CIENCIA › DIáLOGO CON NOELIA WEISSTRAUB, BIóLOGA E INVESTIGADORA DEL CONICET
El jinete hipotético ha llegado a la Facultad de Medicina, donde debe hacer casi media hora de cola para tomar el ascensor (una hora si se cuenta la de su caballo), y llega finalmente a donde Noelia Weisstraub juega con ratones y sus cerebros.
› Por Leonardo Moledo
–Cuénteme qué es lo que hace.
–Estoy empezando un proyecto nuevo acá en Argentina, que consiste en estudiar el rol del sistema serotoninérgico, y en particular de uno de sus receptores, en flexibilidad cognitiva.
–Mmmmm... Así no se entiende muy bien... ¿Por qué no vamos por partes?
–Bueno. Estoy interesada en estudiar cuál es la función del sistema serotoninérgico (la serotonina es un neurotransmisor, con una función moduladora en el cerebro) en procesos que están mediados por la corteza prefrontal. Estos son procesos de tipo ejecutivo, de tomas de decisión. En conjunto, a todos esos procesos se los conoce como procesos de flexibilidad cognitiva. La corteza prefrontal interviene en aquellos casos en los cuales uno está haciendo una tarea y necesita cambiar, o se cambian las reglas con las cuales se está trabajando, o está haciendo una tarea en un marco en el que hay mucha cantidad de estímulos y no todos relevantes. La corteza prefrontal es aquella estructura capaz de ayudar a focalizar cuáles son las señales que son importantes para una tarea determinada.
–Y dentro de esa parte del cerebro, ¿qué es lo que estudia usted?
–El rol que tiene un receptor de serotonina, que funciona como el nexo entre el interior de la célula y el neurotransmisor. El neurotransmisor se pega ahí y activa su señal a través de este receptor.
–¿Esa señal es química o eléctrica?
–En este caso, es química. La teoría lo que sugiere es que la activación de este receptor ayuda a la sintonía fina de las neuronas. Aquellas regiones donde el receptor esté actuando van a permitir que esas neuronas funcionen de manera más sincronizada y que haya una discriminación mejor de la señal. Esta es una hipótesis basada en experimentos en monos y en base a cómo actúan ciertas drogas en humanos (que actúan a través de este receptor y se sabe que en humanos modifican este tipo de respuesta). Pero nadie sabe exactamente cuál es el rol en humanos: las drogas son medio sucias y no sólo actúan a través de ese receptor en particular. Entonces yo trabajo con un modelo animal que me va a permitir estudiar específicamente el rol de esta proteína. Yo tengo un ratón que no expresa en ninguna parte del cuerpo esta proteína, pero está construido de una manera tal que me va a permitir a mí restaurar la expresión en la región del cerebro que yo quiera. Entonces yo voy a jugar con un animal que no tiene la proteína en ningún lado, pero se la voy a expresar en regiones particulares.
–¿Y cómo se la expresa?
–Se construyó insertando el casete que interrumpe...
–¿Se bloqueó?
–Se bloqueó la expresión, pero de una manera tal que eso es removible por una enzima específica.
–Entonces usted remueve el bloqueador...
–Sí, a través de una enzima. Una vez desbloqueada esa parte del ADN, empieza a expresar la proteína.
–La proteína que expresa el ADN, entonces, va al borde de la célula y se convierte en receptor de serotonina. ¿Y qué pasa con el ratón antes y qué pasa con el ratón después?
–Por ahora no lo sabemos.
–¿Y qué cree que va a pasar?
–Bueno, tengo algunos experimentos preliminares hechos. En el ratón que no tiene el receptor, hay déficit de respuesta cuando uno lo somete a tareas que requieren cambios. Mi hipótesis es que si yo restauro la expresión en esta región en particular, va a empezar a responder bien.
–¿A qué tipo de tareas los expone?
–Tareas de memorias de trabajo. Utilizando un laberinto en forma de estrella, con ocho brazos. Uno entrena al animal para que busque comida al final de cada brazo. Hay puertitas de entrada a cada brazo que le permiten al animal ir a buscar la comida. Uno lo que hace es que primero el animal busque comida en cuatro brazos, por ejemplo, y luego le abre los ocho, pero en los cuatro donde ya buscó antes no hay comida. El animal, entonces, tiene que recordar a cuáles fue y no ir a ésos sino ir a los otros.
–Supongo que todos esos experimentos en ratones que se hacen en neurociencia tienen una correspondencia con el cerebro humano.
–Sí, con cierto cuidado. La homología entre las regiones del cerebro de los ratones y de los humanos no es exacta ni mucho menos, en particular en la región prefrontal (que nosotros tenemos muchísimo más desarrollada). No hay una homología región por región. Lo que se está viendo es, por ejemplo, que ciertas funciones que en el humano están divididas en varias partes de la corteza prefrontal, en el ratón están en la misma.
–Aparte los ratones son más fáciles para el trabajo. Imagínese si tuviera que trabajar con hipopótamos.
–Sí, claro, y además se pueden manipular genéticamente. Las ratas por ejemplo tienen la corteza prefrontal más desarrollada, pero no hay animales knock out...
–¿Qué significa animales knock out?
–Que se silenció genéticamente la expresión de determinado gen.
–¿Se pueden hacer esos experimentos en seres humanos?
–No, en algo tan específico como lo que yo estoy haciendo, no. Lo que hay en humanos es manipulación de las poblaciones de los receptores con drogas. En particular este receptor es afectado por los antipsicóticos atípicos, que juegan con el sistema de serotonina. Estos antipsicóticos tienen alta afinidad por el receptor 2 A, que es con el que yo trabajo. Hay evidencia de pacientes esquizofrénicos tratados con antipsicóticos atípicos que muestran mejorías en procesos que involucran flexibilidad cognitiva.
–¿Y por qué la psicosis tiene que ver con la serotonina y con la dopamina?
–Exactamente no se sabe. Lo que se sabe es que la dopamina está desregulada en los esquizofrénicos, pero cuál es la razón no se sabe. La serotonina tiene un papel menos importante, si se quiere, pero las drogas que bloquean la serotonina son muy buenas como antipsicóticos.
–Cambio de tema intempestivamente. Usted volvió a Argentina a trabajar hace poco, ¿no?
–Sí.
–¿Y por qué volvió?
–En parte, por razones familiares, pero además porque desde afuera, en los últimos años, se veía un cambio muy importante en la ciencia argentina.
–Y lo hubo.
–Sí, lo hubo. Y de repente aparecía la posibilidad real de poder trabajar razonablemente bien desde acá, con insumos, con infraestructura, con dinero. Si uno puede trabajar bien desde su propio país, ¿para qué se va a quedar afuera?
Informe: Nicolás Olszevicki.
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