Sáb 12.04.2008

CONTRATAPA

Los ajeros, la “Galle” y los pañuelos blancos

› Por Osvaldo Bayer

Nos desbordaron los medios la última semana con informaciones de dueños de la tierra bien trajeados con rostros enojados o hasta amenazantes, con discusiones sobre la palabra argentina más actual (retenciones), o sobre las hinchadas de River que se despedazan por disputar el “poder” en las canchas, y siempre estamos informados al minuto cuando cacarea Maradona. Pero nadie nos informó que había muerto el delegado de los más humildes trabajadores del país: los recolectores de ajos de Mendoza. ¿Cómo? ¿Existen? Hace dos semanas escribí en este espacio sobre ellos. Sí, existen. Son los más ignorados de estas tierras, e informé cómo se rebelaron porque la gigantesca empresa rural Campo Grande, de Adrián Sánchez, no depositó los descuentos jubilatorios durante doce años. Esas mujeres y hombres de manos como raigambres y ajadas hasta el extremo decidieron la protesta, formaron una columna frente a la enorme propiedad rural. Allí fueron desalojados por orden de la fiscal de turno Liliana Giner, en algo habitual en la historia mundial de los desposeídos: no se detuvo a los patrones estafadores del bolsillo humilde sino que se apaleó a los eternamente estafados. Los palos uniformados de la Justicia argentina fueron dados con todo gusto. Hubo rostros ensangrentados de obreras embarazadas y cabezas y espaldas apaleadas como bolsas. Esto fue en noviembre pasado. Ahora se informó que acaba de morir uno de los que levantaron la voz de protesta. El delegado Juan Carlos Erazo, en el hospital donde estaba internado por los golpes recibidos hace más de cuatro meses, perdió la batalla para siempre. Juan Carlos Erazo. Por algo será. Por protestar; el arma eterna de los proletarios. Sí, era pobre, y eso hay que tenerlo en cuenta cuando se sale a la calle. Pobre que protesta, pobre que la paga caro. La empresa no reincorporó a los delegados despedidos. No cumple la orden de blanquear la empresa con toda la peonada en negro.

La pregunta es: ¿no hay forma de hacer cumplir las leyes? ¿Por qué la Corte Suprema de la Nación actuó en forma tan burocrática y rauda a favor del asesino Patti, pero no hay justicia contra los que trasgreden todas las leyes y los principios de la ética pero están amurallados en el poder del dinero? ¿Cuánto tiempo pasará hasta que se haga justicia con los ajeros? El caso del recolector Juan Carlos Erazo me hace recordar los versos de nuestro poeta Raúl González Tuñón, que les cantó así a cuatro trabajadores recolectores de tabaco salteños muertos por la gendarmería nacional en 1948:

Aquí yacen Silvestre, Rueda, Allende

y Flores

Cuatro nombres con olor a madera

Y a cañaveral, a tabaco, a petróleo y luna

Ojalá que algún poeta mendocino nos describa alguna vez en versos las manos generosas del ajero Juan Carlos Erazo, manos que recogieron los productos de la tierra para la Vida, y que cayó para siempre ante los defensores de la codicia.

Y sigamos con la Justicia. Otro caso que se mantiene en silencio. Nos referimos a la presa política argentina Karina Germano López, conocida por sus amigos cariñosamente como la “Galle”. Es la hija del desaparecido Rodolfo Germano. Tanto Karina, como su madre, Hilda López, vivieron en el exilio, en Suecia y España. Pero antes pasó por la ESMA, donde fue interrogada por Alfredo Astiz. Karina volvió a la Argentina en 1998 y se integró a la organización H.I.J.O.S. En febrero de 2002, Karina fue detenida en San Pablo junto con otros cinco latinoamericanos y se los acusó de participar en el secuestro del multimillonario Washington Olivetto. Todos los detenidos fueron condenados por la justicia brasileña –muy criticada permanentemente por su proceder– a 16 años de prisión que luego fueron convertidos en treinta años por el Tribunal Superior de San Pablo. A pesar de que Karina demostró que estaba por casualidad en el lugar donde fue detenida y el secuestrado Olivetto declaró que nunca la había visto en el lugar. Luego de cinco años de detención en San Pablo, ella pudo ser trasladada a una cárcel argentina, Ezeiza, de acuerdo con el Tratado Argentino-Brasileño de Presos. Aquí, Karina, en la cárcel, estudia sociología y fue impulsora del Centro Universitario de la prisión.

Al cumplir una sexta parte de la pena, le corresponden a la detenida salidas transitorias y al cumplir el tercio, la libertad condicional. Es lo que ha solicitado Karina. Pero el juez Sergio Delgado le niega este derecho por la pequeñez burocrática de que “el traslado de Karina Germano se produjo 49 días antes del tiempo estipulado para dicho beneficio”. Todo esto es de una burocratismo vergonzante, más si se piensa que el fiscal de la causa es nada menos que Oscar Hermelo, quien, como se sabe, fue miembro del grupo de tareas de la Escuela de Mecánica durante la dictadura militar y como paradoja absoluta ese grupo de tareas fue responsable de la desaparición de Rodolfo Germano, padre de Karina. Por lo increíble no podría ni ser redactada una novela con este tema. Realidades argentinas. Realidades de nuestra democracia. Más pensando en todos los generales, almirantes y brigadieres desaparecedores que murieron en sus camas en sus lujosos departamentos en los últimos treinta años de esta democracia. Karina nos ha dicho ante tanta mordaz injusticia: “No me siento vencida. Me enfrento una vez más al gran circo jurídico que sigue vacilando ante los culpables, que continúa encarcelando a la parte vulnerable de nuestro pueblo, o sea a la pobreza, la marginalidad, la exclusión social”.

El juez Sergio Delgado, el fiscal Oscar Hermelo, con todos los poderes frente a Karina Germano López, llamada con cariño la “Galle”. Esa mujer. Estaremos siempre de su lado.

Y si seguimos con las fantasías morbosas de nuestra realidad argentina damos con otro hecho tan increíble como los dos casos anteriores. A la plaza en Núñez que desde hace once años lleva el bello nombre de Plaza de los Madres del Pañuelo Blanco ahora un colaborador acérrimo de la dictadura de la desaparición de personas, el macrista Santiago de Estrada, le quiere cambiar el nombre por el de Presbítero Fernando Carballo. Pícaro el macrista. Propone un cura contra las Madres así recibe el apoyo de Bergoglio y sus fratres. Se basa el colaborador de la dictadura en que ése es el deseo de la Comisión Obras Virgen de Luján. Llama la atención que esta organización católica se oponga al nombre actual de Madres del Pañuelo Blanco. O no. ¿Está también de acuerdo con esto la Iglesia? Más sabiendo que desde 1996 esa plaza fue llamada Madres del Pañuelo Blanco en un acto verdaderamente pleno de emoción con asistencia de los barrios vecinos. Recuerdo que me tocó hablar en él y lo dije pleno de nostalgias y emociones: que conocía desde niño ese lugar y me llenaba de agradecimiento que fuera el vecindario que se había decidido por ese poético nombre en recuerdo de las mujeres que salieron a la calle desafiando al poder de la muerte.

Desde aquella inauguración, allí el verde revivió, se pusieron juegos para los niños y bancos para lectores y contemplativos. Un magnífico mural cubrió los largos tapiales que rodean un lado de la plaza; los nombres de los desaparecidos de los barrios de Saavedra, Núñez, Villa Urquiza, Villa Pueyrredón y Coghlan sembraron los senderos entre los canteros. Por supuesto que cobardes ataques nocturnos de los pandilleros trataron de destruir lo levantado con esfuerzo y alegría. Pero la Verdad logró mantenerse.

Después de doce años, ahora el golpe de furca de Santiago de Estrada. De inmediato, la concejal Gabriela Alegre avanzó con otro proyecto donde se reafirma el nombre dado por la asamblea barrial. Veremos si triunfa la mano abierta o la cuchillada por la espalda. Hace unos días se hizo un concierto popular con bandas de música y murgas de apoyo al nombre Madres del Pañuelo Blanco. El pueblo, contra la burocracia de las bancas oficiales. Veremos quién triunfa. Aunque sabemos muy bien que vencerán finalmente las Madres del Pañuelo Blanco para que sigan encontrándose allí con sus queridos hijos desaparecidos en ese verde bajo las estrellas para abrazarlos, para encontrarse bajo el color de la luna con sus hijitos robados, el reencuentro por los siglos de los siglos.

Tres estampas de nuestro presente para tener en cuenta: los recolectores de ajos nos miran; la “Galle” no se rinde, la dictadura quiere volver a poseer una plaza llena de vida y de memoria.

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