Jue 04.04.2002

CONTRATAPA

Voces

› Por Juan Gelman

Las fuerzas armadas israelíes siguen ocupando territorio palestino autónomo. En Ramalá, donde un sinnúmero de tanques sitia a Arafat, mueren 39 palestinos y 700 son arrestados. Siniestros atentados suicidas palestinos provocan más muertes de civiles israelíes. Tel Aviv convoca a filas a 20.000 reservistas. Los dos terrorismos se alimentan mutuamente. (De los diarios, 1-4-02.)
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“El uso de la fuerza militar, aunque se requiera en un momento determinado, no se sostiene por sí solo, debe ser parte de un concepto estratégico. Este requisito fundamental está ausente en la postura israelí. Hasta ahora, el gobierno Sharon no ha formulado un objetivo político aceptable y realizable hacia el cual moverse. Peor aún, en el contexto actual el gobierno no aprovechó la oportunidad de tomar la iniciativa saudita (de paz en Medio Oriente) a fin de delinear, para sí y para la opinión pública, un horizonte político. De ese modo el gobierno ha despertado una vez más la preocupación de que en su lucha contra la Autoridad Palestina no está ofreciendo una mano de paz honestamente, sino que está buscando lo contrario: continuar y perpetuar la retención de los territorios (ocupados).” (Editorial del diario israelí Ha’aretz, 1-4-02.)
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“La trampa de Sharon es la procura de una victoria militar en un conflicto en que la abrumadora superioridad de Israel en armas, tecnología y capacitación cuenta poco. Cuanto más agresivamente Sharon ataca a las aldeas y los campos de refugiados palestinos, y cuanto más resueltamente actúa contra Arafat, más se desdibuja la definición de una ‘victoria’ israelí.” (Lee Hockstader en The Washington Post, 1-4-02.)
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“El ejército puede ocupar fácilmente las ciudades de la Ribera Occidental, pero el ejército no puede lograr que los palestinos se rindan y ciertamente no puede eliminar el terror. La consigna de ‘erradicar el terror’ es una vana ilusión.” (Diario israelí Yedioth Aronoth, 31-3-02.)
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“El terror palestino ha cambiado de rostro –escribió Nahum Barnes, un notorio columnista del diario Yedioth Aharonot–. En l982 (cuando Israel invadió el Líbano) era el trabajo de profesionales. Hoy es un deporte popular, la gran aspiración de miles de chicas y muchachos palestinos. Se puede matar, detener y neutralizar a los profesionales. No hay medios militares para combatir a los atacantes suicidas.” (Citado en The Washington Post, 1-4-02.)
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“Fuimos obligados a la Guerra de los Seis Días; pero la guerra del séptimo día que empezó el 12 de junio de 1967 y continúa hasta hoy es producto de nuestra elección. Elegimos con entusiasmo convertirnos en una sociedad colonialista, ignorando tratados internacionales, expropiando territorios, transfiriendo colonos de Israel a los territorios ocupados, dedicándonos a la expoliación y justificando todas esas actividades. Deseando con vehemencia conservar los territorios ocupados, establecimos dos sistemas de justicia: uno –progresista, liberal– en Israel; y el otro –cruel, lesivo– en los territorios ocupados inmediatamente después de su captura. El séptimo día de la Guerra de los Seis Días ha transformado nuestra sociedad moral, segura de la justicia de la creación (del Estado) de Israel, en una sociedad que oprime a otro pueblo impidiéndole la realización de sus legítimas aspiraciones nacionales. La Intifada es la guerra de liberación nacional del pueblo palestino. (...) La seguridad de Israel no puede basarse únicamente en la espada; más bien debe basarse en nuestros principios de justicia moral y en la paz connuestros vecinos. Un régimen de ocupación socava estos principios de justicia moral e impide el logro de la paz. Pone así en peligro la existencia de Israel.” (Michael Ben-Yair, ex procurador general de Israel .1993/1996-, Ha’aretz, 3-3-02.)
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“La obediencia ciega puede conducir a la bestialidad, porque los animales viven sin moralidad ni ley. (...) Debemos seguir prestando servicio en las Fuerzas de Defensa de Israel, en tanto que ejército para la defensa, pero no como una fuerza ocupante que comete crímenes contra la humanidad. No queremos convertirnos en soldados robot. Podremos sufrir las consecuencias de esta negativa, que recorre una gama que va desde (padecer) el ridículo y el ostracismo social hasta la prisión. Como soldados, no nos toca sólo obedecer órdenes, también debemos ser conscientes de que éstas pueden violar nuestras normas morales, legales y religiosas más básicas.” (Shamai Leibowitz, abogado, sargento tanquista de reserva, 7-2-02.)
El 2 de abril pasado ascendía a 390 el número de oficiales y suboficiales reservistas de las fuerzas armadas israelíes que se niegan a servir en los territorios palestinos ocupados: 15 mayores, 33 capitanes, 73 tenientes y 269 cabos y sargentos, es decir, la columna vertebral de todo ejército. Los sargentos de infantería Gil Bronstein y Ofer Shafir y el teniente tanquista Timor Israeli acaban de ser condenados a 28 días de prisión y hay otros ocho miembros de la reserva en la cárcel. Todos ellos firmaron la declaración plasmada inicialmente por 52 camaradas que finaliza así: “Las misiones de ocupación y opresión no sirven ese propósito (la defensa de Israel) y no tomaremos parte en ellas”. (Véase el sitio www.seruv.org.il)

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