Mié 13.11.2002

CULTURA  › INAUGURAN MAÑANA UNA MEGAMUESTRA SOBRE LA FIGURA Y LA OBRA DE JAURETCHE

El hombre que más luchó contra las zonceras

Combatió desde la acción y la palabra lo que entonces se llamaba “coloniaje” y hoy, a veces, parece llamarse “globalización”. La muestra exhuma documentos, textos y declaraciones inéditas, bajo la certeza de que contribuye a un debate no saldado sobre la cultura argentina y sus encrucijadas.

› Por Cristian Vitale

“Todo hecho propio, por serlo era bárbaro, y todo hecho ajeno, importado, por serlo, era civilizado. Civilizar, pues, consistió en desnacionalizar.”
Zoncera Número 1:
“De la madre que las parió a
todas: Civilización o Barbarie”.


Hoy cumpliría 101 años. Si viviera, tal vez estaría escribiendo la zoncera número mil o teorizando sobre las exequias del Partido Justicialista y la Unión Cívica Radical. Arturo Jauretche dedicó gran parte de su vida al sueño de “construir una Nación en serio y para todos”, desprovista de aquellos “prestigios de elite dominante” que la han caracterizado. Con tozudez, claridad ética y simpleza intelectual, es posible imaginarlo descubriendo que las razones que dejaron al país en llamas tienen que ver con buena parte de la historia del siglo XX. Después de todo, le sobraban agallas para hacerlo. Como peronista, había criticado al mismísimo Juan Domingo Perón mucho antes que los combativos de los ‘70: “Los obsecuentes le van a hacer daño, y se está enajenando la voluntad del ejército”, le dijo al General en 1950, poco antes de que aquel gobierno implementara recetas ortodoxas en lo económico. Este testimonio, inédito, será de conocimiento público a partir de hoy en el hecho cultural quizá más importante del año: la muestra Basta de zonceras, título que alude al manual editado en 1968 y en el que Don Arturo sintetiza de qué manera la clase dominante se apropiaba –y se apropia– de los medios de comunicación para apropiarse del sentido común.
La muestra se desarrollará en La Rural todos los días, desde mañana hasta el 15 de diciembre. Y uno de los lugares centrales donde se debatirá acerca de su figura impresiona de entrada: el salón José Martínez De Hoz. El dato no es menor: Jauretche fue de los intelectuales del campo popular que más combatió a la oligarquía y ese Martínez De Hoz que figura en el bronce fue el abuelo del ministro de Economía de la última dictadura. “Increíble –introduce el organizador e ideólogo del evento, Ernesto Jauretche–, pero mi tío con su optimismo diría ‘cómo estarán de mal, cómo los habremos vencido que yo puedo entrar a La Rural y tener un homenaje en el territorio del enemigo’. Los que ven la copa medio vacía aceptan la derrota. Los que la ven llena, como mi tío, pueden mostrarse en contra de la oligarquía argentina en su propio territorio.” La frase elegida para recibir al público en el evento desecha cualquier prejuicio. “No me vengan con fueros de intelectuales”, dice en la entrada.
El eje del homenaje estará dado por un recorrido histórico por la vida de Don Arturo dividido en etapas cronológicas. Con abundante documentación, se muestran momentos clave de su existencia como su llegada a Buenos Aires en los ‘20 y su amistad con Homero Manzi y Raúl Scalabrini Ortiz, un lugar especial de la muestra que llevará por título “Jauretche y sus amigos”, etapa en la cual divulgaba el antiimperialismo a través de afiches y manifestaciones callejeras. Acto seguido, un corpóreo inmenso con un guerrillero saliendo del río, fusil en mano, representa la guerrilla de Paso de los Libres que se levantó contra el gobierno de Agustín Pedro Justo en 1934 y de la que Arturo formó parte. De esos años hay también documentación perteneciente a Forja –agrupación fundada en 1935 por ex militantes yrigoyenistas– y el período de transición que se dio entre el auge y caída de Forja y la ascensión del peronismo, pasando por el golpe militar del 4 de junio de 1943, el GOU y el gobierno peronista. “Hay anécdotas interesantes, material donde constan las reuniones que tenían Perón, mi tío, Homero Manzi y el mayor Estrada, al que Perón había puesto para que Arturo y Homero tuvieran acceso al Ministerio de Guerra”, informa Ernesto. Por supuesto, también se dará cuenta de los enfrentamientos que Arturo tuvo con Perón y la lucha contra los efectos del Plan Prebisch que encaró junto a la resistencia peronista a partir del golpe militar de 1955 y los bombardeos en Plaza de Mayo.
Las consignas de la muestra son tres: “Basta de tilingos”, “Basta de cipayos” y “Basta de zonceras”. “Estos temas –dice Arturo– son los conceptos básicos que surgieron después de la resignificación que hicimos de sus libros y se desarrollan en el centro de la exposición, una reproducción de la Plaza de Mayo.” La miniplaza tiene un balcón de acceso al público. Una vez allí, los asistentes se encontrarán con una urna de cristal transparente inmensa en la cual todo el mundo podrá votar al “mayor cipayo del país”. Los asistentes también podrán participar de una especie de rueda de la fortuna que bien podría llamarse “somos todos perdedores”. “Si te toca Jauretche, ganaste; pero es la única manera de acceder a la fortuna, porque si te toca ‘se vendió YPF’ perdiste; si te toca ‘se remató la electricidad’, perdiste y si te toca ‘se disolvió la flota mercante’, también. Cualquiera de las desgracias que le tocaron al país en los últimos 20 años.”
En otro punto del predio está instalado una especie de laberinto llamado “No seas sonso”. En la entrada hay una foto de Don Arturo con un artículo de la desaparecida revista Que, cuyo título es “No hay sonsos jóvenes”. Adentro la gente se va a encontrar con la reproducción de cinco zonceras escritas por algunos de los chicos que participaron de un concurso organizado en la provincia. El público podrá escribir sus zonceras en un pizarrón. En un aspecto más formal, una radio abierta y mesas redondas en la cual compartirán anécdotas admiradores de Jauretche, “y audiovisuales con opiniones de artistas, intelectuales, escritores y amigos”.
Ernesto Jauretche intentó realizar la muestra en muchas oportunidades. Pero siempre chocó contra la indiferencia y el escepticismo. “Hace tiempo que estoy peleando por instalar su figura. Pero lo que posibilitó que se haga la muestra ahora es que cambió la opinión pública y está cambiando el sentido común. El modelo neoliberal está quedando atrás y se está tomando cierta conciencia tendiente a imponer las necesidades de la nación por encima de las necesidades de los favorecidos por el proceso que comenzó en 1976.” Respecto de los objetivos del proyecto, Jauretche resume las intenciones que probablemente comparten quienes apoyaron logísticamente para que la muestra pueda hacerse. Un mérito en el que coinciden, inusualmente, autoridades de la Nación, la provincia y la Ciudad de Buenos Aires. “Queremos instalar el discurso de la Nación en el debate político argentino, darle la profundidad que no tiene. Hay discusión de nombres, de personas, pero no de proyectos. Estamos convocando a la unidad de los sectores sociales alrededor de un objetivo común, salvar a la patria, mientras hay una interna antropófaga en la que se pelean por minucias. Queremos poner lo sustancial por encima de lo circunstancial. La clase política debe empezar a cambiar su lenguaje y debatir los problemas nacionales reales, como la dependencia. Empecemos a discutir lo trascendente, el destino de la nación en el marco de la globalización.”

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