CONTRATAPA
Crujidos
› Por Juan Gelman
La aventura de EE.UU. en Irak se resquebraja. En la primera mitad de este abril fueron muertos 78 de sus efectivos regulares y 561 resultaron heridos en choques encarnizados con sunnitas y chiítas. Perdieron la vida 80 mercenarios o guardias de corps de un peculiar ejército ocupante. Los insurgentes derribaron helicópteros, cortaron vías de suministro de las tropas invasoras, ocuparon ciudades y barrios de Bagdad, secuestraron a 40 nacionales de 11 países y así despertaron en Japón nuevas protestas contra la guerra. La poderosa Halliburton Co. –feudo del vicepresidente Dick Cheney y, qué raro, ganadora de billonarios contratos de reconstrucción de lo que quedaría del país– tuvo que suspender parte del abastecimiento destinado a los ocupantes. El nuevo gobierno español reafirmó su decisión de retirarse de Irak el 30 de junio y hasta los altos mandos británicos están disconformes con la estrategia norteamericana: “Tratan a los iraquíes como untermenschen” (infrahumanos, palabra que acuñó Hitler en 1925 para calificar a judíos, eslavos y gitanos), dijo un vocero anónimo de las fuerzas del Reino Unido (The Sunday Telegraph, 11-4-04). Rechina la Autoridad Provisional de Coalición nombrada a dedo por la Casa Blanca. Se aja la popularidad de W. Bush. Para el gran poeta norteamericano T. S. Eliot abril era “el mes más cruel”. Para sus compatriotas en Irak y Washington, también.
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“El pueblo iraquí pone ahora un signo igual entre democracia y derramamiento de sangre”, se apenó el sunnita Hajim Nassanim, representante del Partido Islámico Iraquí en la supuesta autoridad provisional (Los Angeles Times, 10-4-04). En dos semanas las tropas estadounidenses mataron a casi 700 habitantes de Faluja, la ciudad de las cien mezquitas, e hirieron a otros 1200. Difiere la caracterización de quiénes eran los falujitas caídos. El teniente coronel Brennan Byrne aseveró que el 95 por ciento era insurgente, puesto que “los marines están entrenados en disparar con precisión... son muy buenos en lo que hacen” (The Guardian, 12-4-04). El director del hospital general de la ciudad, Dr. Rafie al Issawi, señaló que la gran mayoría de los muertos eran mujeres, niños y ancianos, y que en domicilios particulares y aun dos estadios de fútbol se cremaban cadáveres de civiles que no habían llegado al hospital ni a la morgue. Las filmaciones de la agencia Reuters muestran la realidad de cuerpos de mujeres, niños y ancianos yacentes junto a restos humanos despedazados que nadie tuvo tiempo de recoger (BBCNews, 124-04). Los mandos ocupantes y la supuesta autoridad iraquí provisional amenazaron con prohibir el trabajo de los periodistas de Al Jazeera y de Al Arabiya –los canales de TV más importantes del mundo árabe– por mostrar esas imágenes y así “incitar a la violencia” (Jerusalem Post, 124-04). ¿No iba W. a llevar la democracia y, por supuesto, la libertad de prensa a Irak? ¿Eh?
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EE.UU. y sus acólitos “deben pagar por lo que hicieron” en Faluja. La frase no pertenece al rebelde y radical Al Sadr: la formuló el grupo clerical chiíta más influyente del país. “La crisis actual en Irak ha llegado a un nivel que escapa a cualquier grupo político, incluyendo a la Autoridad Provisional de Coalición, y se ha convertido en un problema entre las autoridades religiosas (iraquíes) y las fuerzas de la coalición”, reza la declaración emitida por grandes ayatolas reunidos en Bagdad (CNN, 13-4-04). Renunciaron dos ministros de la autoridad iraquí fantoche, otros –sunnitas y chiítas– suspendieron su participación y su muy pronorteamericano integrante Adnan Pachachi –que acompañó a Laura Bush cuando W. pronunció hace tres meses su discurso sobre el estado de la Unión–, calificó de “ilegal y totalmente inaceptable” la represión yanqui en Faluja. Cualquier títere se suelta a veces de los hilos.
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Bush hijo insiste en que el 30 de junio traspasará la supuesta autoridad provisional iraquí a otra supuesta autoridad provisional iraquí que en el 2005 convocará a elecciones de las que surgirá un gobierno iraquí elegido por el pueblo. Las tropas norteamericanas no se retirarán en ninguna de esas fechas: ya construyen 14 bases militares permanentes, estación para 110.000 soldados, a fin de garantizar el dominio energético del llamado Gran Medio Oriente. El gobierno iraquí que venga –ahora, el año que viene– no controlará sus fuerzas armadas, ni su economía, ni sus recursos, ni sus relaciones exteriores. Como dice W., Irak será un país libre y soberano.
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En el boletín del sitio web del Ministerio de Defensa (www.defenselink.mil), pudo leerse el 2-4 que su subsecretario Paul Wofowitz explicaba así a los periodistas en qué consistirá el traspaso de poder previsto para el 30 de junio: “Aprovecho la ocasión para hacer un señalamiento importante acerca de una cuestión escasamente comprendida, no sólo aquí, a veces en Irak, y es muy importante que se la entienda correctamente. El 1º de julio no habrá ninguna diferencia en nuestra postura militar, sólo que estaremos allí por invitación de un gobierno iraquí soberano que, estoy seguro, querrá que nos quedemos hasta que estén bajo control asesinos como los que cometieron esas atrocidades en Faluja”. Comedias son comedias.
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Un batallón de 620 soldados del nuevo ejército iraquí, entrenado por militares de EE.UU., se negó el lunes 5-4 a ser llevado a Faluja para luchar contra los sunnitas. Ese 2º Batallón –son cuatro en total– fue tiroteado al pasar por un barrio chiíta de Bagdad y pegó la vuelta: “No nos enrolamos para pelear contra iraquíes”, dijeron los enrolados. Voceros ocupantes reconocieron que del 20 al 25 por ciento de las nuevas fuerzas de seguridad iraquíes, criadas bajo su mano, deserta, se une a los insurgentes o no obedece las órdenes de sus tutores. W. adelanta que “nuestra ofensiva seguirá en los próximos meses”, se extiende por más tiempo la presencia de 20.000 efectivos yanquis y el general John Abizaid, jefe de las tropas en el terreno, pide al Pentágono 10.000 soldados más. Se suspende la proyectada reducción de tropas norteamericanas ocupantes. También la batalla para ganar “mentes y corazones” del pueblo iraquí ha sido suspendida.
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La Casa Blanca se niega a admitir que Irak se está convirtiendo en otro Vietnam. Cabe preguntarse, entonces, por qué en el país árabe operan 100 equipos de las superentrenadas fuerzas especiales estadounidenses, capaces de combatir por tierra, mar y aire. No pasaron de 90 en los momentos más duros de la guerra contra el Vietcong. Irak no es Vietnam, claro, pero ¿no se le estará pareciendo?