Mié 30.04.2014

CIENCIA  › ENTREVISTA A RODOLFO TECCHI, BIOLOGO Y MINISTRO DE EDUCACION DE JUJUY

En camino a la Universidad de Jujuy

El ministro de Educación de Jujuy jerarquizó el área de ciencia y tecnología provincial, fue miembro del directorio de la Agencia Nacional de Promoción Científica y ahora es candidato a rector en la Universidad Nacional de esa provincia. Aquí expone sus ideas y proyectos.

› Por Leonardo Moledo e
Ignacio Jawtuschenko

–¿Por qué quiere ser rector?

–Porque Jujuy es una provincia que necesita, quizá más que otras, un proyecto universitario situado, que avance en el desarrollo local, para crear mejores condiciones sociales, de vida y de trabajo. Y también porque desde que me incorporé, en la década del ’80, a la Universidad Nacional de Jujuy (UNJu), veo que tiene un potencial importante de desarrollo y crecimiento que aún no se concreta, y esa posibilidad la asumimos como un desafío.

–¿Cuáles serían esas áreas para potenciar un desarrollo local?

–Por ejemplo, Jujuy tiene un gran potencial energético. En energía solar, eólica, geotérmica, y también minerales como el litio están relacionados con la capacidad energética de la provincia. A partir de estas ventajas relativas, tenemos que pensar en una universidad que genere conocimiento y que desarrolle tecnología relacionada con estas áreas. Jujuy necesita también desarrollar fuertemente la agroindustria, darle valor agregado a su producción. La universidad tiene que colaborar, con una mirada prospectiva, sobre cuáles son los potenciales que tiene la provincia para desarrollarse.

–Ya que se encuentra en campaña como candidato a rector, ¿qué les puede decir a quienes no lo conocen sobre su experiencia universitaria y en otros ámbitos científicos?

–En 1983 fui secretario académico de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA, y desde los años ochenta nunca dejé de estar fuertemente relacionado con la UNJu, donde fui presidente alterno del Consejo de Investigación, y miembro del Comité de Medio Ambiente y del Instituto de Biología de Altura. Desde el año 2003 tuve la oportunidad durante ocho años de ser miembro del directorio de la Agencia Nacional de Promoción Científica, el principal organismo de financiación de acciones de investigación y desarrollo tecnológico, y actualmente desde el Ministerio de Educación de la provincia de trabajar en la gestión educativa.

–Usted viene de ser durante los últimos años titular de la cartera educativa provincial. ¿Cuál le parece que es el aporte que la universidad puede hacer en el campo de la educación?

–La universidad es el ámbito más adecuado para pensar cuál es el futuro. Nadie puede suponer que en el año 2030 las clases se sigan dando con tiza y pizarrón, y con treinta alumnos sentados mirando a su maestro. Los maestros van a migrar a otras tecnologías, la comunicación con los alumnos será de otra manera. La universidad es la que tiene que ayudar a reflexionar en torno de estos cambios y a formar en Ciencias de la Educación y en todas las profesiones relacionadas con el sistema educativo.

–¿Cómo fue su recorrido, su experiencia, en la universidad?

–La universidad en que me formé, por la época en que asistí, salvo algún pequeño período de intento de apertura, fue la clásica universidad aislada del resto de la sociedad. En particular, en aquella Facultad de Ciencias Exactas de la UBA, donde cursé la carrera de Biología, se valoraba mucho la posibilidad de seguir la carrera científica en el exterior. Era una universidad que no pensaba desde algún compromiso con el desa-rrollo nacional ni con desarrollar una ciencia nacional a partir de institutos o centros de investigación en el país. Tenía la mirada puesta en el exterior, pero no para especializarse y volver al país, sino para quedarse afuera. Ese era el modelo a seguir. Había un clima de opinión generalizado que señalaba que era una utopía inconducente plantearse un desarrollo nacional. Esto reforzaba la idea de emigrar y seguir la carrera afuera. La universidad venía de sufrir la Noche de los Bastones Largos, años antes, en 1966.

–Y usted ¿qué modelo universitario plantea?

–Es una nueva idea de universidad. En la búsqueda de la excelencia y el conocimiento universal, tenemos que desarrollar lo nacional, teniendo un anclaje en la realidad y en las problemáticas. Aún no se ha desarrollado una relación lo suficientemente profunda de la universidad con el medio jujeño, tenemos que atender la relación regional con Bolivia, con Chile, con el resto de las provincias del noroeste. Pensamos una universidad relacionada con el desarrollo de la provincia y de la nación. Con graduados formados en lo mejor de cada una de las disciplinas, pero que hayan recibido en la universidad el conocimiento empírico que van a encontrar en su propio territorio. En la universidad deben formarse profesionales e investigadores con un conocimiento suficiente de las cadenas de valor productivas de la provincia, de la problemática social de la provincia, que conozcan todos los sectores de económicos, productivos y sociales. Soñamos con concretar una universidad con presencia a lo largo y a lo ancho de toda la provincia, con ofertas que sean pertinentes a cada región. Tenemos que desarrollar en muchas localidades importantes un sistema universitario a partir de docentes e investigadores residentes en esas propias localidades, y de otros profesionales que puedan sumarse desde otros lugares.

–¿Considera usted que hay un contexto favorable para este proyecto?

–Sí, sin dudas. En los últimos años ha habido oportunidades significativas para el desarrollo del sistema universitario, ha crecido el presupuesto universitario, se han creado nuevas universidades, ha habido apoyo del Ministerio de Ciencia y Tecnología, ha habido y hay oportunidades en el Conicet, en el sistema científico en general y en el sistema educativo. Noso-tros vemos que algunas provincias vecinas, como Salta y Tucumán, han desarrollado sus ofertas en forma geográficamente más equilibrada y equitativa, y que Jujuy no lo ha hecho así. Tenemos una idea central: la universidad puede ser el motor del desarrollo de la provincia de Jujuy.

–Concretamente, ¿cómo sería eso?

–Llevando adelante una investigación científica que aporte al de-sarrollo provincial, formando los profesionales necesarios para el desarrollo provincial, con una actividad de vinculación y de extensión universitaria relacionadas con las necesidades de desarrollo de nuestra cultura. Entendemos la universidad como una comunidad de trabajo donde se articula el trabajo de docentes, no docentes, alumnos, graduados, trabajando en forma cooperativa. Tenemos que recuperar y fortalecer esa comunidad, y convencernos de que tenemos grandes oportunidades y, de esa manera, seguramente, van a aparecer los recursos porque están disponibles...

–¿Cómo podría la UNJu empujar a la provincia en la materia productiva?

–Fortaleciendo la oferta de carreras actual, y ampliarla hacia disciplinas vinculadas con la producción. Pensamos que la nueva oferta educativa tiene que surgir del diálogo de la universidad con la realidad del territorio.

–Ahora, como usted sabrá, para encarar este tipo de políticas transformadoras desde una universidad nacional necesita alcanzar consensos...

–Así es, de eso se trata, de construir acuerdos mayoritarios capaces de promover la reconstrucción del clima de trabajo académico, el debate de ideas y la participación activa de todos los estamentos de la universidad, especialmente de graduados y alumnos. La construcción de consensos implica también revalorizar y rejerarquizar la estabilidad docente y diseñar un marco de promoción de la joven docencia. La Unju debe volver a pensarse, para ser una universidad que atienda las necesidades académicas en el interior de la provincia, pero que también sea capaz de comprometerse en el abordaje de la realidad jujeña desde sus fortalezas: la calidad de docentes que la forman y la investigación científica.

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