› Por Adrián Paenza
Hace dos días me escribió mi colega Mariano Blejman un mail que transcribo (con su permiso):
“Hola Adrián,
Disculpá que me meta en tu correo por una nimiedad. Veo en todos los canales y radios: ‘Se devalúa un 40%. Sube el dólar 40%’. Creo que están haciendo mal las cuentas. Si 14 es el 100%, entonces 10 es un 71%. La depreciación me da 29%. Por un dólar (si es que tengo dólares) me dan un 40% más que ayer en pesos, pero la devaluación del peso es 29%. ¿Me equivoco?”
Yo le contesté y Mariano me instó a escribir algo con este párrafo en un nuevo mail:
“Yo hice la cuenta varias veces. ¡Escribite una contratapa! Creo que es una diferencia de poder adquisitivo que explica la distribución de las ganancias. Los que tienen/cobran dólares son 40% más ricos y los que tienen pesos, 30% más pobres.”
Ahora sigo yo.
Supongamos que al comienzo de esta semana usted tenía 10 pesos. Con esos 10 pesos usted podía comprar UN dólar.
Si el dólar se cotiza ahora a 14 pesos por unidad, con los MISMOS 10 pesos que usted tenía, ahora ya no puede “acceder” al dólar al que tenía acceso hace unas horas. No. Ahora puede comprar 0,71428571... Es decir, “perdió” casi 29 centavos de dólar en la operación.
Eso significa que quien tenía su dinero en pesos, “perdió” (con respecto al dólar) un 29% de su poder adquisitivo. O sea, en lugar de distraer la atención hablando de que “se levantó el cepo”, digamos que se produjo una devaluación que es una forma más “honesta” de presentar las cosas. Pero hay más.
Miremos lo que le pasó a quien tenía un dólar. Anteayer, con un dólar uno podía conseguir 10 pesos. En cambio hoy, con ese mismo dólar uno puede “comprar” (sí, comprar) 14 pesos. Es decir, quien tenía ese dólar hace 48 horas, es ahora un 40% más “rico”.
No sé si se entiende la diferencia, pero no es lo mismo subir un 40% que bajar un 40%. No es lo mismo tener dólares que tener pesos (si no hay control). Las personas que viven de un salario, cobran su salario en pesos y no están pensando en comprar dólares sino en comprar comida, ropa y pagar su techo. Antes había “alguien” que pensaba por ellos. Hoy, cambió. Ahora hay “otro” grupo de personas que piensan en gente como ellos (y como yo). Esto recién empieza. Va a ser interesante ver como sigue.
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