CULTURA
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Apuntes del encuentro
- Ernesto Sabato tiene coronita. Mientras esperaba el comienzo de la ceremonia, fue el único al que le sirvieron una copita de vino y le dispensaron diversas atenciones. Con la prolongada demora, ya no alcanzaba ni el vino para consolar al Premio Cervantes: le prepararon una picada con jamón y quesos varios. A la salida, los movileros de TV le estropearon la digestión estrujándolo entre micrófonos, celulares y grabadores.
- Abelardo Castillo no participará del Congreso. “El enojo ya pasó”, le dijo a Página/12 por teléfono. Pero contó los desórdenes y desprolijidades que lo llevaron a tomar esa decisión, meditada a partir del conflicto que se había generado por la omisión de Gabriel García Márquez en el listado de invitados. “Si la razón por la que no se lo dejaba asistir es su propuesta de jubilar la ortografía, ni Sarmiento, que cambiaba la ‘y’ griega por ‘i’ latina, o el mismísimo Juan Ramón Jiménez, que intercambiaba la jota y ge, hubieran podido asistir a este Congreso.” Hace una semana, nadie se había comunicado con Castillo (no sabía si tenía hotel o en qué mesa iba a participar): sólo había recibido un mail con su nombre mal escrito.
- “¿Español o castellano?”, preguntó el filósofo Tomás Abraham durante la primera sesión plenaria, saldando una de las cuestiones que siempre quedan flotando. “Yo no hablo español sino argentino, como el uruguayo habla uruguayo, el colombiano, colombiano... lo que nos engloba es que hablamos castellano. En España hay un gran prurito por el respeto a las regiones, por el vasco, el catalán, el gallego. Pero no ocurre lo mismo cuando salen afuera. Hacia adentro regionalismo, hacia fuera imperio. No tengo problema con el poder del español. Las lenguas minoritarias, las débiles, son gloriosas, no tienen por qué ser poderosas. Pero yo no hablo español.”
- “No importa si uno habla castellano, argentino o mexicano, sino cómo lo habla. Si es pretendiendo que sea un proceso perpetum movile o si es sabiendo que es sólo un proceso precario”, retrucó Carlos Pereda, de la Universidad Nacional Autónoma de México. A Abraham no le dieron tiempo a la respuesta, pero el público manifestó su acuerdo con uno u otro mediante aplausos.
- Lo presentó ante la prensa la subsecretaria de Cultura, Magdalena Faillace, con una sonrisa desbordada y una notable expresión de felicidad. El ministro de Cultura Gilberto Gil llegó al Congreso en representación del presidente de Brasil, Luz Inácio Lula da Silva, y tuvo tiempo para responder en portuñol lo que espera del Congreso: “La lengua española es una lengua de civilización, moderna, hablada en casi toda Sudamérica, una lengua que transmite al mundo literatura. Este congreso es para que nos llevemos un poco mejor”.
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