Jue 15.12.2005

CONTRATAPA  › CARTAS

Sesenta años

Como familia del Dr. Martínez Martínez, queremos expresar nuestro sentir acerca del frustrado esclarecimiento del vandálico hecho y de su perpetración. Tras la lectura de la sentencia absolutoria, nos queda en claro que el Tribunal no estuvo en condiciones de dar por plenamente probado que el Sr. Morelli sea el asesino del Dr. Martínez Martínez. Ahora bien, nos preguntamos: ¿Qué harán de aquí en más los organismos oficiales? ¿Debemos acostumbrarnos a pensar que, tras la celebración de un juicio, se consagra la impunidad de quien cometió este bárbaro crimen? ¿Por qué la Sra. jueza Bértola y el Sr. fiscal Gamboa no cumplieron correctamente con sus funciones? ¿Por negligencia? ¿Por falta de idoneidad? El alegato del Sr. fiscal Friele en el juicio oral y la sentencia del Tribunal Oral presidido por el Sr. juez Del Castillo se basan en los errores o faltas de la instrucción. ¿Cómo es posible que, verificadas tales falencias, no se devolvieran las actuaciones a la Justicia de instrucción, en lugar de dar paso al juicio oral? ¿No caben sanciones a los magistrados y funcionarios que han demostrado serias faltas en el buen desempeño de sus funciones? Mi esposo fue un excelente profesional, toda la sociedad lo reconoce, pero eso no bastó para que otros ciudadanos, oficialmente designados y socialmente reconocidos, pusieran todo su empeño y profesionalidad al servicio de encontrar y condenar al autor de tan bárbaro crimen. Como familiares del Dr. Martínez Martínez, estamos dolidos porque no hemos obtenido la condena de quien –creemos– es el asesino. Pero la sociedad toda debería estar muy preocupada por la falta de protección por parte de los poderes del Estado. Porque sabemos bien que el asesinato de mi esposo no es el único crimen no resuelto. Llegamos a esta triste conclusión: Gente como mi esposo luchó y lucha por el otro, luchan a favor de la vida. Los asesinos liquidan a gente como mi esposo: se afanan por la muerte. Ciertos jueces y fiscales, actuando burocráticamente, lucen indiferentes frente al crimen, diluyen la credibilidad en la Justicia y matan la esperanza de los ciudadanos en la Justicia. A mí y a mis hijos lo más importante nos lo han quitado; no hay nada que pueda cubrir ese vacío. Pero nos preocupa y nos sorprende tanta... ¿incompetencia? Dios no permite que nada quede oculto: algún día, alguien no podrá acallar más su conciencia y hablará. Así conoceremos la verdad.

María Teresa Tomé de Martínez Martínez y sus hijos - DNI 5.965.047

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