“¿Quién construyó Tebas, la de las siete puertas?
En los libros figuran los nombres de los reyes.
¿Arrastraron los reyes los bloques de piedra?” (...)
“¿Adónde fueron, la noche que se acabó
la muralla china,
los albañiles?”
B. B., Preguntas de un obrero que lee

El laburante de casco amarillo que a mediodía, entre los ruidos de la perforadora, sobre cuatro adoquines de los que van a reempedrar la calle para turistas arma la parrillita engrasada, ¿con qué enciende el fuego? ¿Con Crónica? ¿Con el diario gratis que le regalaron en la calle? ¿Se guarda el Olé?

El taxista que en Defensa y Alsina queda atascado por las obras y ve el humo y huele el asado y dice negros de mierda al pasajero de maletín, ¿qué diario lee? ¿Con qué enciende la parrilla en su casa? ¿Sólo escucha radio? ¿Qué número?

El empleado de banco y de corbata que mira de reojo y apura el paso ante el olor del asadito de los laburantes, ¿siente envidia? ¿Resentimiento tal vez? ¿Y la secretaria de la ensalada verde y el yogurt sentada en Plaza de Mayo que ve el humito? ¿Piensa en el campo, en la carne? ¿En una milanesa de soja? ¿Votará a los mismos candidatos que su jefe?

Ese vacío que cruje entre dientes obreros de casco amarillo en medio de la city, ¿qué ternero lo portaba? ¿Era negro o colorado, el ternerito? ¿En qué pastos se alimentó? ¿Quién lo trajo desde dónde? ¿Cuánto costaba ese vacío cuando caminaba? ¿Lo vendieron en Liniers?

Liniers se llama así por Santiago de Liniers, el que echó a los ingleses y al que la Revolución fusiló cuatro años después. ¿Liniers los echó él sólo? ¿Quién peleó contra los invasores? ¿Pelearon todos esa vez?

Y Defensa se llama así porque sobre estas mismas calles, sobre este mismo barro colonial ahora despanzurrado y lleno de ruidos se armaron las barricadas, se arrastraron los cañones que no dejaron pasar a los casacas rojas de Whitelocke. ¿Lo sabrá el taxista? ¿Y el apurado pasajero de maletín que lee un paper en inglés?

Desde los balcones y las terrazas de esta misma calle les echaron agua caliente y aceite a los invasores. ¿A alguien se le ocurrió o fue la gente sola? ¿Qué gente? ¿Quién se subió al techo? ¿Los dueños o los esclavos? ¿Quién acarreaba los baldes? ¿La patrona? ¿Quién calentó el agua? Y el aceite ¿era importado?

Los adoquines que se apilan acá y ahora para que la calle parezca antigua, ¿son los mismos que se sacaron de los barrios para asfaltar y hacer que todo parezca moderno? ¿Alguien lleva y trae adoquines y cobra por eso? ¿Compra y vende adoquines patrios y callejeros?

La hache sobre fondo amarillo del cartel de la obra, ¿a quién se le ocurrió? ¿Cobró por la idea? ¿El que hace es el mismo que dice que hace? ¿Y todos los del medio? ¿Se gasta más plata en avisar que se hace, que en hacer?

Mientras los de casco amarillo comen el asado y no hacen la calle, ¿alguien la hace? ¿Alguno de los que aparecen en el cartel? ¿Y si cada uno firmara sus adoquines colocados? ¿Lo dejarían?

Las paredes de la iglesia de San Francisco, ¿las levantaron los franciscanos? Las pintadas de los políticos sobre esas mismas paredes, ¿las hicieron los políticos?

¿Y las puteadas escritas con aerosol? Al que le pagan hoy para que las borre, ¿no las hizo anoche gratis?

A cada paso, una cuestión.