Mié 17.05.2006

CIENCIA  › DIALOGO CON LA BIOQUIMICA ANDREA LLERA

A las orillas de la Proteómica

Después del auge y euforia de la Genómica, ahora le toca el turno a la Proteómica, dedicada a analizar en conjunto a las “obreras” de las células: las proteínas.

› Por Federico Kukso

Una carrera acaba de comenzar. Y tiene como punto de partida lo que para muchos pareció un fin: el Proyecto Genoma Humano, aquel emprendimiento orientado a mapear el “manual de instrucciones” que carga cada ser humano, y que concluyó en el año 2000 en una atmósfera de desmesura y euforia mediática. Nada concluía, sin embargo. Al contrario. Luego de la aparición de los primeros borradores del genoma humano, la biología molecular experimentó un viraje: los genes fueron paulatinamente perdiendo su centralidad absoluta. Las proteínas ahora son las estrellas y, a través de la disciplina que las estudia en su conjunto, la Proteómica, prometen aportar como nunca una nueva imagen del cuerpo humano en funcionamiento, abriendo el camino además para la detección temprana de enfermedades como el cáncer. En la Argentina, esta nueva vertiente de las “ómicas” ya dijo presente en los laboratorios y cuenta con científicos orientados a su desarrollo, como la bioquímica Andrea Llera, miembro del Laboratorio de Terapias Genéticas del Instituto Fundación Leloir.

–Empecemos con el protocolo: cuénteme en qué trabaja.

–Trabajo en el Laboratorio de Terapias Genéticas, dirigido por el doctor Osvaldo Podahjcer. Dentro de esa área abrí una sección nueva con una proteína con la que el grupo ya venía trabajando, la proteína Sparc, pero enfocada más en el área de Proteómica.

–O sea...

–Bueno, empecemos: la Proteómica es un área de la bioquímica que estudia las proteínas. Y lo hace desde un punto de vista particular: se las estudia en conjunto, en un sistema biológico. A diferencia de la bioquímica tradicional que agarra una proteína y la analiza viendo por ejemplo a qué otra proteína se une, lo que hace la Proteómica es estudiar muchas proteínas al mismo tiempo, cómo varían, cómo cambian su estado, cómo forman redes. Eso es un acercamiento basado en la “biología de sistemas”, es decir, ver a la célula como un sistema y no como la suma de las partes.

–Bastante gestáltico.

–Sí. Se para en el paradigma de que una célula es una gran empresa donde cada actor –las proteínas– trabaja muy aceitadamente para hacer que la célula haga lo que está haciendo en cierto momento.

–La Proteómica sería como un nivel superior a la Genómica.

–Claro. De hecho es un nivel más funcional porque los verdaderos actores en las células son las proteínas; los genes son los que tienen la información para hacer las proteínas. Pero hete aquí que no siempre la información que uno obtiene por Genómica Funcional coincide con la Proteómica porque después de que el gen pasó al ARN y se empieza a expresar se dan procesos que pueden hacer que la proteína sea diferente de la información original.

–¿En qué otra cosa se diferencia de la Genómica?

–La Proteómica es mucho más lenta; no es tan fácil obtener señales de las proteínas como de los genes. Las proteínas, además, no se replican como lo hace el ADN. Uno necesita mucho más material inicial para trabajar.

–Por lo que me dice, las proteínas en esto son las grandes estrellas.

–Sí, por supuesto. Las proteínas son los operarios dentro de una célula; son las que hacen que la célula respire, que la célula metabolice el alimento que le llega y que la célula cumpla su función.

–Es decir, no se puede entender la vida sin proteínas.

–No, de ninguna manera. Los linfocitos de la sangre, por ejemplo, pueden atacar a un patógeno gracias a las proteínas que reconocen al “invasor” y ponen en marcha mecanismos de defensa. Las proteínas tienen una estructura tridimensional que es la que le da la función. Es una estructura muy variada; no es como el ADN que siempre es una doble hélice.

–Multiplicidad de formas como para no aburrirse.

–Sí, incluso hay proyectos dentro de lo que se llama “Proteómica estructural” que pretenden buscar todas las formas de proteínas que existen.

–¿Pero hay formas comunes o son todas completamente distintas?

–Hay proteínas que conservan determinados “foldings” o estructuras. Se ve que evolutivamente llegaron a ser óptimas para la realización de ciertas funciones. Muchas proteínas que tienen distintas secuencias de aminoácidos, o sea, el esqueleto que forma la proteína; no tienen mucho que ver, pero cuando las ves en forma tridimensional, son muy parecidas.

–Veo que la Proteómica está siendo tan importante que hasta tiene un club propio.

–Así es. El “Club de Proteómica” consiste en reuniones que se hacen mensualmente desde 2004. Ahí tratamos de congregar a todos los que están interesados en el área y entre nosotros nos vamos actualizando sobre las investigaciones que hacemos. Es un foro donde la gente interesada en Proteómica puede discutir de forma más informal que en un congreso.

–¿Hay algún tipo de Proyecto Proteoma Humano?

–Existe una organización a nivel internacional que se llama Human Proteome Organization que está nucleando todos los esfuerzos realizados para hacer una especie de proteoma humano. No como se hizo el genoma. Sino, por ejemplo, la descripción de todas las proteínas del suero o del plasma.

–¿Se conocen todas las proteínas que hay?

–Se conocen las mayoritarias pero hay muchas rutinas a niveles muy bajos donde no se sabe qué proteínas intervienen. A esta altura sabemos que el genoma codifica entre unas 20 mil y 30 mil proteínas y sin embargo la variedad de proteínas es bastante más grande. Se considera que al menos hay cuatro veces más proteínas de las que están representadas en los genes. De ellas, las proteínas que están en el suero serán un 20 por ciento.

–¿Cuál es el estado de la Proteómica en la Argentina?

–Bueno, es una disciplina que está empezando. No hay muchos grupos que estén trabajando exclusivamente en ella. Ahora se ha dado en llamar Proteómica a cualquier estudio de proteínas, incluso los tradicionales, por una cuestión de moda nomás. Gente que tenga como base un proyecto de Proteómica pura ya sea descriptivo o de búsqueda de “marcadores” hay poca todavía.

–¿Cuáles son los grandes interrogantes que pretende develar la Proteómica?

–Uno de los más grandes tal vez sea si la Proteómica algún día va a servir para algo más allá de la descripción de sistemas en general. Se hace mucho hincapié en su capacidad para encontrar marcadores tempranos de enfermedades. O sea, patrones de proteínas que dicen “esta persona tiene tal enfermedad en tal estadío”. Pero en la realidad no se están dando los resultados que se pretendían. No es tan fácil colectar muestras en suero porque las técnicas son extremadamente sensibles. Todo eso está complicando un poco el panorama. Se necesita más tecnología de punta que detecte bajos niveles de proteínas o que estudie el funcionamiento de 18 mil proteínas al mismo tiempo. Y sobre todo, se necesita mucha plata.

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