CULTURA
› GABRIEL MORALES LEMA Y EL ESTRENO DE DYNAMO HAMLET
Generando corriente creativa
En su versión del clásico de Shakespeare, el actor y director teatral vuelve a contar con habitantes de la Villa 31 de Retiro.
› Por Cecilia Hopkins
Con la versión de Romeo y Julieta que estrenó en 2001 en calidad de director y actor protagónico, el actor Gabriel Morales Lema –egresado de la Escuela Municipal de Arte Dramático– conformó el grupo La Villa, junto a un núcleo de integrantes de la Villa 31 de Retiro, formado actoralmente en talleres conducidos por él mismo. Los objetivos del proyecto fueron, según destaca el propio director en una entrevista con Página/12, “lograr que, a partir del juego creativo, sus integrantes encontrasen un respiro a sus urgencias cotidianas y la posibilidad de desarrollar sus potencialidades artísticas y humanas”. Junto a seis integrantes del grupo anterior, Morales Lema acaba de presentar en la Sala Ana Itelman otra versión de un nuevo texto shakesperiano, acompañado, además, por tres actores de formación profesional. Se trata de Dynamo Hamlet, un montaje con reminiscencias árabes y tecnología multimedia, llamado a concretar “una lectura de los últimos años de la política argentina, tomando en cuenta todos los elementos visuales que conjuga”.
Más política que su versión de Romeo y Julieta, según el propio director destaca, Dynamo Hamlet se impuso como proyecto a partir de su interés “de transitar otra obra de Shakespeare, para traerla a un contexto y circunstancia actuales, pero sin intelectualizar, porque este autor es popular y así debe llegar a la gente”.
–¿Por qué el título Dynamo Hamlet?
–Un dínamo es un conversor de energía mecánica en eléctrica. Y el proyecto, tal como fue pensado, es un generador de corriente creativa continua, porque integra un gran número de componentes que giran en torno de su concepción. En esta versión, la gente está en el centro del escenario y todo gira en derredor. Se habla del teatro como la vida y del mundo como de un teatro.
–¿En qué aspectos difiere del original?
–Dynamo Hamlet narra la historia de un pueblo saqueado. Si en el original se advierte que Hamlet tiene un drama personal a raíz de la muerte de su padre, aquí el espectro del muerto lo lleva a recorrer el país en la década de los ’90. Entonces podemos hablar de una época individualista, donde el paradigma fue la ambición y la obscenidad del poder. Aquí la famosa frase “Ser o no ser” significa en sí misma un grito de revolución.
–¿Cuál es el componente multimedia de la puesta?
–La obra incluye seis cortos, los cuales dan cuenta de diferentes cuestiones: a nivel de la clase política, se muestra que impera el despilfarro, la corrupción, la pizza con champagne y, paralelamente, se muestra a una argentina desempleada junto a las ollas populares. Los videos muestran la absolución de los corruptos y algunas imágenes de Plaza de Mayo, en el 2002.
–¿Cómo define sus actividades teatrales?
–Yo no hago teatro social. No puedo ofrecer una contención que implique otras cosas, más allá de realizar una obra de teatro. No trabajo como una institución sino como cualquier otro grupo de teatro.
–¿Por qué fue a la villa a formar su grupo?
–Porque como artista concebí el proyecto de hacer una primera obra con una marcada identidad social y, después de estrenada, de pasar por el Centro Cultural San Martín y la Ciudad Cultural Konex, el grupo quiso seguir trabajando. Algunos tenían problemas de alcoholismo y lo solucionaron, otros dejaron la calle y volvieron con sus familias. El proyecto cooperativo fue valioso para ellos, les dio algo en qué creer.