› Por Osvaldo Bayer
Desde Bonn, Alemania
Nunca escuché un discurso político así, el que acaba de pronunciar el presidente alemán Joachim Gauck en el Parlamento germano. Lo hizo en ocasión de cumplirse el 70º aniversario de la liberación del campo de concentración nazi de Auschwitz, en 1945. Allí quedó al descubierto el crimen más abyecto de la historia de la humanidad. Se calcula que allí fueron “gaseados” más de un millón de judíos, políticos comunistas y socialistas, y presos políticos de diversas ideologías de izquierda. El nacionalsocialismo alemán dejó allí sus terribles huellas de racismo y crímenes políticos. Nos imaginamos la emoción de escuchar al presidente alemán al enumerar las atrocidades cometidas por un régimen dictatorial como lo fue el nazismo.
Todo un ejemplo. Hay países que han tenido dictaduras criminales y que no hicieron la debida autocrítica con el correspondiente análisis de cómo fueron posibles dichas dictaduras; y al hablar de dictaduras en la Argentina nos referimos al Proceso y su criminal método de la de-saparición de personas. Creemos necesario entonces valorar el discurso del presidente alemán Gauck para que sirva de ejemplo a todos los países que han debido superar dictaduras y sus crímenes de diversos tipos. Pero vayamos al reciente discurso de Gauck, que debería servir de enseñanza en todos los establecimientos universitarios del mundo. Dijo Gauck: “Mientras yo viva, sufriré al recordar lo que fue capaz de llevar a cabo la nación alemana, con su cultura plena de adelantos y aun así cometer los crímenes más increíbles contra los derechos humanos. Así me convencieran con una explicación del espantoso quiebre de la cultura, no sería capaz de traer tranquilidad a mi corazón y a mi comprensión intelectual. Doscientos treinta y un soldados soviéticos murieron al conquistar Auschwitz. Ante ellos me inclino con un saludo fraterno, con respeto y agradecimiento”. Continuó: “Esto hay que decirlo porque las nuevas generaciones de nuestra Alemania actual han mostrado pocos sentimientos frente a las víctimas del nazismo”. Una especie de “segunda culpa”. “La gran mayoría de los alemanes –prosiguió Gauck en términos más políticos–, la mayoría de nosotros, se liberó de toda culpa en cuanto se otorgó la responsabilidad de los crímenes a un pequeño grupo de fanáticos nazis y sádicos; por eso me alegro mucho cuando hay jóvenes que se dedican a estudiar la acción de culpables y víctimas en parientes y conocidos.”
Recordar. Una palabra amplia y generosa. Ya que entramos en eso debemos decir que se cumplen cien años del levantamiento del pueblo armenio contra los turcos. Un movimiento pleno de libertad, que resultó ser un verdadero genocidio con la muerte de miles de armenios. Algo que quedará para siempre en la Historia: los turcos no podrán borrar este crimen de su pasado, lo mismo que los kurdos que sufrieron el dominio indiscriminado de los mismos turcos. Ahora, los kurdos acaban de reconquistar un territorio que siempre les había pertenecido.
Y vayamos aquí otra vez a la Argentina. Sí, algo muy tierno a lo que hay que ayudar. ¿Qué pasa con los jardines de Quilmes? Sí, los jardines para los niños Los Angelitos y El Arca de los Niños. Dos verdaderos paraísos para los pequeños quilmeños, que necesitan del aporte estatal para el pago de los docentes. El aporte provincial dejó de pagarse cuando Daniel Scioli cambió de ministra de Educación. No se puede dejar así una obra fundamental como ésa. Son nuestros niños.
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