Vie 18.01.2002

CULTURA

Los libros no aumentan de precio, hasta marzo

› Por Verónica Abdala

Un grupo de treinta editoriales se comprometió ayer a no aumentar los precios de los libros “hasta el 1° de marzo”. Las editoriales afirmaron que lo hacen en “un gesto de apoyo a la educación y la cultura, motivado por la voluntad de preservar la posibilidad de los lectores de acceso al libro”. La Cámara Argentina del Libro (CAL) difundió la novedad, dirigiéndose a “libreros y lectores”, tras la publicación de una nota en que Página/12 contó ayer los pormenores de la crisis del sector, en el marco de la problemática situación económica argentina. El congelamiento de precios durante el verano, época en que habitualmente no se editan libros, deja abierta, claramente, la posibilidad de que las editoriales sí aumenten los precios a partir de marzo.
Las editoriales firmantes –entre ellas Albatros, Astrea, Biblos, Bonum, Búsqueda, Catálogos, Colihue, Continentes, De la Flor, Del Eclipse, Galerna, Grupo Altamira, Latinoamericana Editora, Homo Sapiens, Guadalupe, La Marca, La Roca, Lugar Editorial, Kier, Lumen, Nueva Visión, Manantial SRL y Siglo XXI– aseguran que a través del congelamiento de precios reafirman su compromiso con el campo de la cultura, a la vez que con el futuro de la Argentina. Y esperan que los demás grupos editores que aún no se pronunciaron en este sentido (y que por estos días discuten la posibilidad de adoptar una política común) adhieran a esta medida.
Las librerías porteñas recibieron con alivio y prudencia la noticia, según dijeron ayer los responsables de cinco de ellas, consultadas por este diario. Alivio, porque temían que un incremento generalizado de los precios terminase por quebrar la cadena de venta, por demás afectada desde octubre. Y prudencia, porque todavía no está nada claro lo que ocurrirá tras el comienzo de la temporada alta en el negocio de la publicación de libros en la Argentina.
En principio no hay dudas de que habrá modificaciones en el modus operandi de la industria, al menos para aquellas editoriales que logren mantenerse a flote. Ya se sabe, por ejemplo, que una de las medidas destinadas a reducir el margen de pérdidas apuntará a las sustitución de importaciones, que debería redundar en un incremento de la producción local. Eso significa que los grupos editoriales que operan en el país e importaban parte de el material pasarán a imprimir en el país los libros cuyas tiradas superen los mil ejemplares.
En este sentido, se supo ayer también que varias editoriales españolas, entre ellas Sudamericana y Grijalbo, decidieron suspender las exportaciones de libros la Argentina(que representan el 10 por ciento del total), en virtud de “los constantes cambios en la reglamentación aduanera y arancelaria que hacen subir los precios de los libros importados convirtiéndolos en invendibles”. En las últimas tres semanas, las importaciones de libros extranjeros se redujeron aquí en un 80 por ciento.

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