CIENCIA › ENTREVISTA CON LA DOCTORA RAQUEL CHAN
› Por Leonardo Moledo
Los animales migran, se esconden, huyen, se guarecen del calor y del frío, porque la evolución los dotó de movimiento. Pero el mundo vegetal, inmóvil, también está expuesto al peligro y al dolor, y tiene sus mecanismos para resistir. La doctora en Bioquímica Raquel Chan, en la Facultad de Bioquímica de la Universidad Nacional del Litoral, dirige un grupo que estudia justamente esos mecanismos que pueden, en su momento, además, tener fuerte impacto sobre la agricultura, como se verá en el caso del girasol tan sólo unas líneas más adelante.
–Usted dirige un grupo.
–Sí, soy la jefa de mi grupo.
–Que se llama...
–No se llama. Funciona en la cátedra de Biología Celular y Molecular de la Facultad de Bioquímica.
–De la Universidad Nacional del Litoral.
–Obvio.
–Cuénteme algo de lo que hace.
–¿Algo?
–Lo que quepa en esta página.
–Somos un grupo que partió de la ciencia básica, tratando de caracterizar los genes responsables de la adaptación de las plantas al medio ambiente. Porque las plantas se desarrollan adaptándose a las condiciones ambientales que pueden ser favorables o desfavorables: durante la evolución no desarrollaron movilidad como los animales, que cuando tienen falta de comida la van a buscar, o por cuestiones climáticas buscan una condición ambiental favorable.
–La migración de las aves.
–Por ejemplo. Pero como las plantas obtienen su energía de la luz solar, no evolucionaron hacia el movimiento porque la luz solar es ubicua. Y como luz solar hay en todos lados, no se mueven, salvo los pequeños movimientos, girotropismo, alrededor del sol, y esas cosas como tienen los girasoles. Pero eso no quiere decir que no se adapten.
–Pero tienen que bancársela.
–Y sí porque también sufren calor, frío, sequía, más humedad, menos humedad, estrés de todo tipo causado por agentes patógenos, por virus, bacterias, insectos, hongos... digamos todo lo que causa enfermedades.
–Y ustedes tratan de averiguar cómo hacen para bancársela.
–Sí: han evolucionado desarrollando todo un sistema de defensa, que está escrito en la molécula de ADN. El asunto es cómo pasa la información de esa molécula a la expresión tridimensional...
–A las proteínas.
–Sí. La que tiene función es la proteína. Y la historia de la proteína está en los genes. Hay genes en particular que son responsables de la adaptación al medio ambiente y en general son genes que codifican proteínas particulares que disparan una cascada de mecanismos en efecto dominó cuando hace falta. De alguna forma “sienten” el factor ambiental favorable o desfavorable y disparan o no una cascada de señales dentro de la célula que son bioquímicas, fisiológicas, morfológicas, de todo tipo, para que la planta se adapte.
–¿Y se adapta?
–En realidad todas las plantas se adaptan, algunas más otras menos y por supuesto tienen un límite ... hace calor y no se mueren a los diez minutos, salvo que haya un incendio
–Si hay un incendio sí.
–Pero por el fuego, por quemarse, no por el calor. Dependiendo de la planta van a aguantar más o menos tiempo, de acuerdo con cuánto hayan evolucionado en sus mecanismos de defensa para soportar estas condiciones ambientales desfavorables. Entonces nuestro grupo estudia cuáles son esas proteínas que disparan ese tipo de mecanismos.
–Lo cual llevará su tiempo.
–Muchos años. Porque hay que aislarlas, hay que reconocerlas como una aguja en un pajar dentro de lo que es el genoma de una planta y hacer lo que llamamos estudios funcionales o sea demostrar que esa proteína tiene esa función de disparar.
–¿Y cómo se hace?
–Es difícil.
–Pero cuénteme.
–Se transforma la planta haciendo que la función se exagere, poniendo una proteína que en principio sólo se despierta cuando viene la condición ambiental desfavorable.
–La hiperproteinizan.
–Algo así porque se genera una hiperrespuesta que permite tener un indicio de cuál sería la función de esa proteína.
–Déme un ejemplo.
–Empezamos a trabajar con genes de girasol. Esto hace mucho, estudiando qué proteínas tiene y dentro del camino lógico hicimos estas transformaciones de plantas... no le voy a detallar... es un asunto complicado, porque uno no dispone de un campo de girasoles... La historia fue que tuvimos un golpe de suerte... digamos...
–Digamos, pero a mí no me habría pasado.
–Y una de las primeras cosas que agarramos le generaba a la planta tolerancia a la sequía. Mucha tolerancia. Convertimos una planta con una tolerancia normal en una planta muy resistente a la condición de sequedad, que es uno de los males peores y más devastadores en la agricultura en todas las especies. En nuestro país hay tierras enteras que no están sembradas justamente porque no tienen suficiente caudal pluvial anual para poder sembrar ninguna de las plantas que se pueden usar comercialmente.
–¿Y empezaron a colaborar con la industria?
–Y ahí es donde, habiendo encontrado una cosa que podía tener una aplicación biotecnológica importante, empezamos a colaborar no con la industria pero sí con la empresa biotecnológica que se interesó mucho en esto.
–Bueno, sí, en eso pensaba, no en la industria del acero.
–Fue el puntapié inicial para probar si el sistema funciona en otras plantas y ahí hicimos un convenio todo a través de las instituciones, con el Conicet, la UNL, se patentó la utilización de este gen, después vinieron otras patentes que comparten las instituciones con la empresa. La empresa financia parte de las investigaciones y a su vez subcontrata con otros grupos las partes que nosotros no podemos hacer, como por ejemplo transformar soja.
–Bueno, no todos pueden hacer todo.
–Y así empezamos a funcionar con grupos de casi todo el país y aun de afuera a través de la empresa que gerencia un poco las cuestiones legales, económicas, contractuales entre la Universidad, que es la dueña de la patente junto con el Conicet. Nosotros no somos los dueños de la patente.
–Son inventores.
–La propiedad la tiene la institución, que es nuestra empleadora. Yo esto lo quiero dejar en claro porque mucha gente cree que uno se va a hacer rico con esto o que tiene un rédito económico, que no es así.
–Nadie lo cree, le aseguro...
–Ahora, eso sí, uno se lleva los honores. Y en el fondo, ése es nuestro interés: avanzar en la ciencia obviamente y poder dilucidar estos mecanismos que me parecen fascinantes, transmitir esto a nuestros alumnos, a la gente que formamos, a los tesistas, pasantes, estudiantes de doctorado. Es muy importante la buena ciencia, de buena calidad, pero es esencial la formación de recursos humanos. Si no, no sirve, porque no puede ser que todo el equipo trabaje al lado de una única cabeza que mañana se puede morir.
–No tiene por qué ser mañana, puede ser pasado mañana.
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