Por Florencia Battiti *

Durante su paso por Buenos Aires después de visitar la Bienal de San Pablo, la artista holandesa Rini Hurkmans, dialogó con Página/12 acerca de la Pietá de Argentina, el proyecto de instalación fotográfica con el que fue seleccionada por el jurado internacional para el Parque de la Memoria. Su futuro emplazamiento en la Costanera Norte está sujeto al cronograma general de movimiento de suelos, defensa costera y parquización que se está llevando a cabo en la zona.
Mediante la apropiación de una de las imágenes más populares de la iconografía cristiana, Hurkmans reflexiona sobre la contradicción inherente a la naturaleza humana y los contrastes y cruces existentes entre lo real y lo irreal, lo presente y lo ausente, el odio y el amor, la fuerza y la vulnerabilidad.
Durante los últimos diez años, la artista ha utilizado la imagen de la Pietá en fotografías de gran formato. En la imagen, una mujer sentada sobre una silla sostiene afectuosamente entre sus brazos un objeto de forma orgánica y sentido enigmático. Este objeto, para Hurkmans, opera como metáfora de aquello que es inexpresable e indecible para el ser humano y se conecta con nuestros sentidos, intuiciones, memoria y fantasías. “Creo que todos nosotros tenemos un ser interior y un ser exterior –dice–. Ese ser interior, que es lo silencioso dentro de nosotros, aquel que no puede ser examinado por médicos o científicos, es el que nos enseña más acerca de la vida que nuestro ser exterior.”
Sin embargo, Hurkmans confiesa que se cuestionó la decisión de utilizar la iconografía cristiana para el concurso del Parque de la Memoria. “Pero aun así –señala– sigo considerando que es un poderoso icono de la compasión entre los seres humanos, que trasciende lo religioso y se conecta con todos aquellos que han sufrido o sufren la pérdida de un ser querido por razones, digamos, de violencia injustificada. Por otra parte, supe de inmediato que la modelo de la Pietá de Argentina no podía ser yo misma, como en mis otras obras, sino que deberá ser una mujer anónima, no necesariamente una Madre sino una mujer en cuyo rostro se refleje la experiencia de un dolor indescriptible y al mismo tiempo un anhelo de esperanza hacia el porvenir. Estoy segura de que la reconoceré apenas la vea, deberá tener algo que no alcanzo a explicar del todo, pero que sabré reconocer de inmediato.”
Para la realización de la Pietá de Argentina, Hurkmans tomará una fotografía en el mismo lugar del parque en que se emplazará la instalación. La fotografía será transformada en una enorme transparencia, colocada entre dos vidrios de seguridad y situada, sin marco, directamente sobre el terreno. En palabras del crítico holandés Bert Steevensz, “será percibida como una pantalla transparente, como una capa de memoria puesta sobre la realidad”.
Resulta interesante el modo en que el proyecto de Hurkmans se inserta y apropia del entorno físico, e introduce al espectador en la escena representada. La fotografía traslúcida permitirá al espectador ver el Río de la Plata a través de la imagen y, al mismo tiempo, su propio reflejo sobre el vidrio. Espacio real y virtual se confundirán y la superposición de dos realidades establecidas por su distancia en el tiempo generará una interesante relación entre pasado y presente.
La artista considera que la imagen de la Pietá es eficaz porque “ese joven, Jesús, fue asesinado por el poder, fue víctima del miedo y la sinrazón que genera todo pensamiento verdaderamente revolucionario”. En una de sus últimas obras, realizada en video, se puede ver a una mujer sentada que sobre su regazo sostiene una prenda de vestir que dobla, desdobla y acaricia constantemente. En el caso de la Pietá de Argentina son precisamente las ropas las que toman el lugar del cuerpo ausente. Es innegable que la obra constituye un homenaje a la mujer argentina y unreconocimiento a la resistencia y ala lucha de la que ha sido y sigue siendo el símbolo que encierra el dolor de toda una nación.

* Licenciada en Artes, a cargo de la producción artística del Parque de la Memoria.