secreto: el hipotético jinete, pese a su caballo, su galope por las pampas y sus (diversos) palenques, es un fanático de Internet. Y por eso va a buscar a quienes estudian qué cosas nuevas, qué nuevas formas de lucha permite la red de redes.
› Por Leonardo Moledo
–Cuénteme, como si estuviéramos en un café, qué es lo que investiga.
–Estamos en un café, así que va a ser fácil. Ahora estoy en un grupo en el que estudiamos la cultura digital y los procesos políticos de apropiación de las culturas digitales, para la intervención política y activista. Esta actividad tiene sus antecedentes en un estudio que hicimos hace un tiempo sobre la utilización de Internet por parte de movimientos y organizaciones sociales. Empezamos analizando, fundamentalmente, los llamados movimientos antiglobalización. El eje es observar, a partir del debate sobre la sociedad post-industrial, qué tipo de transformaciones se producen en los sujetos políticos y en las estructuras de poder con renovadas estrategias gracias a los nuevos elementos tecnológicos.
–A ver... yo soy un fanático de Internet. ¿Qué estrategias se usan?
–Los autores coinciden en afirmar que en la década de los ’90 se produce un nuevo ciclo de lucha. Pero si lo miramos a nivel local, la lucha por los derechos humanos es un punto también muy importante en el uso de las tecnologías digitales para la difusión, para armar actividades, para diseño gráfico. Hoy casi todas las organizaciones sociales tienen un grupo dedicado a trabajar produciendo documentales, imágenes, creando un sitio web, además de aquellas que se dedican exclusivamente al activismo de Internet (hackeo, etc.). Nosotros nos focalizamos en aquellas organizaciones que tienen un correlato entre la calle y el mundo virtual.
–¿Y qué encuentran?
–Bueno, nosotros hemos trabajado con grupos populares (algunos de campesinos, por ejemplo) y lo que encontramos es que con el tiempo se han ido incorporando áreas de prensa a los movimientos sociales. En el Foro Social Mundial se ha conversado mucho sobre este tema, sobre la importancia de la contrainformación y de las posibilidades que da Internet para difundir un mensaje alternativo. Ahora estamos más focalizados en lo que son los grupos de sectores medios. No es que los sectores populares se queden fuera de la nueva tecnología: las organizaciones populares, más allá de los individuos particulares, están muchísimo en Internet. El hecho de que el campesino individual no pueda acceder no significa que la organización que lo nuclea esté fuera del ciberespacio. Ahora bien, nosotros, como le decía, nos centramos en las organizaciones compuestas por sectores medios, cuyo acceso a la tecnología es más cómodo.
–¿Pero qué tiene esto de particular? ¿No es que siempre las agrupaciones usan la tecnología que tienen a su alcance?
–Sí, claro, tarde o temprano sí. No sé si es demasiado diferente. Lo que sí se podría decir es que hay una incorporación del mensaje audiovisual, gracias a las posibilidades que brindan las tecnologías hoy en día. Como todo proceso de cambio, eso no es inmediato. Una de las cosas que produce es un cambio en la noción del espacio y del tiempo. La dimensión territorial (muy afincada en general en las organizaciones sociales) se resignifica de manera más planetaria, de tal manera que los grupos pueden no sentirse aislados sino saber que hay muchos otros grupos que están haciendo lo mismo en distintas partes del mundo.
–Pero también es verdad que hay una proliferación tan grande que le hace perder fuerza, ¿no? Porque al haber millones de grupos que mandan y mandan cosas, en última instancia todo termina convirtiéndose, o por lo menos pareciendo spam...
–En realidad, la utilización fundamental es a través del correo electrónico, que es la forma más simple de difusión. Después viene la utilización de sitios web. Hay un aprovechamiento, también, de las imágenes del mundo del mercado, es decir, se utiliza en provecho propio lo que viene del mundo de la publicidad. Lo que quiero decir, en verdad, es que depende de uno: es cierto que hay cosas que van a terminar convirtiéndose en spam, pero también lo que se espera es que uno se identifique con alguno de esos grupos que mandan cosas y que eso no le parezca spam. Es una depuración que cada uno va haciendo con la experiencia.
–¿Y quién mira estos sitios web?
–Bueno, hay una selección natural que tiene que ver con la ideología y la postura que cada uno tiene. Obviamente si uno está en los antípodas de un movimiento campesino, o de un movimiento de gente sin tierra, no va a entrar (salvo por curiosidad). El nivel de difusión es el mismo que tienen en la calle: los que están interesados en estos temas van a entrar, y los que no, no.
–Bueno, pero no veo la diferencia con los radicales que se identificaban con la boina blanca, o con el comité, o el socialismo con sus ateneos. Siempre hubo una especie de escarapela que identifica a los grupos. ¿Cuál es el cambio cualitativo que permiten las nuevas tecnologías?
–Yo no creo que haya un cambio de concepción en la utilización de las herramientas. Lo que ha cambiado radicalmente son las propias herramientas. Creo que se han multiplicado mucho los recursos y ése es el gran cambio. Además, como le decía, hay una gran apropiación de estrategias propias del mercado.
–¿Internet es una mercancía?
–No, no. Me refería en este caso a las estrategias de la publicidad y el marketing. Muchas agrupaciones, por ejemplo, utilizan este tipo de estrategias para diseñar sus afiches, para producir un impacto visual. Hay una conciencia de que con el texto no alcanza, que hay que incorporar formas simbólicas para transmitir el mensaje, formas que tienen más que ver con la estética, con la imagen, etc.
–Yo tengo la sensación de que eso siempre fue un poquito así. Todos los partidos, por ejemplo, tenían un periódico. Internet, en todo caso, permite una difusión muchísimo más planetaria.
–Sí, es una difusión rápida y múltiple. Pero yo además creo que existe un cambio. Usted está pensando en partidos políticos, pero yo le estoy hablando de movimientos sociales de mucho menor alcance, desde agrupaciones de campesinos hasta grupos de sectores medios que defienden la democratización del conocimiento (el software libre y todas esas cosas).
–...
–Este movimiento también es cada vez más importante y pone en tela de juicio uno de los temas fundamentales del capitalismo: el de la propiedad privada intelectual.
–Sí, a primera vista, parece que algo de eso hay.
–Yo creo que en un punto las nuevas tecnologías no se utilizan únicamente para la propaganda sino también para poner en cuestión algunos basamentos fundamentales del capitalismo. Hay una conciencia de que existe un poder internacional al que hay que enfrentarse. Es verdad que siempre hubo banderas, identificaciones, etc. Pero lo que yo siento es que esto es cada vez más fuerte y que, además, está potenciado por la capacidad de trabajar en redes. Otra cosa que permite Internet es difundir las actividades con un muy bajo presupuesto: no hace falta poner plata, por ejemplo, para un boletín impreso, sino que se lo hace de manera electrónica y listo. Además hay un fuerte cuestionamiento de la verticalidad en las organizaciones.
–Antes del capitalismo también había profesión libre o por lo menos algo de eso. Un juglar medieval, por ejemplo, no tenía ni la menor idea de lo que era la propiedad intelectual. En cierta medida, estamos retomando algunas cosas de circulación libre medieval.
–Es un poco arriesgado comparar Internet con el juglar que iba cantando de pueblito en pueblito.
–Bueno, yo soy un jinete, y usted sabe, a veces hay que arriesgar...
–Creo que lo que sí ocurre es que, definitivamente, Internet sirve para poner en cuestión muchos de los pilares del capitalismo (con los que, definitivamente, no todo el mundo está en desacuerdo sino simplemente un sector de la sociedad).
–Es cierto que hoy en día uno puede bajarse prácticamente cualquier cosa de Internet. Por más que las cosas tengan propiedad intelectual, si las sube un particular es muy difícil penarlo. En cierta medida, se ha convertido en un delito imperseguible, como ocurrió con las fotocopias.
–Claro, está prohibido fotocopiar libros completos, cosa que se hace todo el tiempo.
–Y ésos son procesos irreversibles, ¿no? ¿Dónde van a terminar?
–Creo que efectivamente es cada vez menos posible controlar los millones y millones de contenidos que circulan por Internet. Hay otro problema que aducen quienes aún le tienen un poco de miedo a Internet, que tiene que ver con la diversidad de calidades de información que hay. Pero en definitiva hubo siempre diferentes calidades de información y uno podía acceder en otro momento a información totalmente falsa por otras vías. Está habiendo muchos juicios, sobre todo de parte de las discográficas.
–A mí me parece que Internet es un poco contradictoria. Por un lado, tiene esa cosa de la apropiación libre. Por otro lado, la oferta es tan inmensa que uno termina sumido en la nada, sin saber qué bajarse. Creo que en cierta medida eso debe pasar con los movimientos que usted estudia. Es tan fácil crear un movimiento hoy en día que es muy posible que termine habiendo movimientos puramente virtuales, que solamente tienen una página de Internet.
–Seguramente eso ocurre, pero nosotros trabajamos con los grupos que tienen experiencia en calle.
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