Vie 15.10.2004

CULTURA  › LIBROS DE FANTASIA Y CIENCIA FICCION ARGENTINAS

Mundos más reales que lo real

A partir de mañana, Página/12 ofrece diez títulos con lo mejor de la literatura fantástica y la ciencia ficción argentinas, incluyendo textos de Marcelo Cohen y Liliana Bodoc, entre otros.

› Por Silvina Friera

El escritor Italo Calvino señalaba que “lo fantástico dice cosas que nos tocan de cerca, aunque estemos menos dispuestos que los lectores del siglo pasado a dejarnos sorprender por apariciones y fantasmagorías, o nos inclinemos a gustarlas de otro modo, como elementos coloridos de una época”. Esta interpretación no excluye la posibilidad de plantear que, en este siglo, la intoxicación sofocante de la racionalidad deriva, paradójicamente, en nuevas variantes de superstición y misticismo. Estas variantes resignifican un género literario considerado marginal que, sin embargo, fue una herramienta eficaz –especialmente durante la última dictadura militar– para hablar de lo que estaba prohibido, bajo la apariencia inocua de historias disfrazadas con un toque mágico o pasatista. Página/12 lanzará a partir de mañana una colección con los mejores diez títulos de la literatura fantástica y de ciencia ficción de la Argentina –la gran mayoría inéditos y con prólogos especialmente preparados para esta edición–, que se inicia con los cuentos de Trafalgar, que la escritora rosarina Angélica Gorodischer publicó en 1979. Los relatos disparatados que narra el personaje central, un viajante de comercio espacial que se llama Trafalgar Medrano, sobre sus peripecias en otros planetas, están elaborados a través de un lenguaje marcado fuertemente por la oralidad rioplatense.
Al margen de los guiños literarios o los parentescos –el absurdo de Calvino o la influencia del polaco Stanislaw Lem–, los cuentos de Gorodischer –prologados por Gabriel Gurelnik, editor responsable de la colección– narran, desde otra lógica, las relaciones de poder entre oprimidos y opresores, entre mujeres y hombres o entre razas diferentes. El segundo libro es Botánica del caos, una serie de microrrelatos (menores que una página) escritos por Ana María Shua y publicados por primera vez en 2002, que en esta ocasión cuentan con un prólogo de Rudy. Entre los textos inéditos que ofrece la colección, en la tercera entrega, se podrá apreciar El libro de las voces, de Carlos Gardin (con prólogo de Pablo Capanna), que incluye Los ojos de un Dios en celo, dos novelas breves publicadas originalmente en Barcelona y que ganaron el premio UPC (Universidad Politécnica de Catalunya). El libro... constituye una metáfora de cómo viven los seres humanos en la Tierra. Lo que sorprende gratamente de la escritura de Gardini es que logra combinar la temática de la ciencia ficción con un estilo literario muy depurado. No es casual, entonces, que sea el único escritor en el mundo que ganó dos premios UPC.
Otra de las novelas inéditas es Los signos, de Pablo de Santis (con prólogo de Antonio Requeni). De Santis, que empezó a publicar sus primeros relatos en las páginas de la revista Fierro (creada por Juan Sasturain en septiembre de 1984), ofrece una historia impregnada de una alta dosis de misterio. La ruta a Trascendencia, otra de las joyitas inéditas de la colección, también ganó un premio UPC en 2003. Su autor, Alejandro Alonso, es considerado el maestro argentino en el manejo de las paradojas del desplazamiento en el tiempo. En sueños he llorado, de Alberto Laiseca, que se publicó en el ayuntamiento de Cádiz en 2001, se edita por primera vez en el país, prologado por Juan Sasturain. Los cuentos de Laiseca, como no podía ser de otra manera, se inscriben en ese famoso género inventado por el escritor: el “realismo delirante”. Imperdibles tres de los relatos incluidos en ese libro: una versión laisequiana de la decapitación de María Antonieta, Las gordas también viajan por Internet y La mujer que engordó en un campo de concentración.
Liliana Díaz Mindurry, ganadora del premio Planeta 1998, sorprende con una novela de terror sobrenatural, Hace miedo aquí, también inédita, ambientada en un espacio que se llama Ciudad Oscura. El sueño del señorjuez, de Carlos Gamerro y prólogo de Elsa Drucaroff, transcurre en la segunda mitad del siglo XIX, en algunos de esos pueblos que se fueron formando entre la conquista del desierto y la llegada del ferrocarril. Inscripta en el género fantástico, la historia cuenta cómo el juez del pueblo comienza a soñar y sus sueños irrumpen en la realidad. El fin de lo mismo, un clásico de Marcelo Cohen publicado en 1992, son cuentos en los cuales la escritura ocupa un lugar central. La colección cierra con Antología del cuento fantástico argentino, incluyendo textos de Liliana Bodoc, Leonardo Moledo, Eduardo Carletti, Luis Pestarini, Laiseca, Gorodischer, Gardini, De Santis y tres ganadores de concursos de cuentos fantásticos: Romina Doval y Guillermo Mckay (ganadores del premio Ciudad de Arena) y Enrique Solinas.
Después de Borges y Cortázar, lo fantástico puro apuesta más por los juegos con el lenguaje, instaurando un sentido novedoso: lo fantástico como espacio sutil que el lector debe rastrear. Cohen y Mindurry plantean mundos fantásticos desde el lenguaje, y no tanto desde el tema. La innovación que persigue Gamerro certifica que lo fantástico es una ruptura sutil de lo real porque la realidad misma es un suceso extraño. La colección de Página/12 ofrece un mapa contemporáneo del género, al incluir la irrupción de una nueva ciencia ficción argentina, encabezada por Carlos Gardini y Alejandro Alonso. Aunque esa literatura es claramente argentina, no abunda en localismos, y el elemento tecnológico no resulta lo primordial. Lo central de esta nueva narrativa es lo que ocurre con la gente; con los personajes lanzados a la intemperie.

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