CULTURA
› ALFREDO LEUCO Y UN PREMIO DEL INSTITUTO GRAFOTECNICO A LA ETICA
“Siempre quise buscar verdades”
El periodista recibirá hoy el Manuel Belgrano a la Etica y Consagración al Periodismo, que se entrega desde 1979.
Por O. R.
El periodista Alfredo Leuco recibirá esta noche el Premio Manuel Belgrano a la Etica y Consagración al Periodismo que otorga desde 1979 el Instituto Grafotécnico, primer centro de enseñanza periodística fundado en Buenos Aires en 1934. De esta manera, el periodista cordobés de amplia trayectoria en medios gráficos, radiales y televisivos compartirá la distinción junto a Magdalena Ruiz Guiñazú, Nelson Castro, Oscar Raúl Cardoso, Mónica Cahen D’Anvers y César Mascetti, entre otros que ya fueron reconocidos. La ceremonia se realizará hoy a las 20 en el Auditorio de la Sociedad de Darios, Revistas y Afines (Belgrano 1732) y coincidirá con la sexagésimo octava promoción de periodistas de dicha institución.
“Cuando decidí dedicarme al periodismo, nunca se me cruzó por la cabeza pensar en un premio. Siempre me dediqué al periodismo pensando un poco de qué manera podía ayudar a mejorar la sociedad y la comunidad donde vivo buscando verdades”, comenta Leuco en diálogo con Página/12. “Pero con el transcurso del tiempo los premios tienen valor por quién los da, quién es la entidad que los otorga y quiénes son los que lo han recibido a lo largo del tiempo”, agrega. Leuco siente un afecto especial por el Grafotécnico, ya que varios colegas suyos cursaron en esa institución. Sostiene que “cuando me comentaron a quiénes se lo habían otorgado anteriormente me dio mucha más satisfacción porque, más allá de los matices ideológicos, a todos los que les han dado el premio los considero periodistas de altísimo valor profesional”.
—Una de las cosas en que se hace hincapié para otorgar el premio es la ética profesional. ¿Cómo observa la ética periodística en la actualidad?
–Cada vez es más difícil ejercer profesionalmente el periodismo con ética. Cada día que pasa afrontamos dos grandes desafíos para la ética periodística. Primero, hay una gran concentración de medios de comunicación en pocas manos, lo cual restringe ya de por sí un poco la libertad de prensa. Además, esos grandes grupos de medios en los últimos tiempos se han dedicado a los negocios extraperiodísticos, lo cual restringe otro poco más la libertad de prensa. Obviamente, si se dedican a otros tipos de actividades es muy difícil tener independencia en los medios en los que uno trabaja sobre esas actividades a las que los medios también se dedican.
–¿Y el otro gran desafío?
–El otro gran desafío es tener independencia del gobierno. Los medios de comunicación en general, la mayoría tiene fuertes deudas, hay mucha dependencia de la publicidad oficial. En consecuencia, esa tensión que existe permanentemente entre el poder político que siempre trata de ocultar y el periodismo cuya tarea es todo lo contrario, o sea mostrar, develar, revelar, iluminar, existe fuertemente porque los gobiernos desde el retorno de la democracia para acá han ido conociendo cada vez más cómo es el manejo de la fuente con el periodista, han ido sofisticándose y perfeccionando sus mecanismos para tratar de que uno cuente siempre la versión oficial de la historia. Por eso, digo, cada vez hay mayores desafíos. Eso lo digo para los periodistas que tienen buena leche, que son honestos, que quieren ser decentes y éticos y que no son operadores, son periodistas de verdad. Los delincuentes, que hay en esta profesión o los operadores económicos, los dejo de lado.
–¿Qué opina sobre el ejercicio de la práctica periodística de las nuevas generaciones?
–Los jóvenes están incorporando al laburo periodístico una cabeza absolutamente nueva, que no sólo tiene que ver con las nuevas tecnologías, sino que tienen muchísimos menos prejuicios y preconceptos. Yo me siento parte de la generación del ’70 y valoro muchísimo la formación, la utopía, la actitud solidaria, el sueño colectivo. Me siento orgulloso de todo esoy creo que no lo he perdido. Ahora, también teníamos problemas muy fuertes como el dogma para mirar la vida, la lógica amigo-enemigo, esa actitud de dicotomía permanente en la vida. No sé si es porque estoy más viejo, pero la vida está mucho más llena de grises de lo que creíamos. Y, en ese sentido, los periodistas jóvenes son más desprejuiciados, tienen la cabeza más abierta y eso los enriquece... y a nosotros nos viene muy bien porque nos saca de la posibilidad de anquilosarnos y todo eso.
–¿Qué consejos les daría?
–Cuando doy charlas en las facultades, me preguntan “¿y dónde ponerse?”. Yo siempre digo del lado de la víctima. Siempre la información tiene una víctima y un victimario. Si vos te ponés del lado de la víctima, te vas a equivocar lo menos posible en la vida. Ahora, es cierto que ocurren en las sociedades modernas cosas muy complejas, donde es difícil establecer de qué lado está la víctima y el victimario. Hay una frase de un pensador que decía “el periodista es aquel que es abogado del hombre común y fiscal del poder”. Y el otro día encontré en el Talmud algo que dice de la fe, pero que se puede utilizar para el periodismo: “La principal tarea es acomodar a los incómodos e incomodar a los cómodos”. Esa es una postura que no siempre garantice que estés en el lugar correcto y que seas justo, muchas veces podés cometer errores profesionales. Pero si vos mirás desde ese lugar, dormís con la conciencia tranquila y generalmente es muy difícil que metas la pata desde el punto de vista ético.