CULTURA
• SUBNOTA › UN HOMBRE POLEMICO HASTA LAS VISCERAS
A cada palabra, un escándalo
De carácter temperamental, Camilo José Cela nunca tuvo pelos en la lengua, ni miedo a la provocación, a la polémica o a las críticas. Esa característica hizo que, a lo largo de su vida, fuera el centro de varias controversias, en las que el genial escritor demostró también que en el lenguaje no hay tabúes.
Quizás una de sus más famosas polémicas ocurrió cuando el escritor, que había conseguido el Nobel en 1989, arremetió contra el Premio Cervantes diciendo que “está lleno de mierda porque se ha politizado”. A pesar de semejante frase, Cela aceptó el galardón en 1995, cuando, por fin, tras años de estar en la lista de candidatos, se le concedió. En 1997, el autor de La familia de Pascual Duarte dijo que la Real Academia de la Lengua, de la que formaba parte desde 1957, “se está convirtiendo en una especie de internado de jesuitas. Hay unas reuniones donde nos hacen firmar para ver si vamos o no vamos... se trabaja como en un seminario, o en clases, que a veces parecen párvulos”.
Pero uno de los episodios en los que más críticas recibió sucedió en 1998, cuando se conmemoraba el centenario del nacimiento del poeta Federico García Lorca. El Nobel declaró entonces que esperaba que si dentro de cien años se acordaban de él, los homenajes fueran “más sólidos, menos anecdóticos y sin el apoyo de los colectivos gays”, como, en su opinión, estaba ocurriendo con los homenajes al autor de Poeta en Nueva York. Aunque añadió que sobre la homosexualidad “no estoy ni a favor ni en contra, simplemente me limito a no tomar por el culo”, sus declaraciones desencadenaron una lluvia de críticas, sobre todo de las organizaciones de gays y lesbianas que llegaron a quejarse ante la Academia Sueca.
El escritor tampoco tuvo reparos en decir, en abril de 1991, que “el español en España está más amenazado que en Puerto Rico, ya que allí se defiende más la lengua que en nuestro país”, o en acusar a muchos de los jóvenes escritores de estar demasiado preocupados por el dinero y de ser “pequeño burgueses”. La última polémica que protagonizó se produjo en octubre pasado, cuando en la solemne inauguración del II Congreso de la Lengua celebrado en Valladolid, pronunció un discurso que tenía diferencias con el que había leído en el I Congreso, celebrado en Zacatecas (México), en 1997. Ante las fuertes críticas, Cela emitió un escueto comunicado diciendo que “todo está dicho, pero como nadie atiende, hay que repetir todo cada mañana. Jamás me cansaré de insistir en lo obvio: la defensa de la lengua, la de todas las lenguas, y en esta circunstancia, la del español”.
El autor de La colmena fue también objeto de acusaciones de plagio. La escritora gallega Carmen Formoso presentó en mayo de 2001 una querella contra él, acusándolo de haberse basado en su novela Carmen, Carmela, Carmiña para escribir La cruz de San Andrés, con la que Cela había ganado el premio Planeta siete años antes. Según la escritora, la editorial Planeta, a la que ella hizo llegar su manuscrito para concurrir al mismo premio, pudo habérselo entregado después a Cela para que éste escribiera su novela premiada. Cela llegó a tener que declarar en los juzgados donde se tramitaba esa querella, y donde sostuvo que las acusaciones eran “una falacia”.
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