CULTURA
› PRESENTARON EN SOCIEDAD “GRAMSCI PARA PRINCIPIANTES”
Apuntes para este presente
Los autores Néstor Kohan y Miguel Rep coincidieron con Osvaldo Bayer en recalcar la actualidad de la concepción filosófica del italiano, que sirve para enmarcar numerosas luchas sociales contemporáneas.
Por Angel Berlanga
“En el conflicto de Brukman que derivó en represión, las trabajadoras están planteando cosas que están en el libro, cosas que Gramsci planteó hace mucho tiempo”, señaló el escritor y docente Néstor Kohan, a cargo de los textos de Gramsci para principiantes, cuya autoría comparte junto al dibujante Miguel Rep, responsable de las ilustraciones. Acompañados por Osvaldo Bayer, el miércoles por la noche los autores presentaron el trabajo en la sala del Bar Tuñón, ubicado en el centro de Buenos Aires. “No es sólo historia para quien busque ver qué pasó en Italia en la época de Mussolini: es un libro que tiene que ver con los problemas de hoy”, agregó Kohan.
“Gramsci fue un dirigente revolucionario que dejó reflexiones muy importantes, que se siguen muchísimos años después en todo el mundo”, señaló Kohan en torno al filósofo marxista nacido en Cagliari, Cerdeña, en 1891. Luego de destacar que su obra fue editada en Argentina en los ‘50, antes que en Gran Bretaña, Francia, Alemania o Estados Unidos, y de aclarar que al tratarse de un pensador político cada corriente lo leyó desde su punto de vista, el autor recorrió las épocas y los sectores de la vida política argentina en los que Gramsci tuvo peso: provocó disputas en el Partido Comunista, fue best seller en los ‘70, influyó a intelectuales con cargos importantes en los ‘80 (mencionó a Juan Carlos Portantiero, Beatriz Sarlo y Oscar Delich, entre otros), fue relegado a los últimos estantes de las librerías en los ‘90 y reapareció en los últimos años.
Ante un público que llenó la sala, Bayer se apasionó con la enorme fuerza de voluntad de Gramsci, con su lucidez de pensamiento en condiciones tan adversas: “Esa niñez tan pobre en Cerdeña, ese vestir casi en harapos que tuvo en su juventud, esa pasión por estudiar en la universidad, y luego la necesidad de abandonar por necesidades económicas. Imagínense el sufrimiento de la pasión de este hombre, dedicado desde el principio a ayudar a liberar al pueblo trabajador. Sus escritos son de una profundidad increíble. Estuvo nueve años en la cárcel, y durante dos años y medio Mussolini no le dejó leer nada. Imagínense esa penuria. Y luego su pasión por escribir en la cárcel, en condiciones lamentables, con enfermedades terribles. Un hombre joven, que amaba la vida y a la mujer con la que se casó, que tuvo que irse a Rusia con su hijo, porque sabía que la iban a detener”. Gramsci murió en 1937, como consecuencia de las enfermedades contraídas durante su reclusión.
“Desde la cárcel, con sus cuadernos, profundizó tanto en el pensamiento marxista que dejaba a todos sin argumentos”, agregó Bayer, y destacó cómo Gramsci rebatió a quienes observan a Marx como un economicista y determinista. “Nos enseña el valor de la cultura para la revolución social y nos enseña la cultura mundial de la resistencia.” Kohan reforzó esos conceptos con ejemplos: recordó que en la fábrica textil Brukman se presentaron obras de teatro y señaló el creciente número de documentalistas jóvenes que registran el conflicto social e indicó que las protestas antiglobalización de Seattle y Génova contienen ideas de Gramsci. En el libro, además, se señala que pensadores como Toni Negri, Edward Said o Eric Hobsbawn, entre otros, “han hecho suyas muchas de las tesis gramscianas” y que corrientes como los piqueteros argentinos, los Sin Tierra de Brasil o los zapatistas de México “también son sus discípulos”.
Los tres panelistas, acaso sin quererlo, dieron cuenta de las distintas formas de abordar la lectura. “Les doy un consejo: lean primero todos los textos de Néstor y luego, si quedan dudas, vuelvan sobre los dibujos”, recomendó Rep. “Eso es modestia pura –replicó Kohan–, lo que habla bien de Miguel. Pero el libro está pensado en imágenes. Yo daría el consejo inverso.” “Un maestro recomendaría leerlo todo junto”, terció Bayer. En rigor, las ilustraciones resumen y refuerzan, en un nivel directo y efectivo, los textos. “Hay un dibujo extraordinario de Gramsci –destacó Bayer–, vestido con una remera del Che Guevara y la siguiente inscripción: ‘No te olvides, lo importante no es sólo entender el mundo de otro modo, sino también hacer algo para cambiarlo.”
“Luego de trabajarlo fragmentadamente, durante el fin de semana leí el libro en su totalidad, con la angustia de este momento en este país, y me dije ‘mirá qué lejos estamos de un tipo que piensa para siempre, para la historia’” reflexionó Rep. “Y al mismo tiempo me dio una gran esperanza en el ser humano. El pensamiento de Gramsci transmite las dos cosas, y eso me hizo tan mal como bien. Estamos en un momento horrible, pero a la vez creo que es la mirada humanística lo que va a salvarnos.”