“La idea del libro surgió a partir de una discusión entre nosotros en torno a lo complicado que resultaba colocar a Osvaldo en el marco de alguna corriente historiográfica, porque él tiene una mirada bastante original sobre la historia”, dice Miguel Mazzeo, encargado de coordinar los trabajos que nutren al libro y autor del ensayo Perfiles de un referente: O.B. en la Universidad de Buenos Aires. Las otras miradas están a cargo de Ana María Ramb (O.B., cuerpo con la literatura), María Cecilia Di Mario (Rainer y Minou, asedio a la escritura de un cronista, Ulises Gorini (Apostillas a Rainer y Minou), Norma Fernández (Entrevista a O.B.), Daniel Campione (Protesta libertaria terror de Estado. O.B. como historiador), Graciela Daleo (Cátedra y Libertad) y Juan Carlos Cena (Cuando la Universidad va a la clase obrera).
“Por lo general, la vida y la obra de la mayoría de los intelectuales argentinos es escindible; bueno, en el caso de Osvaldo nos parece que no –dice Mazzeo–. En los años ‘90 el país y la Universidad eran casi un páramo, e identificábamos a la obra de Osvaldo como una forma de tomar distancia de la historia más académica; si por un lado ésta se caracterizaba por ser descomprometida, y por otro resultaba poco bella desde el punto de vista narrativo, la de Osvaldo era todo lo contrario. La recuperación de la faceta narrativa de la historia es importante; nos interesaba muchísimo la figura del historiador como desenterrador, como vindicador. Digo: recuperar la figura del intelectual como agitador.”
“Osvaldo es un investigador serio, con método, y sus trabajos reúnen compromiso, claridad y accesibilidad, lo que deriva en cierta masividad –destaca Mazzeo–. Es una brújula ética, también. Muchos de nosotros trabajamos con él codo a codo en la Cátedra Libre de Derechos Humanos. Este es el primer libro dedicado a reflexionar sobre su obra; seguramente habrá mucho más para profundizar. Su inclinación hacia la ficción, por ejemplo, es muy reciente; tampoco hay aquí un análisis sobre el oficio de Osvaldo como periodista, una impronta que, para mí, enriquece su trabajo como historiador.”