› Por Osvaldo Bayer
La democracia del dinero. Un tema para discutir ya. En Alemania, todos los años se reinicia esta discusión. Acaban los diarios de publicar la gran noticia: “Los gerentes alemanes ganan más que nunca”, y se trae la lista. Para no creer en una democracia. El que más gana es el gerente general de la empresa automovilística Volkswagen, Martin Winterkorn, que en 2014 obtuvo 15,9 millones de euros. Algo increíble, seis por ciento más de lo que percibió en 2013. El segundo en cobrar más es Dieter Zetschke, presidente de Daimler-Mercedes Benz, con 14,4 millones de euros anuales, cinco por ciento más que el año anterior. En tercer lugar, nada menos que el director del correo alemán, Frank Appel, con 9,6 millones de euros, 22 por ciento más que en 2013; luego Ulf Schneider, de la empresa Fresenius, con una ganancia anual de 9,2 millones de euros, 70 por ciento más que en 2013; luego Kurt Bock, de BASF, 7,8 millones, 54 por ciento más que en 2013; luego Kasper Rorsted, de Henkel, con 7,7 millones; Joe Kaeser, de Siemens, con 6,7 millones; Martin Dekkerss, de Bayer, con 6,7 millones; Elmar Degenhardt, de Continental, y Anshu Jain, del Deutsche Bank, ambos con 6,2 millones anuales cada uno.
Increíble. Una sociedad que se dice democrática, donde los jubilados y desocupados viven con 500 euros mensuales. Mientras bajo el mismo cielo hay gente que gana millones. ¿Es democracia esto? Sí, Alemania es considerado el país más democrático de Europa. Es como para ir al espejo de casa y sacarse la lengua a sí mismo. Aquí la ironía llega ya a sus límites: Grecia, con el nuevo gobierno de izquierda, manifestó ante Europa su imposibilidad de pagar sus deudas al Mercado Común Europeo. El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, le respondió que les rebaje los sueldos a los jubilados. Es increíble, sí, es que los jubilados griegos tienen fama de ser los que mejor están en Europa. Pero, ¿qué sentido tiene que una sociedad democrática les quite a sus jubilados para pagar deudas exteriores? Democrático, el ministro.
Debe comenzar ya la gran discusión sobre lo que es democracia. No puede ser que se llame democrático a un país donde hay personas que ganan millones y otros que tienen apenas para comer, si lo tienen. Democracia, ante todo, debe significar Libertad en Igualdad. Lo repetimos siempre, cabe una vez más nuestro Himno Nacional de 1813: “Ved en trono a la noble Igualdad. ¡Libertad, Libertad, Libertad!”. Es como para cantárselo a estos ejecutivos alemanes en pleno rostro. No es democrático un régimen donde algunos ganan millones y otros –y no son pocos– reciban apenas monedas. Hablo de Alemania, pero en Estados Unidos las diferencias son peores. Lo que ganan los ejecutivos de las empresas es el triple o más de lo que ganan los ejecutivos alemanes.
Las empresas tienen un argumento cuando se les reprochan esos altos pagos: “Si no se les paga eso los managers se van a Estados Unidos donde los atraen con mejores sueldos”. Sí, los ejecutivos norteamericanos, como decimos, ganan dos o tres veces más que lo que reciben los alemanes en su país. Quiere decir que el “mal de la democracia”, con las diferencias sociales tan grandes, viene de ese ejemplo de llamada democracia. En 2014, el ejecutivo que en Estados Unidos ganó más dinero fue Robert Iger, del consorcio Walt Disney, que obtuvo unos 32,1 millones en euros, para comparar con el ejecutivo alemán de más ganancias: 15,9 millones de euros.
Además, a los ejecutivos se les pone a disposición autos con choferes y se les pagan todos los gastos de comunicación.
Son todas fórmulas económicas inspiradas en el ejemplo de Estados Unidos, que siguen imponiéndose con su forma de actuar en el mundo entero.
Todo pertenece al reino de la hipocresía. El que es rico “por algo será”, es el principio ético que vale. No se estudia, por ejemplo, cómo el poder somete y cómo las posibilidades de llegar a los sueldos vienen a ser el único fin moral de la sociedad.
Por supuesto, esa forma de cambiar la Etica por la “capacidad de producción” o la capacidad de ganar más es el fondo de la ideología capitalista. Que –y esto lo repetimos una vez más– se basa en la democracia del voto. Y del ciudadano que cree que ya con poner el papel en la urna es un democrático. La realidad de nuestra democracia es que hay partidos políticos que tienen millones y otros que dependen apenas del bolsillo del obrero.
Alguna vez el pueblo argentino saldrá a la calle cantando ese increíble “Ved en trono a la noble Igualdad. ¡Libertad, Libertad, Libertad!” y hará valer esos principios tan soñados por aquellos hombres de Mayo como Moreno, Belgrano y Castelli.
Hay un ejemplo en el mundo: el pueblo armenio que –desde que los turcos cometieron ese horrible crimen del genocidio armenio con más de un millón y medio de víctimas– no dejó nunca en todo el mundo de reclamar justicia. Y eso ha tenido su eco. Nadie ya puede negar ese crimen tan cobarde y absurdo. Por ejemplo, la Iglesia Católica Argentina, por primera vez en su historia, dio una misa en la Catedral por las víctimas armenias en aquel holocausto. La misa fue ofrecida por el cardenal Marco Aurelio Poli. Y estaba presente el arzobispo de la Iglesia Apostólica Armenia para Argentina y Chile, monseñor Mouradian. Por su parte, el papa Francisco anunció que oficiará una misa en la Basílica de San Pedro por las víctimas armenias, el 12 de abril próximo. Y para el 24 de abril próximo, a las 19.15, se organizó un acto religioso en “reconocimiento de los mártires del genocidio armenio” en el convento de Santa Anna Kloster, Munich, donde actuará el coro de mujeres de Geghard, Armenia.
La movilización constante de todo un pueblo a lo largo de un siglo ha tenido ese reconocimiento. Sólo así, con la gente en la calle, lograremos un mundo sin miserias, sin niños con hambre y en Libertad.
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