Mar 30.07.2002

CONTRATAPA

Desmontando la trampa

› Por Mempo Giardinelli

Todo evidencia que el Sistema Político Argentino intenta reciclarse nuevamente, y para empezar nos distraen con la siempre feroz interna justicialista. Asistimos al reciclaje de los mismos nombres para todos los puestos que supuestamente se van a votar entre diciembre y marzo próximos, y particularmente a la reinstalación como protagonista político de quien, además de ser el mayor responsable del desastre, es sin dudas el sujeto más odiado de la Argentina.
Para enfrentar semejante patraña, muchos ciudadanos y ciudadanas que desde enero pasado venimos impulsando la resistencia democrática y pacífica al Sistema hemos lanzado una campaña tendiente a juntar un millón de firmas, como mínimo, para no sólo rechazar las conductas y procederes que condujeron a la Argentina a la situación desastrosa en que hoy se encuentra sino para exigir un plebiscito nacional –garantizado por organismos y personalidades internacionales a las que ya estamos contactando– que conduzca a una Reforma Constitucional auténticamente representativa de los deseos de la sociedad, y que no sea producto de otra componenda entre personajes desprestigiados.
Firmo este texto en nombre de un colectivo de intelectuales mayoritariamente del interior del país, que se conoce como El Manifiesto Argentino (www.manifiestoargentino.cjb.net) y que ha crecido en forma extraordinaria y hoy tiene miles de adherentes en las 23 provincias. Como movimiento puramente social y ético, que no pretende convertirse en partido ni ofrecer nuevas dirigencias políticas, reclama un cambio profundo, revolucionario en democracia y basado en la no-violencia y el control ciudadano de los asuntos públicos, y ahora recolecta firmas que expresan el rechazo ciudadano a las trampas del sistema político imperante, que desde hace décadas intercambia los mismos funcionarios en los mismos puestos, provenientes de los mismos partidos y con las mismas repudiables conductas.
De este modo nos oponemos a todas las maniobras tendientes a reciclar el sistema, que se implementan desde el Gobierno y los partidos Justicialista y radical, y que es evidente que procuran la reinstalación de los mismos que irresponsable y delincuencialmente nos llevaron a la actual situación. Rechazamos todos los intentos de perpetuar a las actuales dirigencias y autoridades, particularmente en el Congreso y la Justicia. Hacen falta cambios profundos para terminar con la ineficacia, la cobardía y la deshonestidad de nuestros representantes, que deliberan y gobiernan en nuestro nombre, pero en contra de nuestros intereses.
Nuestra única ideología es la convivencia, basada en el respeto por los demás y por las normas que deben regir todo comportamiento público. Nos pronunciamos por el efectivo y riguroso imperio de la Constitución y de la Ley, sin atajos, excepciones o impunidades, por la defensa de la Paz Social y por el restablecimiento de una Justicia independiente.
Conscientes de que la corrupción ha carcomido la trama social, política y económica de nuestro país, y ante el nuevo engaño que se trama, estamos considerando estrategias populares alternativas para no convalidar el fraude y el retorno de los mismos que arruinaron la Argentina, y así deslegitimar a los supuestos vencedores de la farsa electoral que se avecina y que hasta el momento no es más que una vulgar interna partidaria.
Ya se verá si la respuesta es la abstención activa y revolucionaria, el no-voto activo o el voto en blanco, pero ahora el pronunciamiento es por la no convalidación de la trampa. Si conseguimos que las elecciones venideras se reduzcan a los partidos de siempre y a sus internas, ellos pierden legitimidad y aunque “ganen”, estarán perdidos. Imaginemos al mismísimo Carlos Menem “elegido” por menos del 20 por ciento de la ciudadanía. Imaginemos un voto en blanco y/o una abstención superior al 50 por ciento. Estarán deslegitimados desde el origen y tendrán un poder como el que actualmente detentan: viciado, inconfiable, no representativo. No podrán sostenerse, y el pueblo argentino seguirá exigiendo que se vayan todos porque nada habrá cambiado. Y menos aún se sostendrán si logramos que el mundo entero nos apoye en el reclamo y vigilancia de un proceso electoral limpio que conduzca a una nueva Constituyente realmente representativa. Yo espero que así lo adviertan Carrió, Zamora y otros sectores democráticos y de auténtica oposición al contubernio, y no se presten a acompañar el continuismo.
Y es que el Sistema Político actual no tiene arreglo y debe ser sustituido. La República necesita con urgencia un nuevo sistema político basado en la Verdad, la Solidaridad, la Justicia, la Equidad, sin populismos ni demagogias, y en el que todos los conflictos se resuelvan mediante la no-violencia y el respeto inflexible a la Constitución y a la Ley. Es hora de que nuestro país se encamine por los senderos de la legalidad sin cortapisas, atajos, excepciones ni impunidades. Para ello es indispensable un nuevo sistema democrático participativo, semidirecto y con firmes controles ciudadanos en el manejo de todos los asuntos públicos y con estricta vigilancia de las nuevas representaciones. Es en tal sentido que hacemos nuestra la exigencia de que “se vayan todos”. Aun sabiendo los riesgos que conlleva tal proclama, es indispensable que primero “se vayan todos y no quede ni uno solo”. Trabajando seria y responsablemente, sin ambiciones personales o de sectores y ejerciendo la democracia y el diálogo, eso es perfectamente posible y en eso estamos empeñados millones de argentinos, decididos a resignificar los conceptos básicos fundamentales de la República: Libertad, Democracia, Solidaridad, Verdad, Justicia, Honestidad, Federalismo, Trabajo y Paz.
En nuestra campaña por el millón de firmas, exigimos también el juicio y castigo a los culpables de la indefensión de la Patria. Nos pronunciamos por la instauración de una Conadep de la Corrupción, que juzgue a todos los responsables del desastre y haga que respondan con sus patrimonios y su responsabilidad histórica el crimen que cometieron contra la República.
No queremos que retornen, no lo permitiremos. La Argentina no necesita en esta hora de nuevos planes electorales sino de un proyecto de país que sea perdurable y capaz de satisfacer las necesidades de sus habitantes.

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