CONTRATAPA
Secesión
› Por Antonio Dal Masetto
Esta noche en el bar apareció el tema de las vacaciones de invierno. Como están las cosas, imposible pensar en viajar al exterior. Por suerte el país da para todos los gustos y los parroquianos tienen sus programas armados: “A mis pibes les encanta la nieve, así que nos vamos a San Martín de los Andes”, “Yo prefiero un clima menos frío, creo que este año nos mandamos a las Cataratas del Iguazú”, “Nosotros aprovecharemos la oportunidad para conocer la quebrada de Humahuaca”, “Convencí a mi familia para que vayamos a Mendoza y a San Juan, así mientras ellos recorren los viñedos y las montañas yo me dedico al buen cabernet”.
–¿Tienen todos los papeles en orden? –pregunta el parroquiano Luis.
–¿Qué papeles?
–El pasaporte y la visa. Si van al extranjero, tienen que tener la documentación al día.
–¿De qué está hablando?
–Ya veo que no están enterados. Claro, no hubo mucha información. Yo lo supe de casualidad porque fui a encargar una chapa de bronce para la puerta de entrada del instituto de yoga de mi mujer. El tipo del taller me mostró algunos trabajos terminados para que eligiera letras y tamaño, y ahí fue cuando vi una chapa de bronce que decía Embajada de la República de Patagonia. Le pregunté al tipo de qué se trataba. Me contestó: “Las provincias de Neuquén, Río Negro, Santa Cruz y Tierra del Fuego se unieron y se independizaron del resto del país. Mañana tengo que ir a colocar la chapa en la ex Casa de la Provincia de Neuquén, que fue elegida como sede de la embajada”. Le expresé mi natural sorpresa. “No son las únicas que se separaron de nosotros”, me dijo, “acá tiene las otras chapas: República del Cuyo, República Mesopotámica, Embajada del Reino Indiano, que comprende las ex provincias del noroeste, Docta e Invencible República Central, conformada por las ex Santa Fe y Córdoba”. Me aclaró que también esas chapas serían colocadas esta semana. Por lo tanto, señores, ya que no lo sabían, en este momento les hago el anuncio oficial, se produjo la secesión.
–¿Así que se fueron todas e hicieron rancho aparte? ¿Y ahora qué vamos a hacer nosotros reducidos a un micropaís?
–Por lo pronto no se apuren a hacerles promesas de vacaciones a sus chicos porque estos nuevos países son muy jodidos con el tema de las visas y exigen que quien entra muestre un mínimo de 10.000 dólares. No quieren que se les llene el territorio de piojosos y pedigüeños. Me lo dijo bien claro el tipo de las chapas de bronce.
–Esto que nos está anunciando es una barbaridad, no lo puedo aceptar, me supera. Aunque tengamos diferencia, somos hermanos; la república es una sola, es el hogar de todos, somos una gran familia, ¿cómo se van a ir de la patria?
–Yo también estoy azorado con la novedad que nos trae el amigo Luis, y concuerdo con usted, la patria es una gran familia, pero hay que tener una mentalidad moderna, hay que aceptar los cambios y acompañarlos. En toda familia llega un momento en que los hijos se independizan, se casan y como dice el dicho: el casado casa quiere.
–No me venga con historias raras. Mis hijos crecieron, se casaron y están todos en casa. Y a esas provincias que se fueron a hacer rancho aparte, les digo lo mismo que siempre les dije a mis hijos: si se quieren ir ahí tienen la puerta, pero en esta casa no pisan más.
–Compatriota, no se puede tener una actitud tan severa, si uno se pone tan duro lo que va a conseguir es que los hijos no vengan nunca más en serio, ni siquiera de visita, nos vamos a quedar solos, viejos y abandonados en una casa vacía que se cae a pedazos.
–A mí me parece que acá el asunto no es que vengan o no vengan de visita o que terminemos viejos y abandonados en una casa derruida. Se nos van a presentar otros problemas, porque el plan de los nuevos países es llevarse a nuestras mejores mentes y los tipos más habilidosos. Me lo contó el de las chapas. Traten de imaginar lo difícil que va a ser dentro de poco tiempo conseguir un buen plomero, un buen yesero, un buen dentista o una kinesióloga como la gente.
–Si las ofertas son realmente tentadoras, con la malaria que hay acá nadie no va a quedar ni el loro.
–Yo me pregunto, ¿no será traición a la patria dejar el pago y unirse a los extranjeros que antes eran familia?
–Mire, la patria y la familia están en el lugar donde uno la pasa bien, así que yo preparo mi bolso y me siento a escuchar ofertas. A la primera que me interese, me mando. El desarraigo no me preocupa, es el mismo idioma, son más o menos las mismas costumbres, toman mate igual que nosotros, estoy seguro de que no voy a extrañar.