CULTURA
› ENTREVISTA A ARIEL BARCHILON Y MONICA LLEO
“El verdadero tema es la búsqueda de la identidad”
El autor y la actriz analizan la obra Ojo sin párpado en el cielo, que cruza lecturas sobre Latinoamérica y Europa.
› Por Cecilia Hopkins
Una mujer que escapa de su casa y abandona a su marido tras constatar que ha perdido su embarazo, decide viajar en tren hacia un destino elegido al azar. La huida, sus pensamientos y sensaciones son la materia narrativa de Ojo sin párpado en el cielo, cuento de Arel Barchilón premiado en Costa Rica, escenificado en La Tertulia (Gallo 826), los viernes a las 21. La actriz canaria Mónica Lleó interpreta este monólogo bajo la dirección de Alejandro Giles, en una puesta rítmica y ascética que valoriza la musicalidad del relato, abierto a múltiples lecturas. En la ensoñación de la protagonista, el espacio se transforma: el tren atraviesa la llanura pampeana pero también se adentra en los Pirineos, hacia la ciudad de Por Bou, sobre el mediterráneo. Para el autor, la idea de unir ambos continentes es “una constante, casi una matriz inconsciente de la literatura argentina”. Para la actriz, en cambio, la transposición de lo europeo sobre lo americano concreta una metáfora acerca del lugar ideal: para la protagonista que vive en la Argentina, Europa es “el lugar soñado, el destino maravilloso, el lugar que es mejor que el propio, el sitio ideal al que se quiere llegar”. En una entrevista con Página/12, Barchilón y Lleó reflexionan sobre esta obra ya estrenada en Canarias. Primer proyecto de la compañía Enlace Teatral Iberoamericano –grupo que también integra Giles–, Ojo sin párpado... será próximamente presentada en Europa traducida al inglés y al francés.
–La estructura lírica de Ojo sin párpado... permite diferentes interpretaciones. ¿Sólo se habla del aborto espontáneo en la obra, no hay referencias al aborto por elección?
M. LL.: –A mí me parece que no, que siempre se habla del aborto involuntario, de la pérdida, de la quebradura. De hecho, al personaje esa pérdida le supone un enorme trauma que es lo que hace que cambie su vida, que lo deje todo.
A. B.: –La obra no trata del aborto elegido y deliberado. Lo que narra es la pérdida de un hijo. Y ése es el detonante para la crisis de la protagonista, porque el aborto es un disparador del verdadero tema de la pieza: la búsqueda de la verdadera identidad.
–¿Qué clase de conocimiento interior sugiere el viaje en tren?
M. LL.: –El conocimiento de uno mismo, el reconocimiento de la propia verdad, de su vacío, la aceptación sin culpa de las circunstancias de la vida y el deseo de continuar de una forma tremendamente positiva, renovada y fortalecida por el viaje de la vida.
A. B.: –El conocimiento es viaje, movimiento, cambio. En este caso es ese tipo de viaje que va hacia algún lugar para volver a su punto de partida. En el caso específico de este cuento, el tren más que una máquina es un ritmo. Lo que se sugiere es que quien encuentra su propio ritmo puede entender quién es. Quien encuentra el ritmo de un poema puede escribirlo. El destino es tal vez eso: ritmo, alternancia de fuertes y débiles, de tónicas y átonas, de movimiento y quietud. Eltexto cree que la certeza no es un conocimiento que nace de un cúmulo de informaciones, sino de la captación de las resonancias del mundo, como en el poema de Baudelaire o en los textos de Walter Benjamin. Tener certeza, saber, es un ajuste rítmico. El tren es un emblema de eso.
–¿De qué se habla exactamente cuando se dice que alguien está en la crisis de la mitad de la vida?
A. B.: –Si asocio la pregunta al texto, creo que la crisis de la mitad de la vida de la protagonista consiste en lo siguiente: la muerte se le ha manifestado de varias maneras (la pérdida del embarazo, la rutina mortal del matrimonio, la imposibilidad de crear un poema). Las personas suelen preguntarse quiénes son, por qué viven esa vida, por qué están con las personas que están. La crisis de la mitad de la vida en este espectáculoes crisis de identidad. Bajarse del tren equivocado y retomar el tren propio.
M. LL.: –En mi opinión vivimos según esquemas, ya que las cosas tienen que ser de una manera determinada a una determinada edad. En la sociedad burguesa judeocristiana en la que nos hemos criado es difícil no hacer caso a esos mandatos, por muy liberal que se sea, o vivir sin que el hecho de no seguirlos nos cree un sentimiento de culpabilidad. Se supone que “los mejores años de la vida” van de tal a tal edad, cuando en realidad sólo se podría saber cuáles fueron los mejores años de la vida de una persona una vez que ésta finaliza, porque los mejores años son los que se viven con más plenitud, y eso no depende de la edad, sino de muchos otros factores: madurez, paz interior e incluso azar.
–¿La huida de la protagonista tiene alguna conexión con la de Nora, en Casa de muñecas, de Ibsen?
A. B.: –No de mi parte. Nunca lo pensé. Pero me parece que es una asociación que puede ser fructífera.
M. LL.: –Yo siento que sí. Es la mujer que se libera, que deja su casa, su marido, su pasado, que rompe con todo para ser ella misma y vivir de otra forma, y la mujer que hace eso en teatro, siempre es Nora.