› Por Ignacio Jawtuschenko *
Se dice que para que los países de nuestra región no pierdan el tren del desarrollo, necesitan más matemáticos, físicos e ingenieros, pero poco se escucha acerca de la necesidad de que el tren cuente al menos con algunos vagones de periodistas científicos, estos comunicadores anfibios que saben moverse entre los dos ecosistemas, absolutamente diferentes como lo son el mundo del periodismo y el científico. Necesarios porque el periodismo es formador de opinión, potenciador de tendencias culturales, y porque la ciencia y la tecnología deben reinsertarse en la cultura general, si queremos que sea la base del desarrollo socioeconómico.
Creemos que es fundamental la articulación del Estado en la comunicación pública de la ciencia, el apoyo al periodismo científico desde la capacitación, el estímulo y la promoción de espacios de debate. Y desde 2006, junto a Fatpren y los principales periodistas científicos del país, llevamos adelante el Programa de Capacitación en Periodismo Científico en todo el país.
La ciencia es una actividad pública, es decir, es una cuestión que desborda al ámbito científico. Y la difusión masiva del periodismo científico es una de las formas a partir de las cuales la ciencia cobra sustento y sentido en su relación con la sociedad: 30 o 60 líneas, 2 minutos en el aire, en una sección diaria o semanal, cada espacio periodístico es valioso para contar y discutir desde la perspectiva del ciudadano, ayudar a comprender y cambiar el mundo en el que vivimos.
Además, saber es un derecho. Por caso, si se descubre que la tierra no es cuadrada y sostenida por tortugas gigantes, es particularmente significativo que la sociedad participe de esa novedad como experiencia colectiva. Alguien dijo: “Cuando compartimos una cosa, ésta se divide; pero cuando lo que se comparte es el conocimiento, se lo multiplica”.
Durante la próxima semana daremos un nuevo paso en esta dirección, llevaremos adelante el Primer Curso de Periodismo Científico del Mercosur, con la participación de 40 periodistas de la región en el Centro Atómico Bariloche, junto a la CNEA, la CNAE, Invap, Dioxitek.
Afortunadamente, cada vez son más los investigadores e instituciones científicas conscientes del valor de tender puentes a partir de una comunicación eficaz de su labor. El conocimiento cuando se lo difunde hace más democráticas a las sociedades y más libres a los hombres; y cuando es aplicado, agrega valor a la producción. ¿Qué vale más, una tonelada de soja o un kilo de satélite?
* Coordinador del Programa Nacional de Comunicación Social y Divulgación de la Ciencia - SeCyT.
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