CULTURA
› “BELLAS ARTES”, UNA MIRADA QUE VA DE LEONARDO DA VINCI A THE BEATLES
Rep y Repiso, dos vidas diferentes
La muestra inaugurada en el Malba propone un recorrido en el que la historia del arte es mucho más que un repaso de estilos y épocas.
› Por Mariano Blejman
Miguel Repiso o Rep (o ambos) embarra la historia del arte, la embadurna en sus propias disquisiciones, juega hasta el absurdo en la muestra Bellas artes: Rep y Repiso en el Malba, que se estrenó el martes en el Malba, con la presencia de Eduardo Constantini, León Ferrari, Rodolfo Braceli, Eduardo Milewi, Martín Caparrós, Caloi, Pedro Saborido, entre muchos otros. Se juntan dos ideas: una referente al Rep “mediático”, la otra sobre el Repiso profundo. La primera es la que el público de este diario conoce bien: Rep le pone un logo de CNN a un cuadro de Goya, imagina que la mujer de Walt Disney le pide que se haga los ratones, y Walt se pone a dibujar a Mickey Mouse, o piensa en Quino frente a un editorialista que le pregunta “¿Por qué no dibuja más a Mafalda?”. La otra parte, su alter ego Repiso, construyó una Telaraña de frases, con imágenes de una araña que parece haber invadido el museo ubicado en Figueroa Alcorta 3415 para dar su versión de la historia.
“No puedo defender nada demasiado tiempo: somos caja de sorpresas, pero generalmente nunca las abrimos. Yo las abro, las escarbo, las aprovecho y después quiero hacer otra cosa”, cuenta Rep. Ambos egos de Rep forman parte de la muestra que estará abierta al público hasta el 20 de septiembre: “La idea era desacralizar la historia del arte, hacer humor con las obras que me gustaron. Es como en el libro Bellas artes, una obra luminosa”, cuenta Rep. Y la parte de Repiso es “una introspección en la que cabe de todo, una telaraña hecha con palabras. Telaraña mental, red que uno se arma como estrategia, para no caer al vacío”, cuenta.
Tan separados están ambos artistas (sus dos egos, en verdad) que hasta tienen dos biografías distintas. Rep, dice una, es el humorista nacido en Buenos Aires en 1961 que publica en Página/12 desde el comienzo, autor de numerosos libros, ganador de varios premios, y que acaba de publicar el libro Bellas artes. Mientras que Miguel Repiso aparece como nacido en San Isidro, en una biografía que habla de su mamá (cocinera), su padre (chofer y armador de bicicletas), sus tres hermanos, sus pasos por la secundaria, todo aquello que no sale en el diario.
Para terminar de vestir la muestra, Repiso estuvo viviendo en el sótano del museo durante dos semanas. “Me quedaba a dormir, me cagaba de frío, convivía con los carpinteros, limpiadores, la gente de seguridad. Tenía llaves de la carpintería, el montaje y el piso de abajo. Andaba de noche, los guardias me conocían, me dejaban recorrer el lugar como un noctámbulo. Los museos son algo tan frío que se me ocurrió hacer la telaraña en ese lugar. Cuando la araña hace su tela no la teje en otra parte y después la transporta. La hace donde va a cazar su presa”, cuenta.
El pensamiento de Miguel Repiso se traduce en unos 60 dibujos que, según la curadora Laura Batkis, “cuestionan las estrategias de legitimación del medio artístico, con la intención de modificar la percepción y establecer nuevas tensiones y resonancias en la manera de aproximarse al mundo del arte”. La muestra está dividida en siete partes: La prehistoria del arte, donde Rep juega, por ejemplo, con la aparición de la primera lamparita de “ideas” prehistórica; la Edad Media, donde aparece el modelo que Leonardo Da Vinci habría usado para dibujar el prototipo del hombre; en el área Modernos aparecen “Los sueños de Kandinsky y Miró”, donde Rep se imagina a los pintores soñando cada uno en su estilo. En Contemporáneos se ve una tapa del disco Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band de The Beatles, interrumpida por un clásico personaje de Rep, mientras que en La historieta se muestra el momento exacto en que nace el globo del comic (y su correspondiente fijador). En Vida de artista, Repiso muestra la araña y finalmente en Arte argentino se ve, entre otros, al gaucho de Molina que le cuenta al pintor que se va a vivir con su china a un cuadro de Hokusai.
En cambio, la parte de Repiso y la telaraña, para Miguel, “no es un ejercicio lingüístico ni literario. Es un fluir de la conciencia, agrandando y achicando letras. Es más importante el gesto de las palabras que la construcción literaria. Es una muestra de arte visual. Repiso me obligaba a hacer otra cosa”, cuenta. Algunos dicen que el Repiso autodidacta tiene un alter ego tan conocido (Rep) que el artista parece haberse olvidado de ser el mismo. Cuando Miguel Repiso terminó de plantar su último dibujo en el Malba se deprimió: “En ese momento pensé que tendría que haber hecho una batalla. Desde el 22 de septiembre voy a estar en Recoleta. Algo me está pidiendo la batalla, así que voy a hacerla ahí. Aunque la historia de arte enseña a que después de la imagen uno tiene que ponerse a pensar”.
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