Me permito solicitar publicar la presente, ya que a nivel provincial en nuestra Salta los medios de comunicación no se atreven a dar a conocer a la opinión pública lo que sucede en el norte de Salta. Agradezco que ustedes hayan dedicado un espacio para explicitar la situación crítica.
Como habitante del departamento San Martín me permito hacer algunas apreciaciones sobre lo que nos pasa a los sanmartinianos. Desde el 31 de diciembre, prácticamente estamos incomunicados con el resto del país, tras la caída de un puente sobre la ruta 34, a la altura de río Seco, pero nuestra penuria no comienza allí sino que desde principios de diciembre gran parte de la población no tenía suministro de agua potable, que era distribuida como en la Colonia en tanques por los distintos barrios del departamento cuya población asciende aproximadamente a 100.000 personas.
En Chiapas, México, cuya producción posee un carácter diversificado, con explotación de recursos petroleros –una de las ramas de alta rentabilidad–, tierras fértiles, un ecosistema virgen y el trabajo artesanal de su gente constituyen sin duda riquezas que no se traducen en beneficio de la población, ya que es uno de los estados más pobres y postergados del país. Las condiciones socioeconómicas son la prueba palpable y cuantificable de cómo un modelo de sociedad excluyente los ha colocado en esa situación.
Somos los chiapanecos del norte argentino, con gran riqueza potencial como el gas y el petróleo, pero cada vez más pobres.
¿Dónde está la “mirada” de esa Salta opulenta que se vende al país? Este departamento es la muestra visible de que existe “otra Salta”, la de la precariedad, desprotección y miseria en la que un importante porcentaje de la población se debate entre el desempleo y la pobreza. ¿Dónde estamos nosotros como sanmartinianos en cuestión de participación? ¿Sólo nos interesa mantener nuestra “quinta”?
Venimos castigados desde hace mucho tiempo. Hoy estamos aislados –derrumbe del puente sobre el río Seco–. Sin comunicación, sin puentes, sin ruta, sin agua, sin luz y otros servicios. Nos dirán que son producto de factores naturales, desastres naturales. Diría de desastres de gestión provincial, desastre de mala administración que históricamente se vino haciendo, desastre en la desprotección.
¿Seguiremos pagando el servicio magro de agua y la luz? ¡Basta de partidismo! ¡Basta de llevar aguas para sus molinos! Es hora de que despertemos y defendamos nuestros derechos como usuarios y consumidores, es hora de exigir a nuestras autoridades.
Nuestro departamento tiene diputados a nivel nacional y provincial, ¿sólo uno pudo dar la cara y acercarse a la gente? ¿Dónde están los demás? Seguramente de vacaciones, descansando mientras el pueblo sanmartiniano se debate en la más paupérrima miseria y desprotección, en la falta de un servicio vital como el agua en un lugar donde las temperaturas ascienden hasta 48 o 50° C. Si el pasado nos fue impuesto, no podemos aceptar que el futuro también nos sea impuesto.
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