CONTRATAPA › MI AMIGA ELSA OESTERHELD
› Por Jack Fuchs *
No recuerdo la fecha en que nos conocimos. Sí recuerdo que fue en alguna charla o encuentro sobre derechos humanos, a la que yo había asistido invitado por Norma Morandini. A partir de ese primer encuentro, comenzamos una amistad de una cercanía muy especial.
Un pasado similar, de pérdida y dolor. Yo, víctima de la Segunda Guerra Mundial y sobreviviente del Holocausto habiendo perdido a toda mi familia asesinada por los nazis. Elsa, cuyo marido y cuatro hijas habían desaparecido y fueron asesinados por la última dictadura militar.
Solía decirle que nosotros, ella y yo, “fuimos condenados a vivir y los otros fueron condenados a morir”. Su vitalidad, su falta de rencor y de odio siempre me provocaron admiración. Ella me decía siempre que nos entendíamos entre nosotros, que lo que sentíamos ambos era difícil de entender para otros. Era cierto. Historias muy distintas y a la vez muy parecidas.
Cuando la conocí me pareció una mujer muy vital y poseedora de una paz interior muy especial. Elsa me dijo un día: “Jack, vos sos la única persona que me puede entender. Hay veces que siento que la gente no entiende cómo hago para seguir viviendo y en algunos momentos me da vergüenza estar viva”. No era muy diferente de lo que yo sentía.
Nuestra amistad se mantuvo a lo largo de los últimos veinte años, espaciando nuestros encuentros cada vez más, pero sin perder esa cercanía que tuvimos desde el primer momento. Cuando en 2013 Tomás Lipgot, joven cineasta convertido en gran amigo, me comentó su idea de realizar el documental El árbol de la Muralla, basado en mi experiencia como sobreviviente del Holocausto y mi vida en la actualidad, le dije inmediatamente que quería que Elsa Oesterheld estuviera en él. Quería que reflejara en la película nuestro vínculo y de esa manera las similitudes de las distintas tragedias atravesadas por ambos. A través de nuestras experiencias, Tomás logró mostrar la verdadera gran tragedia humana: la intolerancia del ser humano hacia el prójimo, la violencia del ser humano hacia sí mismo.
Elsa fue una gran amiga, me enriqueció en cada encuentro que tuvimos, siempre teñidos de dolor, tristeza y también de esperanza.
* Pedagogo y escritor. Sobreviviente de Auschwitz.
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