Dom 25.05.2014

CONTRATAPA

Diez globos

› Por Adrián Paenza

El 29 de octubre del año 2009 se cumplieron 40 años desde que oficialmente “empezó” a funcionar Internet. Ese día, una organización llamada Darpa (Defense Advance Research Projects Agency... o sea, Agencia de Proyectos de Defensa de Investigación Avanzada), que pertenece al estado norteamericano, propuso un desafío interesantísimo. Quizás usted tenga el mismo prejuicio que yo: un proyecto militar me “hace ruido” instantáneamente y ya no sé si me interesa avanzar. Sin embargo, le propongo que haga lo que hice yo cuando Carlos Sarraute (1) me contó de qué se trataba: olvidé el origen y me quedé fascinado con la idea. Justamente, esa idea es la que quiero contar, no sólo por las ganas de comunicar algo curioso, sino porque me interesaría proponer el mismo desafío acá, en la Argentina (2).

Verá usted lo que somos capaces los humanos cuando tenemos un objetivo común y sumamos nuestras capacidades, medios y esfuerzos. Lo que voy a contar pasó en Estados Unidos, pero mi idea es mostrar que eso mismo somos capaces de hacer nosotros. Acá va.

Para empezar le propongo que piense en un globo. No me refiero a uno de los que se usan en las fiestas de cumpleaños, pero sí –eventualmente– en una kermesse o en un parque de diversiones. Supongamos que el globo, cuando está inflado con gas, mide unos tres metros de diámetro. Es decir, es un globo muy grande.

Ahora que nos pusimos de acuerdo en el tipo de globo, piense que lo va a remontar como si fuera un barrilete y lo que quiere hacer es dejarlo flotando en el aire a una altura de unos 20 metros y por unas ocho horas. El globo va a estar “anclado” a tierra de manera tal que no se vuele. Por otro lado, el tamaño del globo haría imposible que una persona pase cerca de él en cualquier calle de cualquier ciudad y no se diera cuenta de que el globo está “allá arriba” y ni hablar si uno estuviera en una zona un poco más plana.

Bien. Ahora piense que se tienen diez de estos globos pintados de un rojo bien brillante. El objetivo de Darpa fue el siguiente: anunciaron por distintas vías de comunicación que los globos serían elevados y dispuestos todos al mismo tiempo en diez ciudades y/o pueblos (sin importar el tamaño) en la parte continental de los Estados Unidos. Los globos aparecerían visibles a las 10 de la mañana de un día en particular (que terminó siendo el 5 de diciembre del 2009) y serían retirados a las 5 de la tarde del mismo día. Y repetirían el episodio al día siguiente. El desafío, entonces, consistía en poder encontrar los diez globos en el mínimo tiempo posible.

El primer grupo y/o equipo de personas que fuera capaz de determinar la locación (longitud y latitud) de todos los globos, se haría acreedor de 40 mil dólares.

A todo esto, usted debe estar preguntándose: ¿Para qué? ¿Qué querían hacer con los globos? O en todo caso, ¿qué es lo que se suponía que tenía que hacer la gente al “ver” esos globos?

Todas las preguntas que se le ocurran son pertinentes. Le propongo un par de escenarios posibles. Suponga que aparecen diez focos infecciosos distribuidos en la Argentina. Son fácilmente detectables si uno está en el lugar, pero el problema es que comiencen a esparcirse por todo el país. La idea podría ser tratar de erradicarlos lo antes posible. O uno podría imaginar que hay un agente químico que contamina el agua que consumimos y que se sabe que se está originando en diferentes lugares del país. ¿Cómo hacer para descubrirlos todos en el menor tiempo posible? ¿Cómo nos comunicamos aprovechando no sólo los medios de comunicación convencionales –radio, televisión, boca en boca– sino, ya que estamos en el siglo XXI, los combinamos con la utilización de redes sociales (Twitter, Facebook, Instagram, Linkedin, etc.). Lo voy a resumir en una sola pregunta: ¿cuánto tiempo tardaríamos en comunicar e interrelacionar diez lugares o focos de “potencial conflicto”?

Como usted advierte, hubiera sido imposible para una sola persona hacer un rastrillaje de un país, y ni hablar de uno de semejante superficie como Estados Unidos. De hecho, ya sería muy difícil si los diez globos estuvieran distribuidos en cualquiera de nuestras provincias más grandes (Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, por poner algunos ejemplos) e incluso en la ciudad en donde usted vive (salvo que sea muy pequeña). El objetivo es elaborar una estrategia (ergo, hacer matemática) que permita detectarlos.

Hasta acá, estamos de acuerdo, pero ¿cómo hacer? ¿Cuántas personas son necesarias? ¿Cómo se conectan entre ellas? ¿Cómo se distribuyen las zonas? Peor aún: suponiendo que varios grupos estén a la búsqueda de los mismos diez globos, bien podría suceder (y de hecho, eso fue lo que pasó) que haya personas de un grupo que les envíen señales falsas a los otros, de manera de distraerlos. ¿Cómo eludir las trampas? ¿Cómo señalar los globos de manera tal que no haya posibilidades de confusión?

Un detalle importante que no comenté hasta acá es que los globos fueron desplegados en zonas que no fueran desérticas. Es decir, fueron puestos en lugares en donde pasara y/o viviera gente, y no en la cima de una montaña o en el medio de un campo yermo.

El anuncio del desafío (día y fecha de la realización) se hizo público exactamente un mes antes de que los globos aparecieran suspendidos en el aire. Treinta fueron los días que tuvo cada equipo para constituirse, elaborar una estrategia y prepararse para decidir cómo implementar la búsqueda.

El resultado

Antes de avanzar me permito incluir ya mismo el resultado: hubo un solo grupo de personas que descubrió los diez globos (3). Eso, ya en sí mismo debería ser un hecho notable. Pero, tengo una pregunta para hacerle y le pido que se tome un instante para pensar la respuesta antes de leerla más abajo.

¿Cuánto tiempo cree que pasó hasta que los encontraron todos? Haga usted una estimación y después cotéjela. Sé que suena autorreferencial, pero si le sirve me permito escribir que yo le erré escandalosamente: yo estimé diez días. ¿Usted?

Lo extraordinario es que un grupo de investigadores del MIT (Massachusetts Institute of Technology) ubicado en la ciudad de Cambridge, muy cerca de Boston, encontró los diez globos en... ¡menos de nueve horas!

Para ser precisos, anunciaron su hallazgo cuando faltaban un poco menos de siete minutos para las siete de la tarde del mismo día que fueron alzados los globos. Este dato para mí es increíble. Por supuesto, el desafío concluyó inmediatamente ni bien fue corroborado que los globos eran los correctos. De hecho los globos ya no fueron remontados al día siguiente como tenían previsto los organizadores.

Tengo la gran tentación de contar algunas estrategias que leí del grupo ganador y también de otros que no encontraron los diez sino menos globos, pero creo que eso anularía la posibilidad de ser creativos para los grupos que quieran participar en la Argentina, ya que –quizá– se verían inducidos a pensar que el único (o mejor) camino es el que les sirvió a los ganadores en Boston. Sin embargo, lo que sí quiero contar es que hubo un grupo que decidió dividir los 40 mil dólares por diez. De esa forma, habrían de asignarle cuatro mil dólares por globo encontrado a los participantes del propio equipo.

¿Qué quiero decir con esto? Voy a llamar Grupo Ganador a los que encontraron los diez globos. Claramente, este equipo estuvo integrado por muchísimas personas. Sin embargo, tiene que haber habido uno (que llamo “A”) que fue el que encontró un determinado globo (lo voy a llamar “globo uno”). Esta persona (A) recibió dos mil dólares. Pero “A”, fue invitado a participar por alguien (digamos “B”) que ya pertenecía al grupo. Esta persona recibió mil dólares. De esa forma, había también un estímulo a cooperar para aún aquellos que si bien no encontraron “técnicamente” el globo, sin su intervención hubiera sido imposible llegar a él. Pero “B” tuvo también que ser presentado por otro (“C”), y por lo tanto “C” también recibió dinero por su participación: 500 dólares. Y así siguiendo: cada persona que fue cooperando recibió alguna parte de esos cuatro mil dólares asignados a ese globo. El dinero que recibieron se iba dividiendo por dos cuanto más lejos estuviera de la persona que terminaría reportando el hallazgo. Y si en algún momento se detenía porque ya habían llegado a uno de los cofundadores del grupo, entonces el resto del dinero se entregaba a algún fin benéfico.

Algunas conclusiones

El tema da para escribir muchísimo. De hecho, ya hay mucha literatura al respecto, pero en todo caso mi reflexión final tiene que ver con el fenomenal poder que tenemos entre todos cuando nos juntamos con un objetivo común. En este caso, el dinero involucrado no me parece que haya sido un factor determinante. No quiero menospreciar ni subvalorar ninguna cifra, pero de lo que estoy convencido es que cualquier participante que estuvo involucrado como eslabón en “cualquier” lugar de esta cadena, debe sentir la satisfacción de ser parte de ella.

Los medios de comunicación masivos cooperan en la difusión del evento, pero para resolver problemas de este tipo, en donde la velocidad en la comunicación es esencial, en donde la geografía es tan vasta, en donde se requiere solidaridad de parte de la población y el orgullo de ser uno más, se necesita la participación de las redes sociales y de los jóvenes que las usan con tanto éxito.

Es por todo eso que quiero replicarlo en la Argentina, con características que todavía no están delineadas pero que cuentan con la adhesión de gente que desde sus lugares de trabajo tienen pasión por lo que hacen y les interesa que la vida del prójimo sea tan disfrutable como la propia. Si no, si hay alguien que se queda involuntariamente excluido de tener las mismas posibilidades que tuve yo, es porque no estamos entendiendo bien este mundo.

(1) Doctor en Matemática (y amigo) especialista –entre otras cosas– en Minería de Datos.

(2) De hecho, ya conversé para ver cómo implementarlo no sólo con el director de este diario (Página/12) Ernesto Tiffenberg, sino también con Víctor Hugo Morales, Claudio Martínez (director general de El Oso Producciones, la empresa que genera todos los programas de ciencia en los que yo estoy involucrado y muchos otros también), el ministro de Ciencia, Técnica e Innovación Productiva, Lino Barañao, el director de Canal 7 (Martín Bonavetti), el presidente de RTA (Radio y Televisón Argentinas) Tristán Bauer, el director de Tecnópolis, Javier Grossman, Santiago Siri (el cocreador del Partido de la Red en la Argentina y uno de los referentes más importantes que tiene el país en lo que se llama data mining o minería de datos) y el propio Carlos Sarraute (quien fue el motivador de esta idea).

(3) En este sitio en inglés de Wikipedia es posible encontrar todos los datos necesarios para entender un poco más el desarrollo del evento, detalles de los grupos ganadores y ubicación de los diez globos: http://en.wikipedia.org/wiki/DARPA_Network_Cha llenge.

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