Ya se aplica, en vacunatorios y farmacias, la vacuna contra el herpes zóster, la culebrilla. Está aprobada para personas mayores de 50 años y su mayor utilidad se verificó en mayores de 60: reduce en un 55 por ciento el riesgo de padecer la enfermedad y en un 70 por ciento, el de sufrir la “neuralgia posherpética”, que puede durar meses. No está incluida en el calendario oficial y su costo, sin descuentos, supera los 1700 pesos.

El herpes zóster es, en realidad, una reactivación de la varicela, que la mayor parte de la población padeció en la infancia: el virus permanece en las raíces nerviosas sin dar síntomas por muchos años: a partir de los 50 y sobre todo después de los 60 años –probablemente por debilitamiento del sistema inmunitario–, se incrementa el riesgo de padecer la enfermedad y se intensifica la neuralgia posterior.

Según datos del Sistema Nacional de Salud de Gran Bretaña (NHS), la proporción de personas de entre 60 y 64 que enferman cada año de herpes zóster es del 0,7 por ciento. Se acerca al 0,8 por ciento en la franja de 65 a 69, y al 0,9 por ciento en la de 70 a 74, para llegar al 1,2 por ciento en los mayores de 85. De los que enferman, la proporción de los que sufren neuralgia posherpética, muy dolorosa, es del 9 por ciento en los de 60-64, del 15 por ciento en los de 70-74 y del 52 por ciento en los mayores de 85.

Según Pablo Bonvehi, integrante de la Comisión de Vacunas de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), “en ensayos clínicos sobre poblaciones importantes la vacuna mostró una eficiencia cercana al 55 por ciento, es decir que la aparición de herpes zóster fue un 55 por ciento menor en la población vacunada que en la población de control, que no había recibido la vacuna”; además, “la eficacia en reducir la neuralgia posherpética llegó a casi el 70 por ciento. Y, en un estudio sobre personas de entre 50 y 60 años, la eficacia de la vacuna fue mayor, próxima al 70 por ciento, en reducir el riesgo de la enfermedad”.

El Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) recomienda la vacuna “para reducir el riesgo de herpes zóster y el dolor asociado en personas de 60 años en adelante”. En la Argentina, la Anmat la aprobó en marzo de 2013, pero su salida al mercado, con el nombre comercial Zostavax, se fue dilatando. Internacionalmente es producida sólo por el laboratorio MSD, que cuenta con la patente. Tal como anticipó Página/12 en septiembre, el precio con el que se presenta, en vacunatorios y farmacias, es elevado: 1766 pesos, menos el descuento que pueda corresponder por obra social o prepaga.

La vacuna se aplica en una sola dosis. Hasta ahora, los estudios de efectividad a lo largo del tiempo muestran que, cinco años después de su aplicación, sigue siendo efectiva. Según el NHS, “la seguridad del Zostavax fue evaluada extensivamente en ensayos clínicos. Los efectos secundarios más habitualmente reportados, en por lo menos una de cada diez personas, fueron reacciones en el sitio de la inyección, incluyendo enrojecimiento, dolor, inflamación y picazón”. No está indicada para personas con el sistema inmunitario comprometido, como trasplantados o gente con VIH.