› Por Adrián Paenza
Esta breve historia reproduce lo que escribió un amigo íntimo que falleció ya hace muchos años: Ricardo Noriega*. Ricardo fue un matemático argentino, fallecido a una edad muy temprana, especialista en geometría diferencial.
Trabajó durante muchos años con Luis Santaló** y, más allá de sus condiciones profesionales, fue un tipo bárbaro. Siempre de buen humor, educado y muy generoso con su tiempo y en la actitud siempre paternal con alumnos y otros colegas. Una gran persona.
La Facultad de Ciencias Exactas de la UBA lo recuerda diariamente, luego de que los estudiantes decidieran ponerle su nombre (Ricardo Noriega) a una de las bibliotecas de las que se nutren los alumnos. Hoy es “la Noriega”. Para todos aquellos que no lo trataron, aquí va una historia que lo tiene como protagonista.
Con Ricardo estudié cuando ambos éramos jóvenes. Fuimos compañeros de carrera. Coincidimos en varias materias. En su libro Cálculo Diferencial e Integral escribió sobre una idea que me subyugó siempre (y lo invito a reflexionar sobre lo que él propuso):
–¿Por qué uno no entiende algo?
–¿Por qué pasa que uno está frente a un texto que debería comprender, pero sin embargo no “puede” con él?
–¿Y por qué, pasado un tiempo, después lo entiende?
–¿Y por qué se lo olvida más tarde?
Ricardo escribió, y no lo voy a parafrasear porque prefiero contar mi propia versión:
“Muchas veces, cuando uno está leyendo (o estudiando) algo de matemática, tropieza con un problema: no entiende lo que leyó. Entonces... para... se detiene. Piensa y relee el texto. Y la mayoría de las veces, sigue sin entender. Uno no avanza. Quiere comprender, pero no puede. Lee el párrafo nuevamente. Se frustra. Piensa. Y le dedica mucho tiempo (eventualmente)... hasta que de pronto... entiende.... algo se abre en el cerebro de uno, algo se conecta y uno... ‘pasa a entender’. ¡Uno entiende! Pero eso no es todo: lo maravilloso es que ahora lo que uno no puede entender es ¡por qué no entendía antes!”.
Esa es una reflexión que merece en algún momento una respuesta. ¿Qué nos detiene? ¿Por qué no entendemos en un momento determinado y después sí? ¿Por qué? ¿Qué pasa en nuestro cerebro? ¿Qué conexiones se producen? ¿Qué es lo que juega para que durante un buen rato no entendamos algo y, de pronto, se produzca un “click” y pasemos a entender? ¿No es maravilloso ponerse a pensar por qué uno no entendía antes? ¿Se podrá reproducir esto? ¿Se podrá utilizar para cooperar con la comprensión de otra persona? ¿Servirá la experiencia de uno para mejorar la velocidad y profundidad de aprendizaje de otra? Yo no tengo respuesta. ¿Y usted?
* Ricardo Noriega falleció muy joven (no llegó a cumplir 50 años), en julio de 1992. Fue profesor del Departamento de Matemática de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales durante más de 15 años. Escribió uno de los libros más consultados sobre Cálculo Diferencial e Integral, que sirvió de texto para varias generaciones.
** Luis Alberto Santaló (1911-2001) fue uno de los mejores matemáticos que tuvo la Argentina. Nacido en España, llegó al país durante la Guerra Civil Española y se quedó para siempre. Un MAESTRO, así, con mayúsculas.
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