Hoy en día, mirando el esfuerzo del pueblo boliviano y de su nuevo presidente que sale por el mundo simplemente a pedir que los dejen existir y les den una posibilidad de existir como pueblo, debemos reflexionar si apoyaremos a este nuevo gobierno –¡primero indígena en país indígena!– en un país donde por más de 500 años se explotó, asesinó, desplazó y abusó de un pueblo entero. Tan sólo en la mina de Potosí fueron asesinados por la avidez de los conquistadores por el oro una cantidad igual de personas a la de toda la población que hoy tiene Bolivia: 8 millones.

Quedarse callado (“para mirar pasar el cadáver del imperialismo”, decíase hace unas cuatro décadas y media) es un oportunismo que sólo refleja ya el miedo de las amenazas que la Sra. Rice de Estados Unidos o sus fabricantes de políticas quieren establecer demonizando a un pueblo entero. (Sugiero un artículo original de este tipo en: Foreign Policy Research Institute 50 Years of Ideas in Service to Our Nation 1955-2005 www.fpri.org The end of Bolivia? December 21, 2005 de Michael Radu, Ph.D., is Co-Chairman of FPRI/’s Center on Terrorism, Counter-Terrorism, and Homeland Security. Es un documento de antología en lo que se refiere a la manipulación de la información para la agresión.)

Todos debemos pedir a los gobiernos que sean honrados y le den una chance al pueblo hermano boliviano para salir adelante. Ya en Estados Unidos se ha puesto en movimiento la maquinaria impúdica y criminal de mentir, amenazar y desvirtuarlo todo: demonizarlo todo para, a poco andar (“antes de que sea muy tarde”) envolver al país en una guerra más del imperio. A cada uno de tomar su propia actitud. (Chile, como vecino debe poner una cara de responsabilidad histórica, de principios y no verse, en un posible día, no lejano, envuelto en alguna “fuerza latinoamericana de intervención democratizadora” como ya lo hacemos en Haití.)

Se ruega pidan a amigos y personas en los medios de comunicación y gobierno enfrentar esta esperanza con solidaridad y no, más tarde, mirar la agresión imperial como “otro tsunami” frente al que nada se pudo...